TOMAR ARMAS

by - abril 25, 2021

Empuñando la Waira, Selvas del Putumayo, Colombia


Una vez escuche la historia de un sujeto, que naciendo de una comunidad tradicional nativa de la selva, y ante las atrocidades que habían cometido contra su pueblo, decidió tomar el camino de las armas para reivindicar todas las perdidas y exigir la la restauración de su comunidad.

Me contó, que habiéndose preparado para librar sus batallas por medio de las armas, un día le asignaron quitarle la vida a otro sujeto, y él, aunque dudando, procedió a hacerlo, ese sería el primer humano que mataría, pero cuando estaba pronto a hacerlo, su arma no funcionó, entonces sacó otra arma, la cuál tampoco funcionó. Y en ese momento quedó impávido, soltó las armas, y se prometió nunca más intentar quitarle la vida a otro ser humano.

Después de ese punto de quiebre, decidió reconciliarse con la herencia familiar, y emprendió un camino que lo llevó a experimentar la sabiduría proveniente de la Divina Fuerza Natural presente en las plantas, y durante años se cultivo de la mano de muchos mayores, y se convirtió en uno más de ellos, y comprendió que la única arma que empuñaría sería la waira, y con ella ayudaría reconstruir y reivindicar su pueblo despojado, pero ahora, no tanto desde el exigir las tierras o imponer recuperar las costumbres de antaño, sino desde recuperar su propia conexión interior, y desde ahí inspirar a su pueblo a reencontrar su propio balance armonizando los vínculos con todos y todo lo que les rodea.

A este sujeto, a quien estimo mucho, hace poco en medio de las nuevas incursiones violentas que sacuden estas tierras, le asesinaron a su hermana y su sobrina, una lidereza de su comunidad, y su hija de brazos. Él presa del dolor sintió que todo lo que había hecho no había servido para nada, y sintió de nuevo el impulso a responder a la violencia con más violencia. Pero luego, después de muchas lágrimas, comprendió que su papel es seguir empuñando la waira, drenando todo el dolor propio y de su comunidad, para no seguir alimentando ese círculo de violencia y sufrimiento, y en medio de su silencio, me recordó que la fuerza ordinaria es la que impone un humano sobre sus semejantes, pero que la fuerza extraordinaria es la que impone un hombre sobre sí mismo, y con ella logra sobreponerse a todos los patrones de reacción, para mantenerse en el camino del autoconocimiento y seguir siendo una fuente de inspiración para quienes le rodean. 


Sembrado por Esteban Augusto (Abril 2021)

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