LA SABIDURÍA DE LA HERIDA

by - agosto 23, 2022



La sabiduría de la herida
A veces solemos entender las heridas como meras pérdidas de continuidad de los tejidos, pero siento que esa es una visión muy miope de la situación, porque hay muchas más cosas que aprender de las heridas, y que están relacionadas con las otras dimensiones de nuestra existencia.
Resulta muy paradójico ver, por ejemplo, que en algunas ocasiones nos doblamos los tobillos fuertemente, y no nos pasa nada, pero un día con sólo apoyar el pie en el suelo, se desestructura tanto el tobillo que nos manda al reposo por unos cuantos días.
De hecho recuerdo un gran amigo que presentaba unas fuertes laceraciones en los dedos de sus manos, había recibido un montón de tratamientos y exámenes médicos y lo único que le habían dicho era un nombre raro, el de una enfermedad, y que dependería el resto de su vida de un medicamento para untarse en la piel. Pero también recuerdo como en medio de las múltiples conversaciones que teníamos un día hablamos de que tan lejos queríamos llegar, y ahí ocurrió la sinapsis, porque él comprendió que el hecho de que sus dedos no pudieran agarrar cómodamente, era sólo el reflejo de lo que pasaba internamente, de sentirse incapaz de agarrar sus propias aspiraciones.
Así como estas, hay múltiples historias que he visto, de muchos entendimientos que lograron erradicar una enfermedad, pero no sólo porque lograron desaparecer los síntomas externos, sino porque lograron desactivar la raíz emocional y mental que les sostenía, y sin esta raíz la manifestación física simplemente se desvanece.
Por eso resulta muy poderoso darnos la posibilidad de aprender de cada herida, de cada enfermedad, y estudiar a fondo todas las circunstancias que rodean su aparición, las partes y las funciones corporales implicadas con la herida, y reconocer que cada síntoma sólo es una manifestación de lo que pasa internamente.

Hace poco, caminando por un río, di un paso sobre la punta de una varilla, creo que cintos de veces he caminado en superficies más riesgosas, pero esta vez la varilla logró hacerme una herida, que inmediatamente me llevó a considerar un montón de cosas al rededor de la planta del pie, sobre como están mis apoyos y mis raíces, sobre la posibilidad de sentirme estable, y la incapacidad de continuarme moviendo. Seguro el tiempo traerá más entendimientos, pero por ahora vale reconocer que las heridas llegan para invitarnos a hacer una pausa y para recordarnos que siempre podemos cicatrizar independientemente de todo lo que nos pase, y que lo más hermoso de las cicatrices es que son marcas para la posteridad que nos recuerdan historias, pero sobre todo nos permiten ir actualizando aprendizajes.


Sembrado por Esteban Augusto (Abril, 2022)

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