ESPACIOS SAGRADOS

by - marzo 13, 2021

Charco en Cisneros, Colombia. 

Una vez le escuché decir a un mayor que lo que hace que un lugar sea sagrado es la carga sostenida de pensamientos que hay alrededor de él, ya que todos los espacios quedan cargados con los pensamientos de las personas que los recorren.


Esto es algo que pueda sonar muy raro para aquellos demasiado permeados por la civilización, ya que no es usual que se nos enseñe a establecer una relación con nuestros pensamientos, y menos aún a constituir vínculos, aparte del de propiedad, con los espacios que habitamos.

Lo que pasa es que los pensamientos, al igual que la luz o el sonido, son simplemente un tipo de vibración, y según la potencia que tenga cada una de esas vibraciones se logra irradiar alrededor de forma tal que se impregne en el espacio que lo rodea. Dependiendo entonces de la carga, la intensidad y la duración en el tiempo, las vibraciones de nuestros pensamientos terminan proyectándose en los entornos, y por ello se nos hace fácil percibir que ciertos lugares nos perturban o que otros nos calman.

Apoyados en este principio es que muchos de los mayores se han propuesto sostener la carga vibracional de estos espacios sagrados. Lo que ellos hacen es utilizar la resonancia de sus propios pensamientos para proponer una vibración que permita irradiar un espacio, de forma tal que todas las personas que lleguen allí se recarguen y se impregnen de esa frecuencia.

Pero en todo esto, los humanos comunes y silvestres, podemos además de visitar estos lugares sublimes para recargarnos de su frecuencia, aprender a cuidar de cada uno de nuestros actos cotidianos, para hacer que cada pensamiento, que cada palabra y que cada lugar, sea sagrado.

Sembrado por Esteban Augusto (Febrero 2021)

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