¿De dónde vienen los sueños?

by - junio 27, 2020



Desde pequeña me he sentido muy conectada con los sueños, en mi casa siempre fueron un tema importante de conversación. Toda la vida he sentido una especie de fascinación por esos mundos que se abren mientras dormimos pero hasta hace poco tiempo los veía más con diversión y algo de misterio que como una fuente de autoconocimiento.


Hace casi una año asistí a una charla sobre dream yoga y sentí como algo hizo click en mi, fue una charla corta que me dejó muy interesada en el tema y desde ese día llevo un diario de sueños y duermo con una labradorita bajo la almohada. Así que hacer parte de la inmersión de sueños era por decirlo así, el paso siguiente en este mundo de posibilidad y de exploración.


En esta semana descubrí que para sumergirme en el mundo de los sueños es necesario  sumergirme antes con total atención en la vigilia, hacer cada actividad evitando sucumbir al automatismo ya que de la atención y la memoria que desarrolle mientras estoy despierta depende que pueda reconocer los pequeños detalles que aparecen en los sueños.


Nuestra mente en los sueños, por lo que he podido descubrir, se manifiesta de una forma muy sutil que requiere de mucha atención para poder ser reconocida. Se necesita de mucha atención para lograr romper el automatismo que en los sueños se hace mayor que cuando estamos despiertos, reconocer además los mensajes que nos manda nuestro subconsciente y las posibilidades de liberación de patrones y dolores, que muchas veces incluso sin saberlo, venimos cargando..


En esta semana de inmersión tuve la posibilidad, mediante el sueño, de verme cara a cara con un dolor del pasado, con una relación a la que mi mente consciente no le prestaba ya atención pero que aún seguía rondando y generando dolor y a través del sueño pude sanar esa herida y despertar sintiéndome diferente, liviana, liberada de un peso enorme que aunque no sabía que cargaba venía haciendo estragos en mí.


Al día siguiente de esta experiencia trabajamos en la empatía a través de una meditación metta y en el sueño me encontré nuevamente con la persona del día anterior y pude sentir empatía hacia ella, verla con unos ojos distintos y desear de corazón eliminar cualquier sufrimiento de su vida y luego de esa experiencia, un poco más atenta ya, pude tener un sueño lúcido en el que pude verlo todo con otros ojos, verlo todo mucho más luminoso y claro y despertar sintiéndome más poderosa y mucho más liviana que la noche anterior.


Para mí más que haber tenido un sueño lúcido, cosa con la que no contaba y que realmente me sorprendió y me alegró, esta experiencia lo más valioso que me aportó fue poder reconocer una nueva posibilidad para acceder a mi mente, una nueva herramienta para liberarme de patrones de una forma menos dolorosa y más efectiva (parafraseando a una de mis compañeras), una herramienta para ir al fondo de mi mente, cavar profundo en ella y reconocer todo eso que en la vigilia no se me permite ver, todo eso que no quiero ver, que he escondido bajo muchas capas y que ya parece no existir.


Pero esa nueva posibilidad también viene con una responsabilidad, con un trabajo diario, con la invitación a estar más atenta a cada paso, a cada movimiento, a cada emoción, a liberarme a cada instante de los automatismos que me llevan a la inercia, a estar más lúcida en la vigilia para poder encontrar lucidez en los sueños.


Los sueños, según lo entiendo, vienen de la vigilia y de lo que construyo y he construido en ella.


Sembrado por Elisa Ochoa (Junio 2020)


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