ENTRE LA INDIVIDUALIDAD, LA ILUSIÓN Y LA IDENTIFICACIÓN

by - julio 14, 2020




YOGA VASISHTHA (5)

LIBRO III: UTPATTI KHANDA


Apartados:

Sobre las distintas escalas del tiempo

Sobre la naturaleza del mundo

La shakti de Brahman y el fatalismo

Naturaleza del jiva o individuo primordial

Dualidad del sujeto y el objeto


El mundo como ilusión

Algunas tradiciones que han cultivado la espiritualidad dicen que el mundo es una ilusión y que nada de lo que sucede en él vale la pena y por esta razón invitan a abandonar el mundo, a renunciar a él. Esta manera de entender las cosas ha llevado a que varias tradiciones o escuelas de pensamiento nieguen la existencia actual y denigren de ella, pero esta no es la única forma de ver lo que nos rodea. En el texto por ejemplo, se brinda una idea bastante diferente, se dice que aunque claramente el mundo es una ilusión, esa ilusión se genera por nuestra propia percepción ya que el mundo no es más que una emanación de la conciencia y no algo totalmente opuesto a la conciencia como en ocasiones se entiende.


Muchas veces se dice que la creación es lo opuesto al creador y que por esta razón debemos salirnos de la naturaleza y del mundo para retornar al creador, pero si le damos la vuelta a estas ideas podemos reconocer que la naturaleza no es más que una parte del creador, una parte de la conciencia, solo que tiene unas características distintas que están condicionadas por el tiempo y el espacio. En este punto se enlaza además, el concepto del jiva, que es quien experimenta en el sentido de individualidad pero no en el de identificación.


El jiva o sentido de individualidad

El jiva es un puente a través del cual se favorece la experiencia de lo que llamamos el mundo mental de citta, que es la individuación de la conciencia, es este el proceso de encapsular la conciencia y crear un sentido de individualidad que luego se recubre de identificaciones y pasa a ser el ahamkara. El ahamkara funciona basándose en la percepciones sensoriales, que corresponden a manas. El jiva puede considerarse como la idea de sujeto, pero este sujeto no es más que una pequeña parte del gran sujeto que sería la conciencia.


Uno de los usos de la palabra jiva es el ser, el jiva es el ser cuando se identifica con citta, con las funciones mentales, pero el ser también puede estar en función de lo supremo, de lo más sutil y es ahí donde nace la idea del jivatma, que es la individualidad conectada con la conciencia y es esto justamente, estas dos fases del jiva las que reflejan la paradoja que como seres humanos vivenciamos, entre retornar al brahman o identificarnos con el mundo de la materia y sumergirnos en él.


El jiva es por un lado el que permite experimentar esa gran conciencia en términos individuales y por otro lado, puede ser también el punto de retorno, cuando nos damos cuenta que el mundo es una ilusión debido a la forma en que lo percibimos y no por el mundo en sí, en ese momento comprendemos que se puede vencer esa ilusión de la percepción, trascendiendo la percepción y no trascendiendo el mundo y es en ese trascender la percepción que nos damos cuenta que podemos retornar al jiva, volver a esa individualidad más allá de la identificación, darnos cuenta de está más allá de la individualidad propia.


Tener ese sentido de una conciencia individualizada que no es separada pero que crea la ilusión de separación y de esa ilusión se crea a su vez la ilusión de que el mundo es separado y diferente de la conciencia, termina siendo la trampa humana en la que o caemos y nos identificamos o aprovechamos como posibilidad para volver a la fuente. De esta forma podría resumirse el concepto de jiva.


Un amigo se transforma en enemigo simplemente por nuestra percepción, por la forma en que nuestra mente lo interpreta; de igual forma, una cuerda se transforma en una serpiente porque la vemos de esa manera, pero luego cuando nos damos cuenta de que no era una serpiente vuelve a ser lo que siempre ha sido y precisamente esa es la propuesta, no salirnos del mundo sino darnos cuenta de lo que realmente es y al darnos cuenta de eso lo que se nos propone es trabajar en el proceso de agudizar nuestra percepción para tratar de ver siempre las cosas como son y poder percibir la potencialidad de ellas más allá de nuestros propios condicionamiento y experiencias previas, trascendiendo el sentido de individualidad.


El jiva es alimentado por el tiempo y del jiva emana el ahamkara que es a su vez alimentado por los recuerdo. Entre más fuerza le damos a todo eso más separación y más ilusión generamos y más fácil será seguir atrapados en ella. Cuando trascendemos esa separación y nos damos la posibilidad de silenciar las experiencias previas y la idea que tenemos alrededor del tiempo podemos percibir como jiva es simplemente parte de algo más grande, lo percibimos como parte de una conciencia mayor y podemos retornar al proceso de unidad.


El conocimiento o mejor aún el autoconocimiento pueden ser la llave para salir de esa ilusión autoconcebida pero muchas veces nuestro deseo de volcarnos hacia el afuera nos lleva a dirigir nuestra atención a eso que es de naturaleza ilusoria y parte del trabajo tiene que ver con salirnos de todas las identificaciones y entre más conocimientos del mundo externo tengamos, más identificaciones solemos crear.


Lo que damos por real son nuestras propias interpretaciones, visiones, construcciones e ideas que tenemos enraizadas y que son el material con el que construimos lo que llamamos realidad, pero cuando nos desligamos de esa realidad que hemos construido con nuestros propios patrones entramos en el campo de la potencialidad más allá de lo preconcebido y ésta es una de las formas en las que podemos vencer la ilusión. Cuando nos permitimos apreciar la potencialidad de todo lo que nos rodea, dejamos de limitarlo y de limitarnos y vemos todas las posibilidades de lo que tenemos alrededor.


Por último, si la mente es la que crea la ilusión, en la mente no puede estar la respuesta para salir de la ilusión, cuando todo lo hacemos desde la mente nos convertimos en expertos en reflexionar y darle vueltas a esa misma ilusión de la que queremos salir y eso nos terminando atando cada vez más a ella.


Sembrado por Elisa Ochoa y Esteban Augusto (Junio 2020)





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