A veces no es sino aprender a morir como semillas para renacer como árboles.
La semilla al entregarse a la muerte no es consciente del árbol que puede ser, y su identificación con el "ser semilla" es la que le impide ver todas las otras posibilidades de lo que puede ser. De esta misma forma en nuestra condición humana nos aferramos a formas particulares de ser semilla, de ser humanos, y al apegarnos e identificarnos con ellas, o al pretender ser de una forma específica ofrecemos resistencia al morir como semillas, limitando así el flujo de la Vida. Imagina que todas las semillas se negaran a ser enterradas. De qué forma se expresaría entonces la vida?
Por ello la clave está en entender que es la Vida la que se manifiesta a travez de nosotros, ya que independientemente de lo hostiles que parezcan las circunstancias en las que nos encontremos, en lo profundo de nosotros se encuentra entra el impulso de la Vida que siempre nos conduce a germinar y florecer como humanos.
Que el ver una semilla germinar sea una posibilidad de recordar que cuando dejamos a un lado nuestras pretensiones y nuestros intentos de perpetuarnos o de figurar, es la Vida la que se abre paso mediante nuestra presencia.
Sembrado por Esteban Augusto (Tomado de @estebananda.ea Marzo 2020)
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