PURIFICAR
En nuestro encuentro de “Sembrando Humanidad”, tuvimos la oportunidad de conversar sobre un tema del que mucho hemos oído pero poco profundizado, y es el hecho de la toxicidad; sin embargo y aún más útil fue abordarlo desde la purificación. Se hacía referencia al hecho de que sabemos que muchas cosas pueden estar generando intoxicaciones en nuestro cuerpo, mente y espíritu, y ello gracias a las diferentes fuentes nocivas que encontramos tanto en el ambiente como en nosotros mismos: los hábitos, la alimentación, los pensamientos, y en muchos casos, las personas de las cuales nos rodeamos. Por mucho tiempo presencié situaciones que alimentaban tanto pensamientos, acciones y conexiones que no fueron muy útiles para mantener una buena higiene espiritual, mental y emocional, y que presentaban un reto para conservar la llamada purificación. Sin embargo y como bien sabemos, gracias al entender la impermanencia, podemos entender que todo está en constante transformación, y así invitarnos a cambiar cada una de nuestras situaciones y encontrar las herramientas para darle salida a toda la toxicidad y podredumbre que hemos guardado a través de los años a raíz de distintas situaciones que como humanos podemos experimentar. Una de las herramientas, la cual rescato, es el hecho de llorar, ya que ha sido una de las herramientas que más he usado en compañía del sudor, el ayuno (de alimento y de malas relaciones) y el buen dormir. Podemos decir que son acciones básicas que liberan, limpian y sanan pero que al final y como se decía en el conversatorio, podemos llegar a ser adictos a cualquiera de ellas, sobre todo al llorar, debido a la liberación de químicos que se producen en el proceso. Sin embargo, existen otras fuentes purificadores de las cuales podemos beneficiarnos y lograr en consecuencia, una mejor liberación de la toxicidad en todos los niveles y para eso debemos tener en cuenta que una de las más importantes es no aferrarse a información del pasado, a ideas que nos acompañan hace tiempo y no nos nutren, incluyendo la forma en que nos vemos. Esa idea de nosotros mismos o de los personajes que hemos creado para encajar con los otros, es un factor que puede ir en contra de una buena higiene mental ya que no da paso a nada nuevo, y el aprender a soltar todas esas versiones de nuestro pasado es una de las mejores formas para comenzar a purificarnos. También existen otros modelos, como dietas para la purificación del cuerpo físico, días de únicamente consumo de líquidos para alivianar los procesos digestivos y eliminar toxinas y procesos como la respiración o pranayamas que enfocarán la limpieza en las vías aéreas. Como vemos, existen muchas formas con las cuales podemos limpiar, pero las más valiosas además de limpiar tu casa, tu cuarto, tu ropa, tu espacio… es barrer muy bien las malas experiencias haciendo las paces con tu pasado, invitar a nuevas relaciones y vínculos positivos, y algo muy bonito que mencionaba era el hecho de ofrecer en cada una de nuestras prácticas meditativas o de contacto con la naturaleza (como caminar o subir una montaña), por todas nuestras experiencias del pasado, por esos conflictos con personas, o rabias que nos mantiene intoxicados, para que estas prácticas nos ayuden a sacar toda esa basura del alma. Este ejercicio y los antes mencionados, son prácticas que podemos llevar a cabo durante el resto de nuestros días para permitirnos purificar, no sólo el cuerpo físico, sino la mente y la relación e imagen que tenemos de nosotros mismos. Sembrado por Camila Moreno (Mayo 2020)
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