CAPÍTULO 18: EL YOGA DE LA LIBERACIÓN

by - agosto 25, 2021




Este capítulo titulado Moksha Samnyasa Yoga, o el camino de la liberación, siendo el último del Bhagavad Gita hace un recuento de los aspectos mencionados en los anteriores diálogos. 


El diálogo se concentra en las palabras que Krishna le dedica a Arjuna mencionando los aspectos importantes en la renuncia y anunciando que es él quien tiene la llave de la libre voluntad para decidir, tomar con plena convicción el arco del Autocontrol (a través del yoga) y buscar firmemente la ciencia de la unión con lo Supremo.


Khrisna explica las dos modalidades de renuncia, La renuncia a las acciones que surgen del deseo egoísta es conocida por los sabios como samnyasa. El abandono del fruto de toda acción es declarado por los sabios tyaga. En la búsqueda de las raíces de la acción comienzan a surgir las siguientes cuestiones ¿Quién es el agente?, ¿qué tipo de acción hay y qué consecuencias tiene cada una de las acciones?



La libre voluntad es la única que opera.


Pero para poder actuar libremente lo único que queda es soltar los patrones, automatismos, inercias que suelen ser las que comandan la mayoría de nuestras acciones.


Desde este capítulo el mensaje entre líneas y la invitación es a conocernos muy profundamente para que esa acción salga desde el autoconocimiento evitando el automatismo. Ese ejercicio de observar al observador de replegar la mente más sutil sobre

sí misma es simplemente una forma de encontrar el silencio para percibir la fuente, para rendirse a lo supremo. Al dedicar todos los actos a lo supremo y dirigir nuestra mente para permitir que se sumerja hacia la divinidad, estamos practicando Budhi Yoga. Tomando del Budhi esa facultad de atestiguar las estructuras y replegarla sobre sí misma.


La bendición. 


Que toda acción nazca de haber acallado todo el ruido, haber acallado todos los debates, haber silenciado toda la acción de las gunas. Aunque siempre estamos haciendo, al evitar el protocolo establecido de nuestros patrones mentales previos, para lograr hacer desde la renuncia y la rendición, podemos permitir que cada uno de nuestros actos sea un acto de liberación. En la medida que nos vamos redescubriendo, vamos haciendo lo que nos corresponde, donde nos corresponde y cuando nos corresponde con la clave de buscar que sea desde lo consciente y hacia lo divino. Hace honor a la entrega de conocimiento cuando entro en lo profundo y mejoro como persona con el propósito de entregar y honrar esa sabiduría entregada como ofrenda a la humanidad.


Las castas.


¿Cómo se forman? ¿Cómo entender las castas en la vida, tienen relación con el ahora? Vemos que Púrusha era un gran ser el cual fue sacrificado y partido en cuatro aspectos; los pies son las sudras (sirvientes), las piernas son los vaishias (artesanos y comerciantes), tronco y manos son los kshatriyas (guerreros y políticos), la cabeza los brahmanes (sacerdotes) formando así cuatro funciones los unos dan soporte, otros se encargan de movilizar, están los que dirigen y por último los que perciben. Con su cuerpo se construyeron el mundo y las castas.


Lo que hacían las castas era enfocar su mirada en cada persona, observando en que se podía desempeñar mejor, en qué podía ser útil, en qué podía aportar a la gran estructura. Cobra sentido cuando entendemos cómo operan las cosas en lo micro para así observar cómo operan las cosas en lo macro. El engaño se observa cuando las castas se hacen hereditarias desde la obstinación de querer que los hijos sean tal y como somos los padres es lo que ha llevado a la deformación, a la rigidez de lo que se presenta hoy en día. Las castas decayeron, los unos se enaltecían creyendo ser mejores que los otros, como los brahmanas coaptando toda la estructura de las actividades sátvicas rigiendólas por patrones hereditarios, los kshatriyas guerreros de naturaleza rajásica, tendían al altruismo, los vaishias comerciantes de naturaleza rajásica con una tendencia al egoísmo para ganar sus propios intereses.


Entender las castas es entender un gran ser humano funcionando algo que ahora se ha perdido. Vivimos en un mundo donde prima el individualismo y todos queremos ser todo, todos queremos ser autosuficientes. Las castas lo que nos muestra es a toda la humanidad en un solo cuerpo y lo que tenemos que encontrar es el punto en el que cada uno es más útil dentro de la estructura de la humanidad. Reconociendo que el verdadero ejercicio está en aprender a conocer a profundidad los atributos de cada uno de los seres, para así también encontrar en qué habilidades puede o podrá ser más útil a la sociedad.


Nos pasamos tiempo encontrando en que podemos ser útiles, al ir a la raíz nos damos cuenta que estamos regidos por los programas que nos impusieron desde pequeños, por nuestros propios miedos, nuestras propias tristezas o nuestros propios vacíos y queremos servir desde ahí pero posiblemente ese no sea una intención pura porque para reconocer estos vacíos es importante entender que el sentido está en conocernos tan a fondo que tengamos la oportunidad de reprogramar nuestros miedos y ser útiles a los demás y al mundo colaborando desde las pequeñas causas.


Expresiones de la inteligencia, la fortaleza y la felicidad. 


Si logramos comprender el sentido que hay entre la frase “lo que siembras es lo que cosechas” el mensaje en toda su profundidad nos indica que lo que entregamos a otros es lo que logramos sembrar, lo que recibimos de otros es la cosecha. La llave de la libre voluntad, es la clave del libre albedrío, cuando nos permitimos que la siembra sea diferente. La llave siempre es poder hacer distinto, pero si no hacemos distinto cuando menos pensamos estamos cosechando reacciones de lo que hicimos, de lo que otros hicieron alrededor de nosotros.


Hemos alimentado, nutrido, abonado, las acciones prestablecidas, pero por más que nos estemos ahogando siempre está la opción de actuar diferente, por más que me esté hundiendo en el pantano, está la opción, la posibilidad de hacer las cosas distintas, esta posibilidad de hacer las cosas distintas es cambiar la opción.


Está el ejemplo de quien se hunde en un río, pero se da cuenta de que puede cambiar la opción cuando en vez de moverse locamente en el agua, deja que la corriente le lleve y llega hasta un punto para salir más fácilmente buscando de donde apoyarse o tiene también la opción de dejarse ayudar, por querer salir y de tanto batallar con el agua no se había dado cuenta que siempre estaba alguien tendiéndole la mano para ayúdale. Por complejo que sea siempre está la opción de decidir.


Creemos que la liberación es soltar el mundo de la materia, liberarnos de la ciudad con su carga energética, liberarnos de los condicionamientos sociales que nos establecen. Creemos que la liberación se trata de darle la espalda al mundo, pero no, realmente la liberación es soltar las tendencias internas los patrones de los cuales somos esclavos en nuestra forma de pensar y no nos hemos dado cuenta. La liberación no se trata de hacer lo que nos da la gana porque nos da la gana, la liberación se trata de soltar toda la cobardía con la cual nos hemos cargado durante mucho tiempo, soltar el miedo con el que nos hemos alimentado.


La batalla de Ajuna no es más que la batalla interna entre todos los contenidos internos, podría decirse que por un lado están los kleshas, que son esas tendencias aflictivas, y se batallan contra las fuerzas de la sabiduría, el discernimiento y la intuición. El libre albedrío es la posibilidad de no hacer nada al respecto en esa batalla o decidir hacer algo, tomar partido en medio de ese gran debate. 


El camino del yogui es un camino muy delgado, porque por un lado procura que su obrar  sea libre de descargar una reacción prestablecida, y por el otro lado procura que su obrar sea libre de ser una inacción. El yogui no reacciona desde el apego, pero tampoco se convierte en un inactivo. Encuentra la forma de actuar sin reaccionar, ofrendando desde la sabiduría su acción.


Determinismo y  libre albedrío 


Lo que nos hace humanos es la posibilidad de elegir, de decidir por nosotros mismos, aunque termine siendo la trampa más factible en la que caemos. Por creer que somos de tal manera esto nos lleva a tomar las mismas decisiones heredadas y sólo desde las vestiduras del alma podemos cambiar esta determinación cambiando lo que pensamos, decimos, hacemos. 



Ofrenda 


El gran llamado es inspirar, desde el desinterés de obtener un beneficio, buscando no generar dependencia. Pequeñas acciones se convierten en la forma de revertir las tendencias que están instaladas y ancladas. Entendernos no desde el extremo de la filantropía y mucho menos desde la idolatría de sí mismo, dos aspectos duales en los que solemos refugiarnos, por un lado está el extremo de quedarnos sólo con mi mismo, y haciendo todo el pos de mi individualidad y por el otro lado está el extremo del servir y estar ahí para los demás, y desgastarnos por sólo dedicarnos a estar para los otros.


Dana puede ser un escondite para uno sentirse superior por sentirse más útil desde servir, y el antídoto para no alimentar ese sentido de superioridad es ofrendar el dar, dedicarse al dana pensando en hacerlo como una ofrenda. El Yogui debe aprender a quitarse del medio, y comprender que lo que se enseña, no emana de él, sino a través de él. Para aprender a regular la auto idolatría, no inflarse y buscar no ser esclavos del servir la clave está en reconocer que todo en la vida es un constante dar y recibir, y el equilibrio implica un balance entre ambas, por cualesquiera de los extremos genera desgaste. Es útil hacernos estas preguntas. ¿Estoy sirviendo para generar dependencia en otros? ¿estoy sirviendo y volviéndome adicto a lo que me produce este servicio? Cuando las respuestas a estas preguntas se dan desde la afirmación nos encontramos con que nuestros actos están ligados a un resultado de apego.


Un buen maestro siempre se quita del medio, dejando de ser el centro, dejando de pensar que es él como maestro el que está sirviendo, se quita del medio porque la Vida le invita, le muestra que Ella es la que da y su servicio es a través de nosotros. Simplemente sigamos siendo un instrumento de la dádiva, vivir desde el dana es preguntarnos ¿será que yo puedo ser un instrumento para que la Vida dé a través de mi?


El yoga de hoy


Sentarnos a acompañar al otro para hacer más humana la acción, esa es la gran labor del yoga, dejar de enfocar las acciones en polinizar masivamente (polinizar en el sentido de llegar a muchas personas), para enfocarnos en ser profundos con cada una de las personas que se acerca a nuestra vida.


El mundo necesita menos profes de yoga que polinicen masivamente y más profes que se dediquen a acompañar, escuchar, brindar atención a cada una de las personas, desde los pequeños actos cotidianos de escuchar al vecino, escuchar la familia, los amigos, en el acto de mejorar las relaciones.


Nuestra conclusión en este camino es arriesgarnos a afirmar que no necesitamos más profes de yoga que quieran imponer una cierta forma de hacer, necesitamos más humanos, buscando trabajar en lo que mejor sabemos hacer, para desde lados diversos lograr inspirar y compartir lo vivido con la práctica de yoga. La esencia de la Bhagavad Gita nos invita a mantenernos cumpliendo nuestras responsabilidades con el mundo, pero siempre recordando esa suprema responsabilidad con lo Divino de la Vida.




Sembrado por Marcela Toro y Esteban Augusto (Encuentros Agosto 2021)




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