La parábola del corazón

by - marzo 25, 2020


 ¿Has escuchado tu corazón latir? 

 ¿Sabes qué se puede aprender de su palpitar? 

 Hace varios años un amigo me recordó que una de las claves del servicio es aprender a ser como el corazón. Él me dijo que aunque la función del corazón es bombear la sangre para que todas las células del cuerpo se recarguen de oxígeno y demás nutrientes, el corazón en cada palpitar saca la primera bocanada de sangre recién oxigenada y la guarda para sí mismo, y no es porque sea un acto de supremo egoísmo y el corazón diga que lo primero y lo mejor de su producción debe ser para él, sino que en su profunda sabiduría el corazón sabe que ya que todo el cuerpo necesita de la sangre que de él emana, él mismo debe proveerse de la primera cantidad de sangre recargada de oxígeno, ya que garantizando su buen funcionamiento garantiza el funcionamiento de todo el cuerpo. 

 Por ello el aprender a ser como el corazón implica reconocerse como parte de un Todo mayor, tal y como el corazón se sabe parte del cuerpo, pero a la vez estar muy consciente de la labor que se desempeña en medio de ese Todo. 

 De alguna manera u otra todos somos el corazón de algo, bien sea un proyecto o una idea; o de alguien(es), la familia, las vínculos con otros seres, e incluso nosotros mismos. Así que tal y como el corazón, es de todos nosotros el deber de recargarnos primero a nosotros mismos para continuar cumpliendo nuestro rol, compartiendo dentro de esa gran Vida de la que somos parte. 

 Por todo esto es que de acá en adelante te invito a que recuerdes en cada palpitar que si sientes que tu llamado es a compartir en el mundo, bien sea serenidad, alegría o cualesquier otra cosa, primero debes cultivar esa serenidad o alegría en tu interior y nutrirte de ella, para cuando estés recargado, poder irradiarla a todos los que te rodean, tal y como lo hace el corazón.

Sembrado por Esteban Augusto (Marzo 2020)

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