Recuerdo una época en la que me dedicaba a recorrer toda la programación cultural posible de la ciudad, era la época en la que estábamos volviendo a enamorarnos de encontrarnos en lo público, y en todos los teatros, museos y bibliotecas decía: “disfruta este espacio, la alcaldía ya pagó por usted”. Eran tiempos de mucho tiempo libre, de caminar a pie la ciudad de contemplar todo ese efervescente movimiento citadino desde la distancia, pero todo fue cambiando en la medida que asumí muchos compromisos en los horarios que estelares de las actividades culturales, alejándome cada vez más de este tipo de actividades. Pero cada vez que recibo la visita de algún amigo foráneo desempolvo ese viejo papel que solía desempeñar y me animo a recorrer la ciudad, a contar historias y a compartir reflexiones que me hacen seguir enamorado de este territorio.

Desde hace varios años decidí dejar de dar clases para volver a tener tiempo libre para hacer cosas cotidianas, para compartir más tiempos y para cultivar conversaciones vivas, aún estoy lejos de volver a ser como un jubilado (en términos temporales y financieros) pero siempre me disfruto recorrer esos lugares “aburridos y turísticos” para recordar ser un extraño y con ello encontrar nuevas reflexiones y alimentarme de nuevas perspectivas para seguir habitando esta ciudad.

Fotos y compañía de mi queridísima @amolouu