DAMIÁN, EL NIÑO QUE QUERÍA SER YOGUI
A sus 8 años, Damián era un precoz niño aprendiz de yoga, que todo el tiempo realizaba preguntas
sobre los secretos de universo: ¿Qué es la mente? ¿Qué es la conciencia? ¿Qué es el cuerpo y
cómo funciona? ¿Hay vida después de la muerte? ¿De qué tamaño es el universo? ¿El yoga es una
filosofía? ¿Es una filosofía sagrada? ¿Cuánto dura una eternidad?
¡Hacía preguntas incluso dormido!
Su Maestro–Eterno, un gran sabio, después de la práctica le obsequió un gran libro de miles de
páginas, lleno de hermosas y coloridas ilustraciones que se titulaba, TODO LO QUE USTED DEBE
CONOCER SOBRE LA MENTE.
Otro niño hubiera desistido de leer el libro, pero Damián, Nó. Pasó muchos días leyendo el libro...
¡y sin hacer preguntas!
Su Maestro-Eterno permaneció observándolo hasta que terminó el libro, y el niño, aún lleno de
inquietudes, insistió en hacerle preguntas, pero su Maestro-Eterno le pidió que buscara las
respuestas dentro de sí mismo, actitud que Damián no entendía del todo.
Cierta noche, Damián se acostó algo desilusionado y molesto, y después de un rato encontró en
sus sueños a su Maestro-Eterno dispuesto a realizar un viaje a La mente, el Alma, el Cuerpo, y los
Sentidos, por lo que Damián empezó a sentirse más feliz que nunca.
Lo primero que se encontró en el viaje es fue un hermoso templo formado de preciosas partículas
palpitantes que componían sus diferentes estructuras; era lo más fantástico que había visto, por lo
que Damián sorprendido preguntó: ¿Qué es este templo exactamente?
Su Maestro-Eterno con una gran sonrisa le responde: “es el sitio que habitas y desde el cual
interactúas con el mundo”
Entonces el niño comienza a recorrer el templo.
Primero encontró que cerca de la entrada flotaba una hermosa escarcha de colores la cual se
dirigía de forma armoniosa hacia cinco grandes puertas que se encontraban abiertas y llenas de
luz; inquieto, corrió a ver qué pasaba, pero vio que el Maestro-Eterno estaba tranquilo y sonriente.
Damián le pregunta por qué las puertas alumbraban, y aquel, señalándolas, le indica que revisé las
puertas. Damián, sorprendido, revisa las puertas encontrando que alumbraban con un brillo
hermoso, aunque unas eran más resplandecientes que otras. El Maestro-Eterno se paró justo al
frente de la puerta que más brillaba, y le explicó:
“Cuando cumples tú propósito y misión en esta vida y utilizas tu cuerpo y tus sentidos en función de
la No violencia, el No mentir, el No robar, el No manipular y No acumular, las puertas te llevan por
el camino correcto”
Damián, que en ocasiones era caprichoso y obstinado, quería que todas las puertas se
mantuvieran iluminadas, así que sin más acciones, se sentó frente a ellas sin cruzar ninguna de las
puertas, y dejó pasar gran parte de la vida a sus espaldas; a medida que transcurría el tiempo, las
puertas se fueron apagando y la escarcha de colores fue desapareciendo, y todo se volvió oscuro y
cuando eso ocurría, solo se escuchaba una respiración que parecía de un animal agonizante, lo
cual le generó mucho miedo y llegó a pensar que estaba perdido, y en medio del llanto recordó a
su Maestro-Eterno, y empezó a respirar lenta y profundamente logrando ver que el templo y las
puertas volvieron a brillar con nuevos bríos. De esta manera, aprendió que solo con la unión de su
cuerpo, mente y alma, siguiendo los principios y funciones de las cinco puertas, se logra encontrar
el camino hacia la felicidad del espíritu.
Sembrado por Alejandra Orozco (Marzo 2020)
2 comentarios
Tú cuento me hace recordar que debemos aprender a ser como niños,que la curiosidad ,energía y disposición que tiene un niño para aprender cuando le interesa un tema es el secteto y esa actitud facilita el encuentro con uno mismo .
ResponderEliminarEs vital la sincronícidad con todos nuestros sentidos y la observación .
El cuento me recuerda el escuchar adentro la respuesta cuando las dudas se aquietan.
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