He escuchado decir muchas veces que la juventud está perdida, que en algún lugar el rumbo se desvió, y que esta es otra generación que se fue a la basura.
Y estas palabras por más fuertes que parezcan están cargadas de una verdad incómoda, y es que el ser joven implica someterse a una fuerte encrucijada, en donde por un lado está ser fiel a la herencia de las generaciones anteriores, y por el otro está el abrir nuevos caminos, pero en medio de esta encrucijada es donde se hace fácil perderse, sobre todo porque los jóvenes de hoy en día se dedican a heredar nos viejos errores de sus ancestros y optan por abrir nuevos caminos, pero basados en las mismas concepciones arcaicas de ver el mundo de sus antepasados, y eso los conduce a un atolladero, en donde avanzar se hace más difícil.
Durante años me dediqué al trabajo comunitario con los jóvenes en el barrio, y también me he dedicado a formar jóvenes en estas tradiciones místicas, y con el pasó del tiempo he podido ver unos procesos muy hermosos de florecimiento y transformación interior, pero también me ha permitido ver como la sensibilidad de la que están dotadas estas nuevas generaciones les juega más en su contra que a su favor, conduciéndolos por caminos sinuosos.
Está sensibilidad de la que hablo es aquella que les permite alzar la voz ante las cosas que les indignan, la que les permite sacar a flor de piel la compasión por los menos favorecidos y cuestionar el individualismo dominante en el que están inmersos, la que les permite percibir realidades espirituales inusuales, y la que les conduce a sentir en carne propia el sufrimiento que les rodea, pero por eso mismo es que muchos jóvenes se revientan al chocarse con un mundo que se esfuerza en moldearlos y domesticarlos, pero sobre todo que produce más sufrimiento del que son capaces de asimilar, y terminan decepcionados y perdidos sintiéndose incapaces de cumplir su llamado a transformar todo lo que no funciona en su entorno.
Esta enorme frustración es la que los lleva en muchos casos a querer silenciar esa sensibilidad, en algunos casos embotándose a sí mismos en un mundo desenfrenado de sensaciones externas, para silenciar todo aquello que sienten adentro. Y por eso es que hoy me animo a alzar la voz y decir que para que éstas y las venideras generaciones de jóvenes no se pierdan, debemos recordarles que esta bien sentir...
Que esta bien sentir el dolor ajeno, que esta bien sentir el impulso a transformar el mundo, que esta bien sentir el alma en nuestro sendero, que esta bien sentir la Vida manifestándose en una mirada, en una caricia, en una sonrisa, y que es el sentir uno de los mejores patrimonios de la humanidad para salirse de los moldes que la civilización nos impone, pero sobre todo recordarles que por más solos que se sientan siempre habrá alguien cerca nuestro con quien compartir el camino, y en la medida que aprendemos a exponer nuestro corazón, encontramos a aquellas personas que resuenan con nuestra frecuencia, que es la frecuencia de la renovación de la Vida, que se manifiesta en todos los que son y se sienten jóvenes.
[Dedicado a todos aquellos a los que en su compañía me han inspirado para sentirme y mantenerme joven]
Sembrado por Esteban Augusto (Abril del 2020)
2 comentarios
=) Es genial sentir <3
ResponderEliminarmil gracias profe esteban, no te imaginas como aprendo de vos.
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