Cuento 19

by - marzo 18, 2020

ALANA LA CHISPA QUE CASI SE APAGA 

 Un buen día el sol estornudó; se desconocen aún las causas que expliquen un hecho tan poco común, como era su primer estornudo lo hizo sin miramientos, fuerte, muy fuerte, con ganas, dejando salir muchas, muchísimas chispas, tantas que nadie sería capaz de contarlas todas. 

Para no hacer muy larga esta historia me voy a centrar en solo una de esas chispas a la que llamaremos de ahora en adelante ALANA y para que comprendan lo que fue sucediendo a partir de ese momento con este personaje, les aconsejaría cerrar los ojos… 

ALANA en un principio no veía, no sentía, no oía, y mucho menos olía o saboreaba, ella ERA SOLO LUZ y así como estaba, estaba bien. La cosa es que ALANA al haber llegado tan lejos después del estornudo solar, se fue enfriando poco a poco; en ese proceso de enfriamiento comenzaron a suceder muchas (muchas) cosas. 

Primero ALANA empezó a sentir los límites de su SER, la cáscara (imagínense sentir por primera vez la piel de todo tu cuerpo) ese hecho comenzó a generar un cambio en su percepción del mundo. No solo era el roce con otros elementos, sentía la temperatura, el frío, el calor, lo suave, lo áspero y cada una de esas sensaciones le producía ALGO que la hacía sentir diferente. Segida a esta sensación, se abrieron dos ventanas en aquella cáscara que la rodeaba y comenzó a ver, el mundo que se abría ante ellas era infinito, había más seres como ella, todos impresionados ante semejante bastedad. (Imagínense: ¡ver por primera vez!) Lo que por esas ventanas se percibía era maravilloso: colores, formas, luces, sombras, hasta la propia cáscara!…pero la cosa no paró allí, a medida que pasaba el tiempo, se abrieron otro par de ventanas y ALANA experimentó el sonido, sintió unas vibraciones más agudas otras más opacas y aquello que sonaba y pasaba por esa especie de caracolas era muy diverso: murmullos, el viento golpeando las hojas, el roce de un objeto con otro, el fluir del agua (imagínense escuchar por primera vez una gota al caer!…) Para mayor sorpresa otra de esas ventanas se y sintió que se abrían dos ventanas de bajo de ojos, esas ventanas le permitían mover el aire de afuera hacia adentro pero también de dentro hacia afuera, (imagínense sentir y tomar conciencia de la primera bocanada de aire, mmmmhh) y no solo era la sensación del aire sino que cada elemento del exterior tenía su propio olor, comenzó a sentir unos muy fuertes, otros suaves y dulces, otros irritantes que le hacían recordar de donde había venido, de un estornudo. Pero no habían terminado las sorpresas se abrió una sola ventana en la que por un lado, experimentó unas vibraciones que con las dos ventanas anteriores descubrió sonidos de su propio ser, al escucharse a sí misma tuvo consciencia de su propia existencia, la palabra se hizo en su aliada para expresar lo que le iba gustando más, lo que le iba gustando menos (imagínense escuchar por primera vez la palabra quiero!) y por otro lado la sensación fue muy distinta; algo entro en su boca,(vamos a llamar así a esta ventana) y la cantidad de sensaciones fue en aumento, sintió el sabor, sintió las texturas de lo que entraba en su boca, sintió la sensación de desear sentir más un sabor que otro en la boca (imagínate probar por primera vez una manzana!) 

Algo por encima de ALANA, una especie de voz interna comenzó a procesar, clasificar, a establecer relaciones entre una y otra sensación creando tantas sensaciones, tantos sentimientos, creando tantos comportamientos… ciertos patrones que hacían que ALANA comenzara a perder el norte, (imagínate recordando, imaginando, emocionándote, deseando, repudiando, queriendo estar en otro lugar… ufff cuantas cosas!!! 

 El día para ALANA era toda esa marejada de información que comenzaba a invadirla, llegaba a través de todas esas percepciones acumuladas. Esa MENTE se encargaba una y otra vez de hacerle creer que era la cascara y/o los disfraces que le ponía a cáscara! Unas veces era su amiga otras era su pero aliada. Por suerte prevalecía otra VOZ que cuando ALANA cerraba los ojos y respiraba con calma le recordaba que tenía un PODER: el de decidir entre una u otra sensación. 

Su poder era tan grande que le permitía escoger la mejor sensación o por lo menos la que menos daño le hacía a ella y/o a los otros seres que ya habían descubierto esas sensaciones. Ese poder le permitía establecer una relación con el mundo que la rodeaba más armónica, simplemente alimentaba su ser de buenas impresiones, de actos que contribuían ayudar a otros. La mente resultó que no era ni buena ni mala pero había que ejercer un poder sobre ella, recordarle quien manda aquí! 

ALANA volvía en las noches a cerrar los ojos y en esos momentos de calma recordaba de donde había venido, recordaba la chispa de la cual emergió y con los ojos cerrados, quieta muy quieta bajando el volumen de lo que escuchaba, sentía, olía, así volvía a la esencia de su SER. Se sentía danzando en el fluir de la vida. 

Sembrado por María Díaz (Marzo 2020)

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