JAULAS
A veces creemos que amamos a alguien, pero lo único que hacemos para manifestar nuestro amor es enjaular aquello que amamos, o en el mejor de los casos invitarlos a que compartan la jaula en la que estamos cautivos. (Aplica para pajaritos, gatos, perros, relaciones de pareja, hijos, trabajos, y hasta para la relación con nosotros mismos).
Aunque no nos demos cuenta vivimos en cárceles, algunas elegidas por nosotros mismos, otras colectiva o circustancialmente impuestas pero validadas y reforzadas por nuestras decisiones, y de tanto vivir en estas cárceles terminamos creyendo que son nuestro ambiente natural, a tal punto que nos hacemos dependientes de ellas.
Muchas de estas cárceles son físicas, pero la gran mayoría son internas, como nuestros hábitos, nuestras emociones, nuestros pensamientos, como la idea que tenemos de nosotros mismos y un largo etcétera.
Por ello es que inconscientemente terminamos queriendo enjaular o traer a nuestra jaula todo aquello que valoramos, y al apresar lo que valoramos queremos reforzar los barrotes para nunca nos sintamos separados de aquello que amamos.
Pero el secreto está en hacer todo lo contrario, en aprender a liberarnos de esas jaulas, a disolver uno a uno sus barrotes, y disfrutando de la libertad poder encontrar con quienes compartir y deleitarnos con el vivir.
Ya que el amor no encarcela, ni tampoco libera, porque el amor es la libertad en sí misma.
Sembrado por Esteban Augusto (Enero 2021)
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