EL MATRIMONIO

by - septiembre 22, 2022



Hace algún tiempo, una pareja de amigos me invitó a su matrimonio, pero esta invitación tenía un toque diferente porque no era para ser un asistente al evento, sino que era para que oficiara su ceremonia de matrimonio.

Resulta interesante comprender que la palabra matrimonio viene de literalmente de “una matriz” o sea que se refiere a unificar, integrar, unir, y otra forma de entenderlo es como establecer una alianza con otro, para que ambos miembros de la alianza sean uno solo.
Aparte de ese matrimonio de pareja, que es la manifestación del encontrar resonancia con alguien con quien compartir el camino y el caminar, hay otro tipo de matrimonios que vale la pena realizar para vivir desde la unidad.
Uno de los matrimonios que debemos efectuar es con nosotros mismos, y el establecer una alianza consigo mismo es un proceso de cultivo interior que implica aceptar, asumir, cuidar y refinar Todo-lo-que-somos*. En este caso casarse con uno mismo implica dejar de lado las fragmentaciones internas, y poner cada componente interno en su lugar, para que Todo-lo-que-somos sea parte de la misma matriz.
Cuando se ha pasado por un proceso de cultivo interior, de unificación interior, se está listo para un proceso de cultivo en pareja, y ello implica que las sabidurías** mutuas aprenden a complementarse y a unificarse, y conlleva a que ambos sean mutuamente maestros y aprendices, y se acompañen en el camino del vivir hacia una mutua transformación.
Pero casarse consigo mismo y con una pareja humana no es suficiente si no llevamos ese matrimonio hacia todo los seres de humanidad, e incluso un poco mas allá hacia todas las formas de vida. Y esa alianza con todos los seres, implica el aprender a cuidarlos, valorarlos, respetarlos, apoyarlos, dejando de lado todas las posibles distinciones.
Establecer una alianza con todas las formas de vida, implica reconocer que somos parte de la misma matriz, del mismo origen, y ello abre la puerta la puerta para el siguiente nivel de matrimonio que es con la mismísima Fuente de Vida. Casarse con la Fuente, implica reconocer y sumir nuestra naturaleza espiritual, independiente del tinte que se le quiera dar, y nos conduce a reconocer que somos uno con la Fuente, y ese vínculo con el Espíritu comienza a ser el centro de nuestra propia vida, a tal punto que logramos vivir desde la Fuente, y cada uno de nuestros actos está en pos del sostener y amplificar ese vínculo con en el Espíritu.
Para todos estos niveles de matrimonios, el secreto siempre será el Amor, y no es que debamos amarnos a nosotros mismos, a nuestra pareja, y a los demás, porque el amor no es algo que se pueda ejercer sobre otros, sino que el Amor es lo que Somos, y lo único que debemos aprender a hacer a quitarnos del medio (a nuestro sentido de individualidad) para permitir que el Amor florezca a través de nosotros, y mediante él podamos unificarnos con todos, con todo y con el Todo.
“Por el poder que les confiere el Amor, que ha florecido en sus corazones, los declaro compañeros de vida, y que sea el Amor mismo el que logre mantenerles unidos y acompañándose en su caminar”
* Las múltiples dimensiones, física, energética, sensorial, mental, etc. De la existencia
** Los llamados Chakras.


Sembrado por Esteban Augusto (Septiembre 2021)

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