SEMBRAR PARA OTROS

by - marzo 17, 2021

 

Sembrando árboles en Nuquí-Chocó, 2020


Hace un año se cerraron muchas de las actividades presenciales, y dentro de ellas las clases de yoga. Aunque desde hace algunos meses varios de mis amigos profesores se han aventurado a volver a la presencialidad, la gran mayoría de ellos me han dicho que ahora han se han quedado sin grupos, sin estudiantes y esto me ha llevado a reflexionar un poco sobre el sentido de individualismo con el que también vivimos los profesores de yoga.

Como a casi todos, esta “pandemia” nos tomó por sorpresa, y después de muchos años en los que cada profesor se dedicaba casi que exclusivamente a sus intereses personales consolidando su público, armando sus grupos y manteniendo su marca personal, las nuevas circunstancias como los cambios de audiencias y el cambio a lo virtual dejaron a muchos profes desubicados, a tal punto que hoy en día no han podido restablecer su actividad.

Al principio de la pandemia la gran mayoría de los profes se volcaron a la solidaridad a compartir sus prácticas, y a acompañar a todos sus estudiantes para que no hubiera un limitante económico que los separara de la práctica, o para llegar a muchas personas que pudieran estar requiriéndolo, pero eso llevo a una sobreoferta de actividades, que ayudó a visibilizar un montón de situaciones de precariedad laboral del gremio, y que condujo a una pugna por captar a los estudiantes en las nuevas plataformas digitales.

De esto se derivó que algunos profes crecieran en sus públicos, llegando a contar con nuevos y grandes grupos, pero la contraparte de esta dinámica, es que los que crecieron terminaron centralizando las ganancias y los estudiantes de otros profes, dejando a muchos de estos últimos sin clases. Porque usualmente para alcanzar este tipo de éxito se termina pisoteando, consciente o inconscientemente, a los otros.

Ahora bien, la idea de estas palabras no está en función de analizar el rol económico de los profes de yoga durante la pandemia, sino de hacer un llamado a trascender el individualismo y recordar que tanto la enseñanza como la vida implican aprender a cultivar para algo más que sí mismo. Porque podríamos decir que como la mayoría de la veces no logramos recibir los frutos ni la sombra de los árboles que sembramos, entonces no vale la pena sembrarlos. Pero todos sabemos que esa actitud solamente nos conducirá a la miseria, ya que la riqueza está en recordar que nosotros debemos hacer para los otros, porque nosotros no somos más que el resultado de lo que los otros hicieron por nosotros, y pretender hacer sólo lo que nos lleve al provecho personal, es desconocer la naturaleza misma de la vida y su constante compartir.

Por eso quisiera rendir un homenaje a todos aquellos profes que han sembrado para más allá de sí mismos, abriendo el camino para que la práctica de yoga llegue a diferentes rincones, creando nuevos puestos de trabajo para otros profes, contribuyendo desinteresadamente a la capacitación y actualización de otros profes, dejando de lado sus intereses personales para pensar en lo colectivo, ya que su labor ha sido fuente de inspiración.

Ya vendrá el tiempo donde dejaremos de vernos como competencia, y dejaremos de pelearnos por como se parten las migajas de la torta, para empezar a expandir la torta creando más públicos, abriendo nuevos caminos para compartir la práctica así no seamos nosotros mismos quienes los recorramos, y sueño con que algún día podamos darnos más acompañamiento entre colegas, capacitarnos mutuamente, encontrar formas de superar nuestras vulnerabilidades laborales, y seamos un eje para la transformación social que tanto necesita la humanidad hoy en día.

Sembrado por Esteban Augusto (Marzo 2021)

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