Libro 2: Sadhana Pada; sutras 46-48

by - marzo 22, 2020

"Firmeza y comodidad componen el asana" Libro 2: Sutra 46.


Normalmente, solemos leer los Yoga sutras usando la lupa de lo que entendemos hoy en día como yoga y eso hace que cambiemos el sentido de las cosas tal y como Patanjali las entendía. Una cosa es asana, tal y como la propone Patanjali y otra cosas son las asanas, en plural, que tienen que ver con esta visión tan famosa hoy en día ligada a secuencias de movimientos y posturas. Un cosa es pranayama como lo propone Patanjali y otra cosa son los protocolos específicos de prácticas respiratorias que hoy en día suelen entender se como pranayamas. 

 En los siguientes apartados vamos tratar el tema de asana, panayama y pratyahara tal y como los expone Patanjali en estos sutras. Entendiendo estas tres prácticas como los componentes de bahiangha sadhana (la práctica interna), que se complementarán con el antarangha sadhana (práctica interna) que está conformado por los restantes componentes de los ocho expuestos por Patanjali.


ASANA:


 Cuando Patanjali habla de asana, se refiere básicamente a asumir la postura de estar sentado y erguir la columna. Cuando pensamos en todo lo que se hace con el cuerpo hoy en día podemos entender que todo ese movimiento no es más que la preparación para poder erguir nuestra columna, para poder permanecer sentados. Cuando se habla de asana, se habla de esa asana específica, todo lo demás, podría decirse que son las pre-asanas. El problema de la actualidad de yoga radica en que nos hemos quedado solamente en las pre-asanas, creemos que este es el propósito de nuestra práctica y nos evaluamos en la medida en que hacemos más de esas pre-asanas, sin instalarnos siquiera en el asana

En la época en que se escribieron los yoga sutras, puede entenderse que era mucho más fácil de lo que es para nosotros sentarse en el asana, nuestro cuerpo no está lo suficientemente cultivado para sentarnos y nuestro modo de vida es cada vez más estático, así que para nosotros el hecho de sentarnos es conectarnos con nuestra forma ordinaria de vivir. En la época del texto, lo ordinario era caminar largas distancias, subir montañas, arar la tierra, arrear bueyes y vacas, por lo que la propuesta de sentarse tenía que ver en parte con cambiar la rutina, con salir de los patrones de comportamiento ordinarios de movimiento para cultivar a través de la quietud la facultad de ver más allá de lo que usualmente se podía percibir. 


Quietud y movimiento:

 La propuesta es salir de lo ordinario para acercarnos al umbral de lo extraordinario y esto se puede lograr cambiando los patrones usuales de comportamiento. Si el patrón usual de comportamiento está basado en el movimiento, la forma de romper ese patrón es a través de la quietud, pero en nuestro estilo de vida actual cada vez nos va arrinconando en lugares más pequeños y en casi todo lo que encontramos alrededor está el germen del sedentarismo, nuestros trabajos nos llevan a pasar horas sentados y cuando parece que nos movemos mucho, básicamente permanecemos sentados en el carro o en el transporte público, así que cuando queremos practicar la quietud nos damos cuenta de que es más de lo mismo, de lo ordinario, y justo en esos momentos que quietud percibimos internamente tenemos mucho más movimiento. 

 Desde nuestra realidad, el movimiento, puede convertirse en la puerta de entrada para la quietud. En la medida que hacemos más movimiento, podemos volvernos sensibles a una quietud distinta a la quietud ordinaria. Si nuestra vida ordinaria nos mantiene en la quietud y tratamos de sentarnos sin transitar primero por el movimiento, seguiremos experimentando ese mismo estado ordinario, pero si venimos de la vida ordinaria, nos sumergimos en el movimiento, sudamos, nos estiramos, nos doblamos y le damos movimiento suficiente a nuestra columna, cuando volvamos a encontrar la quietud, será una quietud muy distinta. 

 Cuando intentamos aquietar el cuerpo sin movernos antes, todo el ruido mental se siente con más fuerza, la práctica de yoga comienza a darle movimiento al cuerpo, lo que va alejando la mente de las distracciones y utiliza el movimiento para armonizarlo con la respiración, en este proceso la mente puede volver a dispersarse pero cada vez logra sincronizarse con más facilidad con la respiración y el movimiento, y al final es posible experimentar una quietud más estable luego de transitar por el movimiento. 

 Es mucho más fácil aquietarse después de integrar el movimiento y la respiración, que es lo que se hace en las prácticas de yoga actuales, que buscan adaptarse a nuestro modo de vida. Por ello lo que se propone para la columna vertebral con todas las asanas de yoga, no es más que un entrenamiento para que la columna desarrolle la habilidad de mantenerse erguida. En la medida en que nuestra columna vertebral pueda permanecer erguida podemos estar más atentos, debido a que el sistema nervioso manda un mensaje para estar receptivos, cuando nuestra columna colapsa, nuestro sistema nervioso se adormece y se desconecta.


Características del asana:


 A la hora de describir el asana Patanjali la presenta como Sthira sukham asanam, es decir como una postura firme y cómoda. Que la postura sea firme nos remite a abhyasa y el que sea cómoda a vairagya, la firmeza implica poder sostenernos en ella, lo que necesita un relativo esfuerzo y la comodidad implica que sea una postura en la que no se genere estrés. 

 Hay esfuerzo por algo pero hay desapego por lo que se aspira, lo que nos remite a una de las metodologías previas de yoga expuestas por Patanjali. Se genera esfuerzo para estar, para mantenernos pero nos desapegarmos de los resultados, de lo que viene. En la medida en que fortalecemos esta práctica decodificamos el sentido de expectativa que es una de las trampas más comunes. De esta manera se puede vislumbrar cómo esta práctica se complementa con lo expuesto previamente en los Yamas y Niyamas, resaltando especialmente aparigraha, que es una invitación a dejar de codiciar y de querer llegar a algún lugar ideal, o a una permanencia específica en el asana, dejando que todos estos elementos se conviertan en complementos a la práctica y dejen de ser simple teoría. 

El fruto del asana:

 En el asana la columna como el eje central de nuestro cuerpo se lleva al equilibrio y la forma de encontrar este equilibrio consiste en poder establecerse erguida y en su centro, sintonizándose con la frecuencia del canal central, recordando que el propósito de la práctica del asana, es reducir la polaridad, evitando que haya dominancia de las extremidades del lado derecho o del lado izquierdo, ni del arriba ni del abajo, del giro hacia un lado o del giro hacia el otro, encontrando un punto en el que no sucumbamos ante el dinamismo del movimiento externo ni interno y no instalemos en el equilibrio desde la quietud, con lo cual se puede entender el fruto de asana enunciado por Patanjali que es la resolución de todas las dualidades.

Sembrado por Elisa Ochoa y Esteban Augusto (Encuentros Febrero 2020)

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