SACARSE EL VENENO

by - mayo 30, 2021

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Serpiente con la que compartimos un sendero en Isla Gorgona 2018.


Sin darnos cuenta, a lo largo de la vida hemos ido acumulando contenidos, como emociones, juicios pensamientos, comparaciones, ideologizaciones y demás, que con el tiempo de no ser tramitados ni gestionados se van convirtiendo en venenos, que guardan un profundo potencial de causar sufrimiento.

A veces no sabemos de donde viene ese veneno, porque nos cuesta aceptar y asumir muchas cosas de nuestro pasado y de nuestras decisiones. Cuando nos damos cuenta que lo tenemos adentro, y nuestra respuesta primaria es buscar formas de librarnos de él, escupiéndolo a diestra y siniestra con nuestras palabras y nuestras actitudes.

Si bien sacarnos ese veneno del sistema es algo que nos aligera, para evitar terminar intoxicados por él, es fundamental considerar a quién le estamos tirando ese veneno, porque usualmente, lo que pasa, es que quien lo recibe, lo absorbe, y luego va a estar encartado buscado sacárselo, buscando con quien desquitarse por lo que recibió. Creando con ello una cadena de envenenamiento, en donde todos nos la pasamos escupiendo nuestros venenos sobre los otros, generando un ciclo casi interminable de reacciones destructivas.

Esta cadena de envenenamiento, que es la forma en la que solemos relacionarnos, funciona de la misma forma que una explosión nuclear, en la cual un pequeño electrón (una palabra o una actitud cargada con nuestro veneno) irradiado hacia otros átomos (dirigido hacia otras personas) lleva a que cada átomo se desestabilice y termine afectando a los demás, detonado una reacción en cadena en donde todos somos partícipes de nuestra propia destrucción.

Para evitar esa irradiación venenosa, tenemos dos herramientas, la primera es hacer “detonaciones controladas” es decir sacarnos el veneno, porque definitivamente es mejor el veneno afuera que dentro, y así aligerarnos de todas esas cargas internas, pero sin envenenar a otros, cortando el ciclo y dejando de producir más víctimas al veneno que luego quieran desquitarse con otros.

Y la otra estrategia es aprender a convertir el veneno en medicina, y esto se hace con la alquimia de autoconocimiento, aprendiendo a sublimar todos estos contenidos internos y ponernos a disposición de la sanación propia y colectiva. Algo así como tomar el rencor, la culpa o el miedo que envenenan, y transformarlos en cariño, dulzura y confianza que tienen el potencial de sanar. Y tras esta transformación se tiene el mismo potencial de producir una explosión nuclear, generando un efecto en cadena pero ahora con carga medicinal.

Se imaginan un mundo en donde todos sepamos sacarnos el veneno sin herir a otros, en donde nos dediquemos a cortar los ciclos de envenenamiento colectivo que hemos alimentado durante generaciones, en donde podamos convertir esos venenos en medicina, y en donde podamos hacer una irradiación a gran escala de cariño, dulzura, confianza y amor. 


Sembrado por Esteban Augusto (Mayo 2021)

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