Viviendo el palpitar de la selva.

by - junio 05, 2019

Mientras por aquellas fechas la ciudad de Medellín era anfitriona de días lluviosos, nosotros tuvimos la posibilidad de visitar un lugar en el pacífico en donde la salva y el mar se encuentran en un abrazo constante.

Foto: Paulina Correa @paraiso.pacifico

 Estuvimos congregados durante 6 días en un bella cabaña familiar que fue testigo de nuestro sentido de camaradería, pero también de nuestra profunda intención de transformación interior. 

 Durante todos los días contamos con múltiples prácticas, madrugabamos a meditar en la playa, entrenábamos ejercicios de respiración y movimiento consciente para recargarnos energéticamente, hicimos sesiones largas de yoga, en donde nos sumergirnos en lo profundo de sus prácticas, además caminamos en la playa y a lo largo de la selva, y contribuimos a la vida sembrando árboles nativos. 

Nos permitimos aprender de diferentes maestros, como el agua, que nos ayudó a resignificar nuestro pasado; del fuego que nos congregó a renovar nuestros votos de compartir nuestra luz; de la palabra, que nos permitió aprender desde el reflejo en los otros; la selva, que nos recordó lo interconectados que estamos con la inmensidad de la naturaleza; el océano que nos reconectó con nuestros orígenes; y la vida que nos sorprendió con sus múltiples formas texturas, sabores aromas y colores.
Foto: Paulina Correa @paraiso.pacifico
Fue muy enriquecedor el compartir tantos días, porque así logramos entender más a fondo las dinámicas personales de cada uno de nuestros compañeros, vernos identificados en ellos y sus situaciones, pero también ser de ayuda y ser ayudados por los demás. Durante estos días fue ser como las piedras del río, que de tanto estar juntas se van limando para acoplarse con las otras, dando cuenta de lo mucho que nos transformamos en el compartir. 

 Uno de los sabores que más recordaré, es el de la mermelada de borojó que nos acompaño todas las mañanas, lo exquisito de su sabor era sorprendente y memorable, pero lo que siento se hacía mucho más mágico de la alimentación era como el cariño con el que se preparaba también nos alimentaba. 

Foto: Paulina Correa @paraiso.pacifico
 Tras el practicar y compartir entre todos, el maravillarnos de la naturaleza y sus paisajes, y el conectarnos con la vida que somos y que a la vez nos rodea, nos anima la intención de regresar para continuar explorando la magia de la simpleza de la vida que se esconde a plena luz.

Sembrado por Esteban Augusto.  

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1 comentarios

  1. Este retiro en el Pacifico fue una experiencia FANTABULOSA!!!
    Despertar cada día con el mar en frente y la selva detrás era como vivir en el pasado.
    Un pasado mas natural y salvaje, lejos de la ciudad y su ritmo desenfrenado.
    Desayunar con aquella mermelada de Borojo que nos sedujo a todos y nos traía loquitos!!!
    Compartir con personas tan diferentes y todas nuevas para mí, un reto de convivencia durante una semana.
    Ir a la selva a sembrar árboles, a dejar hijos en la selva, recorrer sus agua bajando por las piedras en la montaña, disfrutar del movimiento contrastante de la marea.
    Las prácticas profundas de yoga y los círculos de compartir experiencias....
    Un espacio de renovación y conexión.
    Vayan, vale la pena tener está experiencia por lo menos 1 vez en la vida.
    La casa, el mar, los nativos, la maturaleza, las gente y Esteban como guía es un regalo de la vida. No lo dudes, TOMALO!

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