DOMESTICACIÓN

by - enero 18, 2022

 


A veces con unas pocas migajas logramos convencer a un ser autónomo de cedernos su soberanía y lo volvemos dependiente nuestro, por no decir que muestro esclavo. La palabra esclavitud suena algo fuerte, y está cayendo en desuso, pero no porque haya sido una práctica que hayamos erradicado sino porque la hemos disfrazado de domesticación.

Es bien gracioso poner la lupa sobre la domesticación o la esclavitud, porque opera a escalas diminutas y también a escalas mayúsculas, en ciertas ocasiones somos los domesticadores y en otras los domesticados y a veces nos damos cuenta de cierto tipo de esclavitud pero no caemos en cuenta de las otras modalidades en las que los patrones de esclavitud operan a través de nosotros.

Nuestra especie ha domesticado otras especies, ofreciéndoles algunas migajas de seguridad y estabilidad a cambio de que nos compartan su cariño, nos permitan explotarnos y nos den hasta su propia vida. Y lo mismo solemos hacer con la mayoría de nuestros vínculos humanos, nos domesticamos mutuamente para acostumbrarnos a explotar y a ser explotados.

Esta sociedad nos ha domesticado, ofreciéndonos aceptación y reconocimiento colectivo fomentando el egoísmo y el materialismo a cambio de traicionar nuestra naturaleza solidaria y trascendente, y para ello ha desplegado un montón de instituciones de domesticación, por no decir esclavitud, como las escuelas, la familia, los gobiernos, las religiones, las empresas, y un largo etcétera, que nos conducen a ceder nuestra soberanía a cambio de un sentido de filiación.

En lo que llamamos nuestro fuero interno, nuestros patrones mentales también nos domestican y con las migajas de la avidez y la aversión movilizan nuestras emociones y nuestros pensamientos para sabotear nuestra autodeterminación y para reafirmar las creencias y demás parásitos que rigen nuestra vida, como el miedo, la tristeza, la ira, la prepotencia, etc.

En esta cadena de domesticación, a veces nos sentimos libres o liberadores, pero es sólo porque no solemos ver el panorama completo, porque el principio de domesticación-esclavitud-explotación es el denominador común en nuestros procesos inter, intra y extra personales. Y en un mundo como este basado en la domesticación, habrá que ser un revolucionario para afirmar nuestra libertad, pero sobre todo habrá que reconocer que propender por nuestra soberanía implica aprender a liberarnos de todas las cadenas propias y ajenas, pero a la vez liberar todas las cadenas que hemos tendido hacia los otros.

Sembrado por Esteban Augusto (Diciembre 2021)

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