¿PORQUÉ SUBIR UNA MONTAÑA?

by - enero 04, 2022





 Es un proceso intimidante, difícil, extremadamente retador; se necesita el equipo adecuado, estado físico, determinación mental y emocional porque con un paso en falso la muerte te puede susurrar al oído. 

 Necesitas ponerte al límite en todas las capas de tu ser ya que cada paso se siente desde los huesos hasta los miedos más profundos.  ¿Porqué lo hacemos? En el momento en el que se llega a la cima se abre una posibilidad de expansión espiritual tan enorme, los límites de lo que te define se difuminan, entonces se posibilita otro nivel de diálogo con el misterio, en cierta forma, te has ganado ese nivel, ves todo lo que la montaña te ha enseñado y te ha fortalecido en el proceso, le puedes sonreír y llorar con respeto y cierta complicidad, ya no es intimidante, ya es una buena amistad, de esas que se imprimen en el alma, de esas que guían con altura, impecabilidad y temple.  

La montaña enseña a respirar correctamente, a tener pasos firmes en la vida, a seguir un propósito elevado, a bajar con humildad para asumir las lecciones aprendidas, a comer balanceado para tener fuerzas sin estar atiborrado, a soltar la ansiedad de controlar el destino y al mismo tiempo ser determinante en las desiciones. Caminar más de 10 horas para recibir y bajar la enseñanza de una montaña es como el sadhana espiritual; te exige lo mejor de ti y te da inspiración para la vida si sabes observarla en silencio, receptivamente, como una meditación, entonces te puedes llevar en tu corazón la altura de la creación de Dios a todas partes, ser un aliado de los apus para que te nutran, para que te den visiones elevadas cuando la dualidad del mundo no te deje ver con claridad, todo esto porque te lo has ganado con un coraje amoroso.


Sembrado por Julian Pulgarin (fruto de nuestro peregrinaje y sadhana itinerante an nevado Zizuma)

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