INVERTIR EN EL SILENCIO
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| Rio Guejar, Enero 2021 |
Un buen amigo me dijo en estos días, que ahora que las cosas elementales como el agua están cotizando en la bolsa de valores, el silencio iba a comenzar a ser considerado como un bien cada vez más valioso a tal punto que creía que nos comenzarían a cobrar cada vez más por él.
Lo que pasa con este sentido de las inversiones, es que nos creemos dueños de las cosas, y por ende nos sentimos amos de los resultados. Pero el sentido al que me quisiera referir sobre invertir, implica más que controlar, un cuidar, y más que atesorar, un cultivar, porque invertir en algo es acrecentarlo, y en este sentido invertir en silencios es permitir que los silencios estén más presentes en nuestra vida, tanto personal como colectivamente.
De seguro muchos monjes y místicos han invertido en silencios incontables horas, días, semanas y años. Pero ahora me gustaría hacer un llamado a que todos los humanos comunes y silvestres invirtamos en silencios, porque confío en el potencial que tiene el silencio para ayudarnos a hacer las pases con todo el ruido que tenemos dentro de nosotros.
Pero también confío en el potencial que tiene el silencio para llevarnos a construir relaciones más sanas, apoyadas tanto en el escuchar a los otros como en escucharnos a nosotros mismos, y aligeradas del ruido de las ideologías y de los prejuicios, para así construir un mundo en el que compartir silencios no sea sinónimo de incomodad sino que sea sinónimo de presencia y plenitud.
En la medida que abunden los silencios, nadie podrá cobrarnos por ello, y cuando acrecentemos ese gran tesoro que es el silencio habrá más claridad en nuestras palabras, en nuestros vínculos, pero sobre todo habrá más claridad en nuestros corazones, porque es mucho más fácil escuchar la sabiduría de nuestro corazón cuando estamos inmersos en una atmósfera de silencio.
Sembrado por Esteban Augusto (Enero 2021)
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