Las definiciones de meditación van desde el sentarse en quietud y silencio sin agenda alguna (“sucede, simplemente llega”), el hacerlo con algún propósito (ej., “atraer abundancia”) y el enfocarse por ejemplo en luz o sonidos (mantras) o el entrecejo, hasta el lograr que esté presente en las actividades cotidianas (“fumar, caminar, limpiar”). Su definición también linda con la concentración, la oración y, como ya se discutió, con la relajación. 

Ante la pregunta si la meditación es propósito, técnica o ambas, surgen diversas respuestas. Se acepta que puede abarcar múltiples técnicas como se menciona arriba, pero que lo importante es que dichas técnicas son pasos que nos pueden ayudar a disciplinarnos y a poner la atención en el presente, a tomar consciencia de nuestro ser interior y a sentirnos uno con el universo. Se trata de estar, de “ser presencia” (Fernando González) dejando atrás apariencias e identidades que dificultan dicho porceso. Con relación al ruido mental se sugiere empezar por aceptarlo y así no entrar en conflicto que igual afecta el proceso. 

Se mencionan algunos tipos de meditación, por ejemplo Meditación Trascendental (MT) y Mindfulness. Aunque hay críticas al Mindfulness relacionadas más con todo lo que rodea externamente a dicho movimiento que con el fondo del mismo, también se rescata el hecho de que a algunas personas les ha servido como puerta de entrada al mundo del yoga y por ende, a la meditación. 

Quedan preguntas clave por abordar, a saber: ¿En todas estas maneras diferentes de hacer y asumir la meditación, qué diferencias y que puntos en común se pueden encontrar? ¿Será que la meditación se refiere al alineamiento de pensamiento y acción? 

Sembrado por Clara Arias (encuentro Abril 26, 2019)