La energía de la naturaleza es centrífuga, va desde adentro, desde la fuente de donde emerge la vida, desde lo infinito, desde Dios, hacia afuera y se manifiesta de forma hermosa en la naturaleza, es la versión visible y concreta de Dios que se conoce en el tantra como SHAKTI, está energía está siempre presente, vibrando seamos conscientes de ello o no.
La energía de la conciencia es centrípeta, es decir que va de afuera hacia adentro, hacia nuestra propia conexión con lo sagrado, con la dimensión de donde emerge toda la vida, en el tantra se conoce como SIVA, es la versión mística y oculta de Dios; está fuerza está activa por si sola hasta cierto grado limitado que solo asegura la supervivencia; el proceso espiritual consiste en lograr igualar de forma conciente la intensidad con la que la naturaleza nos lleva hacia afuera usando la presencia interior para esto.
La ciencia de las artes meditativas consiste en generar una fricción entre estas fuerzas contrarias, al generar fricción se van generando chispas internas, chispas que con el tiempo de dedicación y práctica se volverán un fuego espiritual que enciende los espacios confusos que tenemos en nuestros mundos internos.
En este consiste la postura de yoga, no es una práctica física, es una tecnología milenaria que entrena a la conciencia (SWADYAYA) para generar fuego interior (TAPAS) y lograr conectar el intelecto con Dios, con lo infinito y fundirse en claridad y dulce sabiduría (ISWARA PRANIDHANA).
Por eso el yoga es 99% práctica y no teoría ya que este proceso no es un concepto refutable, es una vivencia maravillosa que nos lleva a experimentar nuestra humanidad en términos que no imaginamos en nuestras más locas fantasías. La espiritualidad no es pertenecer a un "ismo" y creer por costumbre o cultura, la espiritualidad es tener coraje para entrar en el fuego de la conciencia y transformarnos en lo que realmente somos.
Sembrado por Julian Pulgarin (Tomado de @aryaman80 Diciembre 2019)
Ilustración: Felipe Campuzano.
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