CON LA BHAGAVAD GITA APRENDIMOS (UNO)
El príncipe confundido
Érase una vez un príncipe muy sabio y poderoso. Arjun era su nombre. Era un gran guerrero, había ganado batallas impensables guiando noblemente a su ejército. Arjun era además un hombre bueno y siempre quería que todos a su alrededor estuvieran bien; por eso sus batallas eran en defensa de la justicia y el amor.
Un día, Arjun se vio en medio de la batalla más importante de su vida, debía defender su honor y el de su familia después de una terrible ofensa que les hizo su primo. Los ejércitos estaban listos en el campo de batalla cuando Arjun entró en pánico, era la primera vez que le pasaba, pero es que esta vez su enemigo era parte de su familia así que se encontró en un terrible dilema. En esta batalla en especial, Arjun estaba acompañado de su mejor amigo Krishna, que al verlo triste y sin ganas de pelear, le dijo unas sabias palabras:
“Arjun, todas las cosas que has vivido en tu vida te han traído hasta este momento y estás acá, enfrentando esta batalla porque tienes una misión que puede ser cumplida solo por ti. Así que recuerda el valiente guerrero que eres y lleno de coraje, dirige este ejército al triunfo”.
Arjun ya tenía mucha experiencia en batallas y había aprendido que la mejor forma de ganar era, justamente, no esperar ganar. Arjun vivía cada instante de su lucha dando lo mejor de sí con la confianza de que todo saldría bien. Para él eso quería decir que si su ejército vencía al enemigo, estaría bien porque el amor y la justicia, que era lo que él defendía, iban a prevalecer y que él trataría a su adversario vencido con el amor y la justicia que profesaba. Todo saldría bien también si perdía. Y es que cada instante de la batalla le habría enseñado cosas nuevas sobre sí mismo y sobre su adversario. Después de la batalla, ganara o perdiera, sería un nuevo Arjun y eso valía cada esfuerzo que tuviera que hacer. Por otro lado, existía también la posibilidad de morir. Todo saldría bien también si moría, pensaba Arjun. Él no tenía miedo a la muerte, sabía que había vivido su vida siendo la mejor persona que podía ser y además, sabía que la muerte es solo un camino para volver a ser parte del todo, sabía que moriría su cuerpo pero su alma se llevaría consigo todas las lecciones de esta vida, y eso lo llenaba de paz.
Arjun sabía que, también en esta batalla, todo saldría bien. Sin embargo, a pesar de eso y de las palabras de Krishna, seguía dudando sobre batallar. Arjun no sabía que era la duda, era la primera vez que la sentía. Krishna que conocía bien a su amigo y también reconocía la duda presente en él, le dijo:
“Querido Arjun, son muchos los obstáculos que se nos presentan cuando queremos cumplir con un propósito. Lo que estás sintiendo se llama duda y la duda nace del miedo. Has sido siempre valiente y por eso no reconoces esta fuerte emoción que te acongoja hoy. El miedo nos congela y lo único que lo derrite es el amor. Llénate de amor y recuerda la intención inicial que te trajo a este campo de batalla y con firme determinación sostente hasta el final”
Arjun, que escuchaba con atención las palabras de su fiel amigo, recordó el propósito por el que había decidido batallar y se sintió tranquilo al pensar que no eran la codicia, el odio, la ira o la venganza lo que lo tenían a punto de enfrentarse con su primo, sino el honor y el compromiso con su familia.
Arjun empuñó su arma y dio un enérgico grito para que su expectante ejército avanzara y la tan decisiva batalla, finalmente comenzara.
Arturo despertó. Recordó con compasión lo que había soñado y todo lo que había experimentado durante ese interesante sueño. Corrió a los brazos de su padre y en un gran abrazo se fundió con él mientras le contaba cómo había sido soñar con ser un príncipe guerrero.
Sembrado por Carol Jaramillo (Fruto de grupo de estudio de la Bhagavad Gita en el Semillero de Yoga, 2021)
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