EPIDEMIA INTERIOR Y EXTERIOR

by - abril 26, 2021

Laguna de la cocha, Enero 2018


En qué momento se nos volvió natural vivir intoxicarnos con sustancias (lease licores, alucinógenos, etc), para sobrellevar una semana más de trabajo.

En qué momento elegimos vivir sobrecargados de estimulantes (lease azúcar, café, etc), para poder cumplir nuestras labores diarias.

En qué momento nos desconectamos tanto de nuestro cuerpo, que necesitamos mantenernos drogados (con T.V. noticias, sexo, internet) para evitar ponernos en contacto con lo que sentimos.

En que momento nos empezamos a dedicar a evadir nuestros propios pensamientos, atiborrándonos de palabras, conversaciones y músicas sin sentido.

En qué momento nos volvimos adictos a los vínculos con otros seres, a tal punto de creer que nuestra felicidad depende de ellos.

En que momento empezamos a alimentarnos con mentiras que niegan la realidad, para resguardarnos en la seguridad de sentirnos positivos y de aparentar ser espirituales o exitosos.

En qué momento se volvió nuestra principal prioridad adaptarnos a un montón de estúpidas reglas sociales en vez de ser coherentes con nosotros mismos.

En qué momento empezamos a huir de nuestro propio silencio, a tal punto que nos sentimos incómodos cuando estamos con nosotros mismos.

En qué momento empezamos a preferir que otros nos dijeran como pensar y como vivir, en vez de hacernos cargo de nosotros mismos.

En qué momento elegimos desconectarnos de lo inesperado y siempre cambiante de la vida, para preferir la rutina y la aparente seguridad de lo predecible.

En qué momento optamos por hipotecar nuestra relación con lo Sagrado, para aceptar las interpretaciones de los intermediarios y sus intereses manipuladores.

En qué momento comenzamos a preferir tener la razón que obrar de acuerdo a la verdad.

En qué momento empezamos a reprimir nuestros sentires más profundos, por elegir aparentar que encajamos en este mundo.


Como humanidad ya llevamos mucho tiempo priorizando y perpetuando este tipo de conductas que nos desconectan de nuestro propio interior y nos han hecho tejer relaciones vacías, a tal punto que creemos que nuestra propia vida y nuestra estabilidad mental depende de todas esas drogas (sustancias, compañías, palabras, actitudes, aprobaciones sociales, etc.) y se nos ha olvidado que en lo profundo de nosotros tenemos acceso a una fuente infinita de serenidad y sosiego, pero para acceder a ella hace falta librarnos de todos esas conductas aprendidas e impuestas, para así poder experimentar y compartir todo-eso-que-somos, más allá de todas las etiquetas, los nombres, las formas y las máscaras.

Sembrado por Esteban Augusto (Abril 2021)

You May Also Like

0 comentarios