CAPÍTULO 17: TRES CLASES DE FE
Qué es fé (Srada)
La fé se entiende como un grupo de creencias que a su vez implica el seguimiento de unos principios. Sin embargo ese creer no ha de ser impuesto, ha de ser algo vivencial puesto que la fé ha de entenderse como ese impulso natural que experimentamos todos los individuos de rendirnos frente a una Fuente Suprema sin importar que nombre le demos, sentir esa fuerza hacia el infinito y no resistirnos, es entregarse, abandonarse y esa entrega también implica actuar.
En este capítulo Krishna nos recuerda que ni siquiera la fé escapa a la influencia de las gunas y por esta razón nos habla de tres clases de fe. La devoción de cada persona va en consonancia con su propia naturaleza, según es su fé, así es en verdad, y según esa fé es la intención que lo lleva al actuar y es también la razón por la cual nos distraemos dirigiendo nuestra energía hacia otros asuntos
El sattvico rinde homenaje a los devas (hombres de luz)
El rajásico a los yakshas y los rakshasas (hombres de fuego)
El tamásico a los pretas (hombres de oscuridad)
Hay una fé basada en honrar el espíritu de los muertos y los elementales de la naturaleza (tamas), otra fé basada en el interés personal (rajas), que está en función de la autocomplacencia, y aquella fé basada en el altruismo (sattva), que promueve los atributos divinos.
Del mismo modo existen tres clases de prácticas espirituales, tres formas de ofrendar, tres maneras de alimentarnos. El sattvico, implica amor a la rectitud; el rajásico, espera siempre recompensa; el tamásico desconoce el sentido de la ofrenda. Las prácticas basadas en la ignorancia (tamas) pueden terminar haciéndonos daño a nosotros mismos más también es de naturaleza tamásica la omisión de la ofrenda; aquella fe que está basada en un interés personal es de naturaleza rajásica, sin embargo puede convertirse en un primer paso para por lo menos trabajar sobre sí mismo y luego aprender a ir hacia los demás, cambiando poco a poco la acción egoísta por el acto altruista. Aquellas acciones que nos permiten armonizarnos con el flujo de la vida son de una naturaleza más cercana a lo sátvico.
La forma de alimentarnos y de hablar, también depende de esas tres modalidades. Con los alimentos es importante evitar alimentos provenientes del dolor, o alimentos que generen malestar o atenten contra la salud o el bienestar del cuerpo y de la mente. En el habla, el no pronunciar palabras que puedan ocasionar inquietud, aplicar el filtro socrático decir sólo aquello que sea bueno, veraz y útil, incluso no caer en la adulación buscando un resultado que te favorezca de esa adulación. Practicar el ayuno, el silencio, el autocontrol, benefician la claridad mental y son prácticas de austeridad y sacrificio.
Aquellos que realizan sacrificios con fé pero sin seguir las instrucciones de las escrituras, en realidad actúan ofreciendo su austeridad sin verdadera devoción (Asat) y carecen de mérito tanto aquí como en el más allá.
La fé es el soporte de la vida. Practicar la pureza, la continencia y la no violencia constituyen acciones de verdadera austeridad y penitencia. Desde luego todos quisiéramos la fórmula mágica para descubrir y ejecutar la fé sátvica que es aquella práctica espontánea, despojada de cualquier interés, que no espera llegar a ningún lugar, ni espera a agradar a alguien, y que está despojada de cualquier ruido mental.
Tanto el servir, como el dar, también tiene sus momentos, dar lo que no es necesario, en el momento que no es necesario, o a quien no le será de ayuda dejará de ser un acto útil; se requiere un conocimiento del otro para saber a quién le estamos donando o a quien le estamos sirviendo. El dar y el servir debe de estar despojado del interés personal pero a la vez se debe cuidar sobre quien recae el dar y el servir. No es un acto por cumplir, debe ser un acto ejecutado desde la sabiduría.
La fe es pues soltar las aspiraciones personales, dejar de lado la idea que la vida funciona como una especie de banco en el que uno hace consignaciones para luego hacer retiros, porque así no es como funciona. Aunque al principio nuestras acciones van a ir con una dirección específica, si nos quedamos en este punto bajo un impulso rajásico nos quedaremos solamente haciéndole un servicio al ego. De ahí la importancia de siempre repetirnos la pregunta ¿desde dónde estamos actuando?.
La invitación entonces es a realizar el sacrificio desde el conocimiento (Jñana), La purificación desde la disciplina (Tapas) y el donar (Dhana) desde la sabiduría.
OM TAT SAT
Finalmente la triada OM TAT SAT es el broche de oro en esa búsqueda de cultivar una fé sátvica pues nos recuerda que aquello en lo que creemos ESA ES NUESTRA VERDAD
Om es de naturaleza tamásico, es lo que permite que haya materia
Tat es de naturaleza rajásica permite el movimiento
Sat es de naturaleza sattvica de absoluta pura.
Tat (esencia, está más allá) Sat es la verdad (el sustrato de la existencia, que está más allá del absoluto, el lado creativo y el Om la vibración fértil desde donde se crea la vida, de donde todo emana (es el lado femenino).
Esta trinidad se convierte en la forma de describir lo inmanifestado, desde su lado manifestado. Percibir lo absoluto desde tres atributos. Entregarse, direccionar esa fé, a soltarnos para regresar a la fuente. La intención de esto es que aquello que se hace y se dice y que es la verdad se pueda preservar, y sostener.
Sembrado por Martha Mora y Esteban Augusto (Encuentros julio 2021)
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