Después de tres días de ayuno confirmamos que no solo nos nutrimos de la comida, sino que hay muchas formas de alimentarnos. Experimentamos aquello que quizás algunos hemos escuchado, de que no solo nos nutrimos por la boca, sino también por los ojos, los oídos y el tacto.
Nos dimos cuenta que podemos recargarnos mirando el sol en la mañana, y recibiendo sus primeros rayos, caminando descalzos en la manga y sobretodo, respirando.
Esto tal vez se haga más comprensible; pero lo más sorprendente fue vivenciar como podemos nutrirnos unos a otros. Cómo una persona puede recargarnos con una mirada, con una sonrisa, con un abrazo, con un masaje.
Esto nos llevó a reflexionar sobre cómo estamos sirviendo de alimento para los demás en nuestra vida cotidiana. Comprender esto se convierte en una invitación a procurar aportar y no quitar, a no cargar a los demás con nuestros miedos, o con nuestra rabia. A preguntarnos y reflexionar por las acciones, las palabras que usamos cada día, para así, sumarnos a nutrir, y evitar cargar a los demás.
Además de comprender lo que nos nutre, el ayuno nos permitió también experimentar como algunas emociones y pensamientos reducen el presupuesto de energía con el que cuenta nuestro cuerpo. Mantener la atención en la respiración y en las sensaciones del cuerpo, evitar reaccionar a la sensación de hambre o de sed, al dolor de estar sentados o de estar haciendo una postura de yoga, nos permitió comprender la cantidad de energía que invierte nuestra mente normalmente, luchando, en fricción, pretendiendo que todo sea diferente.
Finalmente, estar estos tres días ayunando en colectivo, fue una prueba más para demostrar el poder del tejido colectivo, en el que no hay jerarquía de poder y en el que todos asumen un rol y una responsabilidad, en el que se demuestra que es posible servir desinteresadamente, cooperar, respetarnos y entregarnos amor. Fue una prueba más para entender que al permitirnos estos espacios de silencio, de auto-obervación, de limpieza, de sanación, podemos servir más a la humanidad, pues si queremos aportar en algo, tenemos que estar en las mejores condiciones para ofrecer lo mejor que tenemos, para nutrir, en vez de seguir desnutriendo.
Sembrado por Isabel Jaramillo ( Ayuno Mayo 2021)
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