HISTORIA DEL SEMILLERO

by - abril 01, 2019


El promotor de la iniciativa del Semillero de Yoga fue John Ramirez, conocido en el mundo del Yoga como Ananda, quien convocó a todos aquellos que le habían pedido que les compartiera todo lo aprendido y practicado en su formación como profesor de Yoga. Congregarlos a todos fue una tarea difícil, pues las múltiples ocupaciones hicieron complejo que coincidieran en un horario, pero a la final, se dieron cita un viernes a las 6:00 pm, y tras una hora de práctica se dispusieron a escuchar al profesor con sus anécdotas y reflexiones, con la magia de sus palabras y gestos despertó en todos el interés por esta práctica, y como aquella noche no fue suficiente para recorrer toda la profundidad del tema, se dieron cita una semana después, y luego una semana más, hasta que a la final instauraron el encontrarse todos los viernes.

Por aquella época el Semillero era de los pocos espacios, si no es que el único, que estaba abierto para vivenciar el yoga más allá de una clase física o de una práctica místico-religiosa, ya que este tipo de prácticas solían estar en círculos un tanto excluyentes y elitistas. De esta forma el paso por el semillero, le sirvió a muchos de sus estudiantes, como un espacio de germinación para los que serían los futuros profesores de yoga de la ciudad, aunque ya muchos se encuentran en otras latitudes.

Tras algunos años comenzaron a llegar a la ciudad espacios de formación específica para profesores de yoga, ante lo cual se tomó la decisión de cerrar el semillero, sintiendo que ya se había terminado la labor de abonar el terreno para el yoga pudiera florecer en la ciudad.

Este período de cierre duró poco menos de un año, debido a que muchos de los estudiantes que habían tomado los otros cursos de certificación como profesores de yoga para profundizar sus estudios, solicitaron reabrirlo, argumentando que muchos de los elementos que tenía el semillero, como su carácter constructivista, su visión abierta y no dogmática sobre yoga, y una pedagogía desde el ejemplo, hacían falta en este otro tipo de formaciones. Ante lo cual se rediseñó la estructura de los encuentros del semillero y se reabrió con la convicción de ser un espacio abierto e incluyente que favoreciera el estudio a profundidad de las temáticas concernientes a Yoga.

Con este nuevo rumbo los encuentros comenzaron a tener una estructura más definida, con unos temas más claros, un orden y unos propósitos específicos, que al estar conjugados con la práctica constante lograron mantener la cohesión y la continuidad del grupo en un proceso formativo. Todas estas experiencias se sistematizaron para construir lo que es la Diplomatura de Yoga, que se ofrece desde 2016 con el Parque de la Vida y la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, aunque fueron muchos años de trabajo previo, se necesitó que la semilla se hubiera desarrollado lo suficiente para ser transplantada al ámbito académico, en donde se han cosechado otros frutos.

Con los años ha sido muy valioso ver cómo diferentes profesores que han germinado en el semillero, se han permitido florecer en sus proyectos y han sacado adelante cursos, clases, retiros, centros de yoga, formaciones para profesores de Yoga, demostrando que el propósito se ha cumplido a cabalidad y que todas estas semillas ahora transplantadas se han convertido en frondosos árboles que ahora comparten la fragancia, la sombra y los frutos con muchas más personas. Aunque el fundador de este espacio ya no nos acompaña en cuerpo presente, las raíces firmes de su propósito inicial nos han mantenido en pie y lo seguirán haciendo, dotándonos de la convicción que el camino es el servicio y que la verdadera competencia del practicante de yoga se refleja en la vida diaria.

Sembrado por: Esteban Augusto Sánchez.

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