LOS GUARDIANES DE LA PUERTA DE LA LIBERACIÓN

by - junio 17, 2020




YOGA VASISHTHA (3)

LIBRO II: MUMUKSHU KHANDA


Apartados:

Aparición del conocimiento

Grandeza del verdadero conocimiento

El autoconocimiento o Atmavidya

El control de la mente o shaman

El espíritu de investigación o vichara

La alegría o shanta

La compañía de los sabios o satsanga


En esta parte del texto se plantea a moksha o la liberación como una puerta con cuatro guardianes o cuatro llaves que deben ser cultivadas por el buscador de la verdad para encontrar la sabiduría y la liberación, estos cuatro son: el autocontrol o shaman, el espíritu de investigación o vichara, la alegría o shanta y la compañía de los sabios o satsanga.


El control de la mente o shaman

El control de la mente lo que busca es liberarnos de nuestro patrones para permitir que nuestra mente funcione de forma tranquila, libre de ideas preconcebidas, que funcione más allá de las inercias que usualmente nos arrastran, más allá de los automatismos que nos condicionan.  Aquel que ha encontrado el autocontrol, no es afectado por lo externo ni por lo interno, deja de sentirse desgraciado y afortunado por lo que pasa, esta persona simplemente fluye con la vida, recibiendo lo que llega.



El espíritu de investigación o vichara

Vichara es la actitud investigativa, la cual no debe cesar, debemos sostenerla siempre. Muchas personas cuando piensan que ya son maestros, creen que ya tienen claro lo que son, creen que tienen la respuesta y esa respuesta usualmente se queda en un ejercicio del lenguaje, en una definición que termina limitándolos y que los aleja de la autoindagación constante.


Debemos mantenernos siempre en la búsqueda y entender que no existen respuestas fijas porque no solos fijos y el mundo tampoco lo es. Salirnos de esa idea de querer tener respuestas fijas es una invitación a que la autoindagación nos mantenga en el camino.  La autoindagación es preguntarnos a cada instante ¿Quién soy yo? y darnos cuenta a cada instante de lo que no somos y de todo lo que podemos ser. La respuesta a la pregunta ¿quién soy? no es fija sino que nos muestra las potencialidades, todas las posibles opciones.  Eso que somos no es algo estructurado, pero eso solo podemos verlo cuando hemos cultivado la mente, porque cuando no, vamos a estar identificándonos con nuestro patrones mentales que hacen que nuestra mente funcione de forma automática.


El ejercicio de cultivar nuestra mente, de refinarla y pulirla es el ejercicio de aprender a vaciarnos de nuestras ideas y creencias, porque cuando nuestra mente está llena no tiene espacio para más preguntas y respuestas por lo que no va a dedicarse a cuestionarse.  Cuando estamos anclados a unas ideas fijas no se nos ocurren más opciones, no pensamos en potencialidades sino únicamente en limitantes.



La alegría o shanta

Normalmente, entendemos la tristeza y la alegría como emociones opuestas pero si nos sumergimos en nuestra propia experiencia podemos darnos cuenta que siempre que le abrimos la puerta a una la otra siempre llega a acompañarla. Aquello que de lo que emanaban nuestras lágrimas se convierte luego en nuestra fuente de alegría y aquello que nos llenaba de alegría luego se convierte en la fuente de nuestras lágrimas.


Cuando entendemos la dinamicidad constante entre la alegría y la tristeza, nos damos cuenta que son parte del ciclo de la vida ordinaria, pero lo que se propone en el texto es que existe un punto en el que ambas se anulan y dejamos de ser presa de ese funcionamiento normal, logrando salir de ese patrón que nos lleva a premiar, a desear todo aquello nos genera alegría y a negar lo que nos produce tristeza. Cuando vemos las cosas como son, dejamos de identificarnos con la alegría y la tristeza y entendemos que la felicidad es lo que está más allá de la polaridad. Entendemos que hay un punto donde ambas se equilibran y comienzan a importar lo mismo y esto marca la entrada de lo que llamamos ecuanimidad que se convierte en el sendero hacia la plenitud.

La plenitud es un elemento muy distinto a la alegría y a la tristeza, la plenitud es simplemente estar sin ir al extremo, estar sin importar la posición en que se esté, sin importar la dirección, estar en lo que se está haciendo.


Cuando estamos en plenitud pueden pasar muchas cosas en nuestra vida pero no nos dejamos afectar por eso que pasa. 


Mientras que la alegría contrapone a la tristeza y visceversa, la plenitud no tiene oposición, simplemente se está en plenitud o no. La plenitud no es de pretenderla, de desearla es algo que simplemente se experimenta.



La compañía de los sabios o satsanga

Satsanga significa estar compañia de la verdad y la forma de aplicarlo, como metodología de aprendizaje, es rodearse de gente que está en búsqueda de la verdad, no significa esto que en este grupo de personas  se necesite alguien que tenga la claridad y quiera brindarla a los demás, sino que el simple hecho de encontrarnos con otras personas que también se están haciendo preguntas, que están en procesos de autoindagación genera que los propios reflejos nos permitan percibir la verdad.


Esto es muy distinto a la idea clásica de la educación, la cual plantea que hay un maestro que aporta la luz y una estudiante que la recibe. El satsanga, en cambio, es el acto de encontrarnos y compartir el camino con otras personas y en ese proceso de encontrarnos sucede el conocimiento.  El conocimiento no sucede porque alguien lo irradie o lo comparta, el conocimiento nace de la actitud con que nos acercamos a los demás y eso nos permite entender de mejor manera el rol del maestro.


El rol del maestro es muy similar al del jardinero, el jardinero no es el dueño del árbol ni de los frutos y no puede controlar su crecimiento. El jardinero lo único que puede hacer es generar condiciones adecuadas para que el árbol florezca y dejar que florezca a su ritmo, a su propio tiempo. El jardinero no es el dueño de la naturaleza que se expresa a través del árbol. Cuando asumimos el rol de maestros, nos damos cuenta que así como los jardineros, lo único que podemos hacer es crear condiciones y espacios en los que se fomenten preguntas, donde todos podamos aportar y tratar de responder entre todos.


En este punto es posible caer en una trampa, ya que cuando nos quedamos solo con las personas que se cultivan a sí mismas, con las personas que están en el camino, podemos terminar aislándonos en una burbuja y con el tiempo se nos hace difícil volver a la realidad.  Cuando sentimos que estamos en el mundo y una inercia nos acompaña y queremos salir de esa inercia, lo que podemos hacer es cambiar las condiciones y en una momento inicial puede ser útil cambiar nuestras compañías, porque al hacerlo podemos cambiar ciertos patrones de comportamiento que son los que nos conducen a la inercia y con el tiempo, logrando tener unos patrones diferentes, nos es posible volver a las compañías de antes pero ya con un patrón distinto. La idea es no quedarnos aislados del mundo, sino cultivarnos y encontrar el momento propicio para volver a él.

Cuando nos rodeamos con personas que se encuentran en una búsqueda similar a la nuestra, estas personas se convierten en un apoyo para lograr cambiar esos patrones previos, esto no significa crear burbujas de compañías, porque al limitar nuestro contacto con los otros también estamos limitando nuestra posibilidad de aprender de otras personas, restringiéndonos solo a lo que consideramos bello, bueno y valioso y la vida no es solo eso, todas las personas no son iguales y cuando sentimos que tenemos más fricciones con alguien es porque ahí tenemos una posibilidad de aprendizaje que no deberíamos despreciar.


En cuanto a los aprendizajes que vienen de las escrituras, la idea es entenderlas en función de las pistas que nos dejan y hacerlo en compañía siempre será más constructivo.


En la India tradicional, los grandes rishis eran quienes estaban conectado con el conocimiento, pero llegó un momento en el que la humanidad no logró volverse a conectar con esa experiencia de conocimiento y lo que nos quedó como pista para poder reconectarnos con esa sabiduría son los textos que pueden llegar a convertirse en detonantes. Lo interesante de estos textos es su naturaleza alegórica y simbólica y no tan intelectual. Estos textos no enseñan el concepto sino que nos plantean una invitación a la reflexión. 


Entre más alejados estamos de la fuente más estructuras y capas creamos, más lenguaje le ponemos a todo y más confuso lo hacemos, es por esta razón que nuestra forma Occidental de creación de conocimiento se basa en el concepto, lo que hace parte de nuestra propio ciclo de alejamiento con la fuente. Cuando quitamos todas esas capas, todas esas estructuras, nos damos cuenta que entre menos lenguaje es mucho mejor y que no se necesita el concepto sino que una historia puede ser suficiente, incluso una frase o un ejemplo se convierten en pista suficiente para encontrar el conocimiento. La tarea entonces de quien lee estos textos es no leerlos por leerlos sino reconocerlos como una guía más que como un simple texto.


Los grandes rishis ya no están, los maestros de yoga murieron hace mucho, así que lo que nos queda es hacer comunidad y esa comunidad debe estar apoyada en lo que dejaron los maestros que son las historias, los cuentos, los poemas y todos estos textos tiene el poder de detonar la sabiduría interna que habita en nosotros.



Todas estas llaves son muy fáciles de practicar, pero como lo hemos visto con otros aspectos del yoga, no es algo a lo que se llega sino algo que debe mantenerse con constancia.


Mantener el cultivo de la mente, la actitud investigativa, el proceso de plenitud más allá de la polaridad y mantenernos en ese ejercicio es estar en compañías que nos nutran, que nos edifiquen, que nos permitan aprender en conjunto, del reflejo en nosotros, todas estas son cosas que debemos mantener en el presente y cualquiera por la que empecemos nos va a permitir que las otras llaves comiencen a abrir las puertas.

Por ejemplo si tenemos una actitud de investigación, de preguntarnos y si mantenemos esa actitud la podemos utilizar con nuestras compañías, con nuestras emociones internas, con nuestra mente y en este punto estaríamos empleando en conjunto todas ellas y todo esto nos conduce al ejercicio de la liberación a través, en este caso, del autoconocimiento.


Así que la invitación es a hacer prácticos estos componentes, a mirar nuestras relaciones, nuestro nivel de plenitud, nuestro nivel de adicción o repulsión a la alegría y a la tristeza, a revisar nuestras inercias mentales y nuestra facultad de seguirnos preguntando. Cuando llevamos nuestra atención y tomamos decisiones sobre esto estamos abriéndole la puerta a la liberación, moksha y al autoconocimiento.

Sembrado por Elisa Ochoa y Esteban Augusto (Encuentros junio 2020)



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