EL JUEGO DE LA CONCIENCIA PURA Y SU PULSACIÓN

by - enero 15, 2021

 




YOGA VASISHTHA (18)

LIBRO V: UPASHAMA KHANDA


Apartados:

Génesis del error objetivo y forma de suspenderlo

Significado de Hridayam

Práctica contemplativa del sabio Samvarta

Método de investigación del sabio Vítahavya

El mundo mental o imaginario de los sabios

El samádhi de Vítahavya

Los poderes de los siddhas

Las dos muertes de la mente

Las dos semillas de la mente

La semilla de las semillas

La unidad y la pluralidad

Sobre la meditación yóguica

Naturaleza del sabio

Asociación del objeto y la conciencia



Todo lo que existe es conciencia pura, una energía que vibra tan alto, tan sutil, que se mimetiza e intentamos definir como el vacío, ese donde existen todas las posibilidades. La manifestación de esas posibilidades es la energía expresándose a sí misma, en un infinito viaje que empieza en ese deseo de experienciarse, un viaje de contracción y expansión.


Somos parte de esa conciencia pura realizando el viaje de lo sutil a lo denso para volver a lo sutil. Una pulsación que como seres humanos se manifiesta en este rango de vibración y nos da la posibilidad de “intervenir” durante el proceso de esa pulsación. Hridayam es esa conciencia pura en nosotros, el corazón energético, el centro desde donde se impulsa el deseo de experienciación y se garantiza el viaje de retorno a lo sutil.


Esa intervención está dada por la comprensión del funcionamiento de la mente y su estrecha relación con el prana.


“La mente no es más que la conciencia que se dinamiza como pensamiento a causa del movimiento del prana


El movimiento del prana y chitta son dos caras de la misma moneda, la moneda de la existencia humana. Son las determinantes de la densidad que debemos superar para iniciar el retorno a lo sutil. Si chitta está en movimiento el prana se mueve, si el prana se mueve chitta se mueve. Mantener el equilibrio en el flujo natural del prana y evitar que su movimiento a través del pensamiento en la mente ocasione sufrimiento, es la forma de retornar a la unidad con esa conciencia pura. En palabras de Patanjalí, Yoga, unión, es la cesación de las fluctuaciones de la mente.


El movimiento del prana y la imaginación del jiva, forman la mente. La imaginación del jiva se identifica con las fluctuaciones y con el movimiento del prana, originando el error objetivo de lo que percibimos como “realidad”, y ambos, movimiento del prana y la imaginación del jiva se alimentan mutuamente generando “deseos”, como dos bueyes sometidos a un mismo yugo de mutua dependencia, lo que conlleva a que la energía se torne más densa en ese proceso de contracción de la conciencia pura. Entonces al aquietar una de ellas, chitta o prana, que se genera la cesación de ambos.


En esta parte del texto, Vasishtha le muestra a Rama el contexto para entender esta interdependencia y mediante la historia de dos sabios, en la cual Samvarta y Vítahavya explican los dos caminos que ellos recorren, dos metodologías para lograr que estas fluctuaciones cesen:


Una está apoyada en el direccionamiento del prana y la otra es el camino del autoconocimiento, que pretende quitar el velo de la ignorancia para encontrar la sabiduría del Ser. Para algunos, aquietar la mente puede ser muy difícil, entonces tiene sentido aquietar la mente aquietando primero el prana. Es allí donde Vasishstha le expone a Rama las prácticas del cultivo energético, el pranayama, como el entrenamiento para direccionar la energía y cesar los vrittis que ocasionan el sufrimiento. Cómo Patanjalí, Vasishstha nos ofrece varios caminos para dejar de alimentarlos, invitando a que cada quien explore para encontrar el camino que mejor le siente, y en esta historia cada uno de los sabios opta por uno diferente.


Se puede desarrollar la sabiduría a través de la investigación, del autoconocimiento, pero esta puede complementarse mediante un entrenamiento paralelo en las prácticas de cesación del prana. La tecnología del autoconocimiento termina apoyándose en la tecnología del pranayama. Al conjugarse ambas tecnologías, se pueden depurar de una mejor manera los contenidos internos y se puede dejar de alimentar ese ciclo de inercia y de mutua dependencia, empleando la interrelación entre ambas para potenciar los procesos internos. 


¿El cese del movimiento del prana es la muerte? 


Una cosa es cuando el prana abandona el cuerpo, y otra cosa que el prana se cese. El prana tiene unos circuitos, y unas direcciones de acción, que se pueden estudiar mediante los 5 pranas o vayus, que son los que en su movimiento, mantienen la vida. La cesación del prana no es detener el prana, sino que es la suspensión del proceso en el que el prana alimenta esa segunda semilla de identificación del jiva, incentivando un proceso de purificación, que conduce a soltar lo que uno no es. Al detener los vrittis, se entra en el camino del yoga y se puede contemplar lo que uno sí es, lo cual es el ideal del camino del Jñaña, el camino de la sabiduría. De esta forma, ambos procesos se integran en esa pulsación de expansión y contracción de expansión y contracción constante de la consciencia. 


El primer camino, el de la autoobservación es purificar. Purificar implica soltar los vrittis y la mejor forma de soltarlos es no alimentarlos y la mejor forma de no alimentarlos es cortar el flujo pránico que alimenta esos vrittis y cuando detenemos los vrittis entendemos lo que somos. Cuando se corta el flujo y la identificación con los vrittis se logra desarrollar el conocimiento del ser.


Allí surge el deleite del autoconocimiento, y al instalarnos en este, cesan “los deseos” (en plural) y resurge el deseo (en singular) de la vida, que es el impulso de la conciencia experienciándose a sí misma. De esta manera, ese deseo experimentarse, que es justo lo que inició el proceso de contracción y de densificación de la consciencia, tiene el poder de facilitar la expansión de volvernos a llevar a lo sutil.


El prana se sigue moviendo, solo que deja de convertirse en una fuente de identificación y  sufrimiento. Al entrenarse la conciencia, la autoobservación y la ecuanimidad, se disuelve la  identificación y con ello se disminuye el sufrimiento. El objetivo es renaturalizarse con el flujo del prana, manteniéndonos en el ciclo de recibir, asimilar, distribuir, manifestar y eliminar, que son las cinco facultades del prana, para de esta forma evitar su desgaste de y aprender a  fluir con su corriente.


Sembrado por Claudia Lopez y Esteban Augusto (Octubre 2020)





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1 comentarios

  1. Una gran experiencia leer a Vashista, una pedagogía muy particular que me pareció efectiva para entender poco a poco diferentes conceptos, destruirlos y luego unirlos, desmitificando y encontrando la lógica que los rige. Un libro complejo que disfrutado y discutido en compañía de los compañeros y un gran maestro Esteban fue muy revelador.

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