LA HERENCIA DE LAS VIDAS PASADAS
Foto en el Rio Melcocho 2018 |
Cuando hablamos de vidas pasadas, quisiera que no nos quedáramos en la interpretación textual de la teoría de la reencarnación, sino que entendiéramos que las vidas pasadas son toda la vida que sustenta lo que somos hoy, y todo lo que somos hoy es la sumatoria de todo lo que heredamos de nuestro pasado.
En este sentido, hablar de vidas pasadas implica considerar lo que heredamos de nuestras propias acciones del pasado, porque nuestra vida actual no es más que la repercusión de lo que hemos recorrido. Pero también implica reconocer que tenemos una herencia ancestral, de nuestros padres, abuelos y de ahí hacia atrás, y que de estos ancestros se sustenta tanto nuestro código genético como muchos de nuestros patrones de conducta que han sido replicados durante generaciones y que suelen regir nuestra vida actual.
Hay una herencia adicional sobre la que nos sustentamos, que es la que hemos recibido del pasado nuestra totalidad como especie viva, y de la cual nos queda todo el aprendizaje de ese largo camino de millones de años de evolución hasta ser lo que somos hoy en día. De esta herencia se desprenden muchas de nuestras conductas y comportamientos de nuestra vida actual como el miedo, la ira, la empatía etc. Y que son fruto de ese impulso que nos ha permito mantenernos vivos.
En este camino como especie humana hemos evolucionado desde organismos unicelulares a lo que somos hoy en día, pasando por muchos estadios intermedios, y una huella de todo ese recorrido puede verse en nuestro cerebro, ya que este cuenta con una fracción reptílica encargada de la supervivencia, otra límbica o mamífera encargada de todo el proceso emocional y relacional y una fracción propiamente humana, el neocortex, encargado de diferentes procesos de pensamiento complejo como la capacidad de crear pero también la de preguntarnos a nosotros mismos. De esta forma en nuestra estructura cerebral, y en el comportamiento que de ella se desprende, cargamos la herencia de todas esas vidas pasadas de cuando fuimos reptiles, mamíferos y demás.
Este proceso de evolución de la vida que puede verse como si fueran muchas vidas en millones de años, lo ha replicado también cada uno de nosotros desde el momento de la concepción, pasando de ser una pequeña célula, que se multiplica y se desarrolla en ramificaciones cual planta, para luego ser una especie de animalitos de agua, e ir desarrollando sentidos y habilidades, para luego entrar en contacto con otros de nuestro homónimos y aprender de ellos en el proceso social todo lo que como especie hemos priorizado para transmitir. Es así como en unos cuantos meses, recorremos todo el ciclo evolutivo hasta formarnos como seres humanos herederos de nuestro pasado, con el mineral en nuestros huesos, con lo vegetal en nuestros fluidos, con lo animal en nuestros sentidos y con la capacidad humana de restablecer nuestra conexión con la fuente de la vida, que es la que se manifiesta y evoluciona a través de nosotros.
Por ello se hace importante entonces ponernos en paz con las herencias de nuestras "vidas pasadas", y asumir nuestro rol como humanos sustentados en todos aquellos que dieron su vida para que nosotros estemos aquí, y así no quedarnos solamente repicando los mitos, sino que podamos entender y vivir la profundidad que de ellos emana
Sembrado por Esteban Augusto (Octubre 2020)
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