Cuento 5.

by - marzo 07, 2020

DAMIÁN, EL NIÑO QUE QUERÍA SER YOGUI 

 A sus 8 años, Damián era un precoz niño aprendiz de yoga, que todo el tiempo realizaba preguntas sobre los secretos de universo: ¿Qué es la mente? ¿Qué es la conciencia? ¿Qué es el cuerpo y cómo funciona? ¿Hay vida después de la muerte? ¿De qué tamaño es el universo? ¿El yoga es una filosofía? ¿Es una filosofía sagrada? ¿Cuánto dura una eternidad? 

¡Hacía preguntas incluso dormido! 

Su Maestro–Eterno, un gran sabio, después de la práctica le obsequió un gran libro de miles de páginas, lleno de hermosas y coloridas ilustraciones que se titulaba, TODO LO QUE USTED DEBE CONOCER SOBRE LA MENTE. 

Otro niño hubiera desistido de leer el libro, pero Damián, Nó. Pasó muchos días leyendo el libro... ¡y sin hacer preguntas! 

Su Maestro-Eterno permaneció observándolo hasta que terminó el libro, y el niño, aún lleno de inquietudes, insistió en hacerle preguntas, pero su Maestro-Eterno le pidió que buscara las respuestas dentro de sí mismo, actitud que Damián no entendía del todo. 

Cierta noche, Damián se acostó algo desilusionado y molesto, y después de un rato encontró en sus sueños a su Maestro-Eterno dispuesto a realizar un viaje a La mente, el Alma, el Cuerpo, y los Sentidos, por lo que Damián empezó a sentirse más feliz que nunca. 

Lo primero que se encontró en el viaje es fue un hermoso templo formado de preciosas partículas palpitantes que componían sus diferentes estructuras; era lo más fantástico que había visto, por lo que Damián sorprendido preguntó: ¿Qué es este templo exactamente? 

Su Maestro-Eterno con una gran sonrisa le responde: “es el sitio que habitas y desde el cual interactúas con el mundo” 

Entonces el niño comienza a recorrer el templo. 

Primero encontró que cerca de la entrada flotaba una hermosa escarcha de colores la cual se dirigía de forma armoniosa hacia cinco grandes puertas que se encontraban abiertas y llenas de luz; inquieto, corrió a ver qué pasaba, pero vio que el Maestro-Eterno estaba tranquilo y sonriente. Damián le pregunta por qué las puertas alumbraban, y aquel, señalándolas, le indica que revisé las puertas. Damián, sorprendido, revisa las puertas encontrando que alumbraban con un brillo hermoso, aunque unas eran más resplandecientes que otras. El Maestro-Eterno se paró justo al frente de la puerta que más brillaba, y le explicó: 

“Cuando cumples tú propósito y misión en esta vida y utilizas tu cuerpo y tus sentidos en función de la No violencia, el No mentir, el No robar, el No manipular y No acumular, las puertas te llevan por el camino correcto” 

 Damián, que en ocasiones era caprichoso y obstinado, quería que todas las puertas se mantuvieran iluminadas, así que sin más acciones, se sentó frente a ellas sin cruzar ninguna de las puertas, y dejó pasar gran parte de la vida a sus espaldas; a medida que transcurría el tiempo, las puertas se fueron apagando y la escarcha de colores fue desapareciendo, y todo se volvió oscuro y cuando eso ocurría, solo se escuchaba una respiración que parecía de un animal agonizante, lo cual le generó mucho miedo y llegó a pensar que estaba perdido, y en medio del llanto recordó a su Maestro-Eterno, y empezó a respirar lenta y profundamente logrando ver que el templo y las puertas volvieron a brillar con nuevos bríos. De esta manera, aprendió que solo con la unión de su cuerpo, mente y alma, siguiendo los principios y funciones de las cinco puertas, se logra encontrar el camino hacia la felicidad del espíritu.

Sembrado por Alejandra Orozco (Marzo 2020)

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2 comentarios

  1. Tú cuento me hace recordar que debemos aprender a ser como niños,que la curiosidad ,energía y disposición que tiene un niño para aprender cuando le interesa un tema es el secteto y esa actitud facilita el encuentro con uno mismo .
    Es vital la sincronícidad con todos nuestros sentidos y la observación .

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  2. El cuento me recuerda el escuchar adentro la respuesta cuando las dudas se aquietan.

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