Abrazos

by - junio 01, 2020



Ahora la escasez de cercanía ha cotizado el valor de los abrazos a la alza, porque entre más escasos se ponen más los extrañamos, y ello nos lleva a andar prometiendo abrazos a futuro a diestra y siniestra, funcionado tal cual y como lo hace la especulación financiera, que nos lleva a sentirnos carentes y ansiosos por lo que no se tiene.

Con esto pasa algo muy extraño, y es que generalmente los abrazos los dábamos por sentados, de hecho muchos se dedicaban a abrazar sólo por rutina, sin reconocer el verdadero valor y verdadero disfrute que produce sentir que dos corazones se sincronizan en un solo latir. 

Y aunque ahora nos están privando de la cercanía, el contacto y los abrazos, elementos fundamentales para el florecimiento de nuestra humanidad, podemos tener presente que nuestro corazón siempre esta vibrando al unísono con el corazón de la Vida, esa misma Vida que palpita en todos los corazones, así que cuando quieras abrazar a alguien que está distante por estos días, sumérgete en lo profundo de tu propio corazón, y allí encontraras la frecuencia y la resonancia que te conectará con aquel a quieres abrazar. Y esa puede ser nuestra puerta de escape para no caer en la especulación, pero sobre todo para recargarnos con cada uno de esos abrazos que nos recuerdan la magia de la interrelación, la coexistencia y la sinergia de la vida colectiva.




Los que me conocen sólo en la superficie, dicen que soy un alérgico a los abrazos, pero aquellos con quienes he compartido a fondo sabrán que soy un amante de los abrazos largos y profundos, aquellos en los que la respiración de ambos abrazadores se hace una sola, y aunque hay muy pocas fotos en las que este abrazando a alguien, acá van dos hermosos momentos, el primero con mi amiga, colega y antigua aprendiz Ángela Higuera, y el otro con mi amigo, padre y antiguo mentor Augusto Sánchez.

Sembrado por Esteban Augusto (Tomado de @estebananda.ea Mayo 2020)

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