El cuidador de nuestro faro interior

by - febrero 22, 2020

Lente del faro de antiguo canal de Panamá, Diciembre 2019 

Es común describirnos como humanos, diciendo que tenemos una luz en nuestro interior, que brilla independiente de lo que pase afuera. 

La estructura de este faro se convierte en una invitación a considerar el potencial de esa luz interior y todo lo que interviene en sus proceso de expansión, porque en ocasiones ciertas cosas nos nublan la capacidad de irradiar eso que somos. 

Sucede que con los años vamos ganando raspones y cicatrices que hacer que el lente del faro reduzca su potencialidad. A veces no son sólo marcaciones externas que nos suceden, sino que somos nosotros mismos quienes decidimos ponernos ciertas etiquetas o estampas, con las que solemos identificamos, y que impiden que está luz se proyecte con mayor intensidad. 

Estos raspones son las cosas que nos suceden por el mero hecho de estar vivos, todas las emociones que emergen y que en ocasiones nos nublan. Las etiquetas son como nuestros patrones mentales, que algunas veces nos son muy útiles, pero cuando nos apegamos a ellos por demasiado tiempo se convierten en impedimentos para experimentar la totalidad de los diferentes puntos de vista. 

Pero hay un elemento más en esta historia, y es que cada faro necesita un cuidador, es ese cuidador quien está ahí para que la inercia de la vida no nuble su luz, limpiándole sus raspones, y removiendo las etiquetas. El cuidador es ese yogui interior que asume el trabajo constante de cultivarse a sí mismo y por eso asume su compromiso y lo renueva en cada respiración, convirtiéndose en un testigo silencioso de la Luz, que en el acto de compartirse simplemente ES. 

¿Quién es el cuidador de nuestro faro interior?

Sembrado por Esteban Augusto (Tomado de @estebananda.ea 18 de diciembre 2019)

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