LOS DÍAS DEL VIENTO

by - enero 14, 2021

(BITACORA DEL RETIRO DE 11 DÍAS DE SADHANA Y ALQUIMIA INTERIOR)


Cada mañana a las 5:30am nos despertamos con el kikiri del gallo que se acompasaba con el sonido de la campana. Entre el crujir de la madera y las respiraciones reníticas, encendíamos la luz gracias a Mary Luz para ir adentro, a la imperceptible presencia del silencio. Nos sentábamos a meditar en quietud, claramente se libró la batalla del dolor de una pierna con algunos estiramientos previos; para la más joven se convirtió en un reto y el último día pudo sostenerse allí, desafiando su mente, como ella misma decía. Este lugar que nos alimentó de todas las formas, siempre fue condescendiente con frutas en la mañana, una deliciosa bebida caliente, los colores y cantos de todas las aves que venían a comer el plátano que les dejaba el tío Gonzalo. A las 8:30am Nos encontrábamos entre la flor de la vida y las suaves montañas para seguir respirando y mover nuestra energía a través del cuerpo, cada día con un propósito distinto: sentir nuestro corazón al respirar, respirar para unir el corazón de la tierra y el cielo, respirar para unir nuestros corazones, respirar por lo sagrado, respirar por aquellos que sufren, respirar por el territorio, respirar por y para cada una de las que nos sumamos allí. Así pasaban tres horas de práctica y presencia y cuando nos sentimos caer nos refugiábamos en saber que nos sostiene algo más grande. A las 11:30am el encuentro entorno a esas largas mesas de madera eran siempre una sorpresa, el buffet siempre bien pensado por Beatriz, la tía Lida y las manos sabias de Doña Martha, con el decorado de flores silvestres, nos esperaba para alimentarnos. La comida y su variedad de colores, sabores y olores se convertía en tema de conversación, la curiosidad por conocer la mezcla de ingredientes y procesos de preparación; nos nutría la generosidad con que se nos compartía cada receta y truco de la buena cocina, el ingrediente infaltable, el AMOR, fue adicionado siempre. A la 1:30pm Esteban nos delegaba tareas sutiles en las que se registró la ardua labor de las hormigas, pintar pétalos amarillos, el dolor de los pies por fuera de los zapatos, la necesidad de control cuando pintan fuera de la raya, los distintos grupos de pensamientos que emergen; algo sutil que iba y calaba profundo. Llegaba la tarde para retar la presencia con el nidra que nos llevaba a otros parajes. La luz dijo haber estado en otro plano, apreciamos la noche estrellada, el desierto, el espesor de un bosque, el latir de nuestro corazón y el viaje a cada una de nuestras células; sonidos guturales y mantras eran la melodía que inducía ese viaje de limpieza y purificación. Volver y nunca saber a donde se fue, volver y hacerse consciente de haber estado y haberse ido, ir y volver; saber estar adentro y saber estar afuera. Al despertarnos o volver, aún no sabemos, comenzaba ese espacio de la mente que quiere "saber" del tejido de sentido que se busca dar entre las ideas de muchos y la ambición de una única respuesta. Esteban y sus experiencias saciaban y daban paz a estas preguntas, no por ser concretas o resultas si no porque tenían en ellas suficientes reflexiones, buenas intenciones y propósitos que dan paz y aliento, para que nos se abriéramos a nuevas preguntas, y recordar que la vida es una tecnología para pulirse, para limpiar las formas adquiridas y volver a la esencia, al ser interior, a la nada. 

Coincidimos con el ritual de la pirámide de fuego, que es el corazón, cada tarde noche. a una hora exacta, doña Martha encendía el Homa y traía la fuerza de los rayos del sol para nutrir y fortalecer 800 metros a la redonda, ofrendando ghee y arroz, desde el punto de luz, desde el punto del amor y desde el centro de la voluntad de Dios a la tierra y a los hombres, haciéndonos instrumento de su paz, para permanecer en silencio escuchando desde adentro su voz proclamar el mantra que aún se está aprendiendo. Los primeros días tuvimos un tiempo de descanso entre el homa y la cena, hasta el 16 de diciembre que se comenzó la novena. Ese día empezamos con timidez a leer y cantar; el último día ya nuestra voz era sólida y llena de mucho fervor; entendimos que este ritual llama a un niño, que es nuestra consciencia, a morar aquí dentro, en el corazón y en la presencia. Estoy escribiendo esto y lo escribo mientras lo digo, aún queda mucho por contar. El día 4 entramos al vientre de la madre, antes conversamos con las abuelas, que son las piedras y toda su sabiduría se hizo presente en la voz unida de los cantos, visitamos etapas de la vida, viajamos en el tiempo para sanar, miedos, lágrimas y risas y la fuerza de la comunidad. El día siete, la magia fue ir a la cascada, allí, las flores del camino, las mariposas que aún son como flores, ¡no están en alfileres! El verde musgo y unos jeepsitos, nos dieron adrenalina y tema para suspirar todo el día; visitamos la historia y fuimos compañía, visitamos La Laguna, que es una represa y nos hicimos un ecosistema. Las sorpresas parecían no acabarse; un hombre muy especial, con la sonrisa más honesta del mundo, cabo los huecos en los que sembramos grandes propósitos en forma de árboles, confianza fue uno de ellos. Alcides nos sirvió de guía en el bosque y nos deleitó con sus historias de cabuyas y bejucos; ¡que gratitud verlo reír!, él no quizo llorar porque sentía reír siempre. En el último encuentro del nidra, cuando se avecinaba la razón, subió por las escalas la guitarra y el tío Gonzalo, la grandeza de su corazón le quebraba la voz siempre que narraba el detonando, que inspiró la canción que cantaría sobre los niños que viven en la calle, sobre las mariposas, los animales, el niño y la canción de paz, y sobre la Eco Villa Wayra wasi, el lugar que nos acogió y sustentó tantos momentos. Esteban es a la risa lo que luz mi al reclamo, disfrutamos del cccc descache, que no es más que el juegco de palabras de Esteban, yo le llamo perspicacia, la epidemia de la alegría nos contagió y varias veces hoy jugamos a ello. ¿Ya les conté del arcoíris? ¡Es que es difícil contar lo que se siente!, lo vimos en el horizonte y pensamos en ir tras la vasija de monedas de oro. Luego en el camino de vuelta, vimos los huecos que hacen los guaqueros en busca de los tesoros de nuestros ancestros, allí comprendí porque brillaba con tanta fuerza, el arcoíris es la armonía de nuestro interior plasmada en el exterior. La última sorpresa fue nuestro vientre sagrado, fuente de poder, quien guarda las memorias de todo el ayer, limpió nuestro pasado, volvió a renacer, floreció hermoso y se abrió al placer. Corona de flores, velos blancos como vestidos, tribales en la cara y brillos nos adornaron para danzarle a La Paz, el día del principio y el final, solsticio de invierno, conjunción planetaria de Júpiter y Saturno y comienzo de la era de Acuario, 21 de diciembre 2020. Muchas cosas se cerraron, Néstor se despidió de su perrita, yo vi varias chapolas ir a la luz, el gallo no cantó más y poco a poco se fueron yendo, despedimos a Luz Aide, Catherine y Mary Luz, ellas se llevaron el canto del bosque, el Reiki y un avión de papel. Ese mismo día, luego de la novena se fue Jack, perdón, Esteban y se llevó la práctica, la palabra sabia y oportuna y la risa fiel. Nosotras, las que quedamos, encendimos la hoguera de la vida y bailamos el mantra de la vida es un carnaval y del color esperanza. Alcides y Doña María la vecina que venía a la novena fueron los mejores bailarines de la noche. Hicimos el satsang final en memoria al ritual, encendimos la luz por todos y sostuvimos al silencio. Al día siguiente se fue "Lu, Lucha Luisa" y con ella entender a las aves y a los árboles, nos despedimos de Clau quien se llevó la maestría de las piedras y los cometarios espóntaneos y certeros frente el acto de vivir. Quedamos seis en la sala de espera y en torno a una bebida de tienda, seguimos viviendo profundo y agradeciendo, dejé allí a Luz Mi, con su alegría y libertad, dejé a Clarín con toda su experiencia y entereza de vida, dejé a Ángela con su reconciliación con la existencia, me monté en la nave y contemplé las nubes y al llegar me despedí de Sandra y el mar, el baile y la risa, de Isa y su orden, su dulzura y su servicio. Llegue a mi casa y me di cuenta que los traía a todos conmigo, en mis despertares y en mis silencios, en el compartir de esta mística experiencia. Dejé a esa familia y me traje a Bea, en las recetas y en la astrología, a Doña Martha en la esperanza, en su don de servicio y su joven espíritu, a Néstor en la complicidad familiar, a Lida en la belleza y en un elefante, al tío Gonzalo en la pasión del arte, a Alcides en una planta de tabaco y el amor por la tierra, a la señora Gladis en su silencio y gentileza. Amor infinito para todos, ¡Gracias!.


Sembrado por Cristina Zuleta (Diciembre 2020)
Bitacora de nuestro retiro de 11 días de Sadhana y Alquimia Interior.

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6 comentarios

  1. Cris! Que hermosura de texto!! Solo puedo decirte gracias gracias por plasmar en palabras esos momentos maravilloso de Alquimia! Fortalecimos juntas nuestra Sadhana y será un sello de amistad. No hay nada que una más a las personas que compartir su magia mutuamente, entrega total y desinteresada el verdadero karma yoga. Eco villa Wayra wasi siemore sera tu Hogar, lugar donde la hoguera permanecerá encendida siempre. Tqm

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  2. Que bellezuraaaa!!me sincronice y senti esa calidez y gentileza en mi corazón❤ Gracias ��

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  3. Fue un encuentro muy especial, lo vivimos desde una disposición incondicional. Compromiso, práctica, descubrimientos, complicidad, mucha alegría, todo guiado por las enseñanzas y el ejemplo de Esteban Augusto en un entorno hermoso y rodeado de personas amorosas Conformamos una familia que puso lo mejor de cada uno al servicio de los demás para potenciar el proceso de conocimiento interior. Experimentamos una mezcla de corrientes de sabiduría que nos mostraron todas sus similitudes y nos sirvieron como herramientas. La verdad está siempre presente y en ese espacio abrimos la percepción para verla. Recibimos un bello regalo. Mil gracias.

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  4. Hermosisimo, infinitas gracias... esta experiencia transformo mi vida y mi práctica... Gracias a todas las perosonas tan amorosas, con las que comparti y gracias por ese lugar lleno de paz y amor

    Gracias, gracias, gracias

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  5. Infinitas gracias... Para mi fue una experiencia transformadora no solo para mi práctica sino para mi vida... Gracias Esteban por tus enseñanzas y amor... Gracias a todas por su luz, gracias por ese lugar mágico

    Graciasss

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