YOGA COMO POESÍA VIVA
El poema no es lo mismo que la poesía.
Los ingredientes no son lo mismo que la receta.
Los ingredientes de los poemas son las letras, las palabras, pero unir unas cuantas letras para formar unas cuantas palabras no hace un poema, también son necesarios los silencios, las pausas, las rimas, los conteos, y sobre todo el sentir artístico y creativo de quien lo escribe, y el sentido de lo que se quiere expresar.
Lo mismo sucede con una práctica de yoga, porque una verdadera práctica de yoga es poesía viva. Que si bien está compuesta por muchos ingredientes, como lo son las diferentes técnicas: movimientos, posturas, respiraciones, relajaciones, visualizaciones, focos de atención, vibraciones, actitudes, y demás, estos deben estar sabiamente combinados para formar un sentido coherente, tal y como las letras deben combinarse sabiamente para formar oraciones.
Pero tener claras estas letras (técnicas) y la forma en que deben combinarse, no hace que sea un poema, porque de ser así cualesquier frase con buena ortografía sería un poema, lo que le hace falta es la marca del artista, de quien lo vive y lo expresa, en este caso el poeta, que es aquel que se dedica a practicar o a enseñar yoga, e impregna su práctica con su capacidad de estar en contacto y de expresar todo lo que sucede en su interior, y con su habilidad para leer el contexto y leer a sus estudiantes.
La gran mayoría de los maestros del pasado eran poetas, y compartieron su sabiduría mediante sus prácticas como poemas, pero con el tiempo lo que ha pasado es que nos quedamos repitiendo los poemas de ajenos, repetiendo las clases o las estructuras de las clases de estos maestros, y repetir poemas ajenos no nos hace poetas, puede que nos prepare o nos sencibilice, pero no nos hace vibrar desde la poesía.
Porque para vibrar desde la poesía, hace falta despertar ese sentido creativo, que no es mera repetición, porque cada poema, y cada práctica es diferente, y es coherente con la constante transformación en la que estamos inmersos, y no busca homogeneizar con protocolos fijos, sino que nos conduce a la liberación mediante la reconexión con el presente y la expresión de todo lo que somos.
La poesía como el yoga es hija del presente, y por ende hija de lo eterno.
Así que el llamado es a que seamos artistas, seamos yoguis, seamos poetas, seamos hijos del presente, para que podamos vivir y enseñar de forma tal que todo lo que hagamos sea una obra de arte.
Sembrado por Esteban Augusto (Enero 2021)
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