Libro 3: Vibhuti Pada; sutras 1- 4

by - marzo 28, 2020

"Los tres (Dharana, Dhyana, Samadhi) unidos conforman el Samyama" Libro 3: Sutra 4

El sendero hacia la unificación y la cesación:


 La mente tiene tres modelos ordinarios de funcionamiento: 

  • Mente caótica (Kshipta): Que es errante y preocupada. 
  • Mente letárgica (Mudha): Que es olvidadiza y sin energía. 
  • Mente dispersa (Vikshipta): Que está deambulando entre diversos temas. 

En los tres modelos, la mente no tiene la facultad para concentrarse, le cuesta mantener el enfoque. 

Todo el trabajo que se hace con yoga se propone como una alternativa para trascender esos modelos ordinarios, para llegar una mente cesada (nirodha). Para poder llegar al nirodha, la cesación de la mente que sería un quinto estadío de la mente, es necesario pasar antes por la mente enfocada o la mente unidireccional (ekagrata), que es el cuarto modelo o estadío. 

 El camino para llegar a la cesación comienza en el proceso de unificación y luego se busca darle dirección a esta unificación. El gran trabajo para llegar a la cesación, que es la apuesta inicial que propone Patanjali, implica pasar por el enfoque, que puede entenderse como dharana, que invita a la mente a desarrollar la unidireccionalidad. Para este propósito hay que tener en cuenta que es más fácil concentrarse entre menos distracciones se tenga y entre menos posibilidades haya de volver al estado de mente letárgica, caótica o distraída. La búsqueda se dirige a disminuir las posibilidades de volver a los estados de la mente ordinaria, para esto buscamos sentarnos con la columna erguida y creamos ciertas condiciones (Asana, Pranayama y Pratyahara) alrededor del proceso que hagan más fácil cultivar el ekagrata

 Así entonces podemos decir que desde el enfoque, desde el estado de ekagrata, se llega al nirodha y en ese proceso se presentan los tres componentes: Del Dharana se pasa por Dhyana y se llega finalmente al Samadhi. La práctica de estos tres componentes se conoce como Samyama. 


DHARANA DHYANA Y SAMADHI:


 La concentración o Dharana, es cuando se tienen muchos pensamientos sobre un único objeto; la meditación o Dhyana, es cuando hay solo un pensamiento y solo un objeto y el Samadhi es cuando ya no hay ni objeto ni sujeto ni pensamientos ni relación entre lo uno y lo otro. 

 Mientras haya meditación se está buscando lograr la unificación. El camino propuesto es reafirmar el Uno, alcanzar la unidad, para volver al cero, a la disolución. Para reafirmar el Uno tengo primero que superar las múltiples distracciones en que estoy presente para lograr la unificación, esta unificación a su vez nos permite descubrir que esa unidad que perseguíamos es efímera y es parte del vacío. 


 La búsqueda de la concentración (Dharana) como primer paso para la disolución, debe remitirse siempre al presente, para esto el cuerpo, la respiración y las sensaciones pueden ser un punto de partida ya que el cuerpo siempre está en el presente, la respiración siempre sucede en el presente y las sensaciones también suceden en el presente. 

Técnicas en diferentes culturas:

 Desde distintas culturas se han usado técnicas muy variadas para llegar a ese mismo punto de disolución que se propone desde los yoga sutras. En el Himalaya la meditación se hace alrededor de la quietud y está ha sido la tecnología que esa cultura ha usado para experimentar la disolución, pero está no es la única posibilidad. Algunas culturas, incluidos los sufis, usan el movimiento como punto de partida y llegan al éxtasis, a la disolución después de mucho movimiento. Después de pasar horas danzando el cuerpo está tan cansado que se sostiene desde un punto muy distinto al que lo sostiene de forma ordinaria. 

 Y así como los místicos sufis danzaban, como los místicos cristianos oraban y los yoguis se quedaban quietos, los griegos aplicaban una forma totalmente distinta, que era a su vez la forma en que construían la filosofía y que tiene que ver con la capacidad de reflexionar. Reflexionar, cómo la palabra lo indica, es volver a flexionar algo, tiene que ver con la facultad de mirar al que está mirando y en el mismo sentido disolver el observador con el observado y así llegar al entendimiento. Esta es una tecnología totalmente diferente, en la que no interesa el movimiento ni la quietud. La mente cuando se instala en la palabra está también completamente presente, hablar mucho de algo también aquieta la mente, ayudándola a liberarse de sus contenidos internos, esta es otra de las múltiples herramientas posibles. 

 Observar esta multiplicidad de técnicas alrededor del trabajo de unificación nos permite salir de ciertas ideas que tenemos preconcebidas y experimentar a través de otras opciones que no habíamos contemplado antes, posibilitando así el encontrar la posibilidad que más resuene con nosotros.

El camino artificial para volver al estado natural:

 Todas estas técnicas, que se plantean desde el yoga y desde otras culturas, son técnicas muy artificiales: sentarse, quedarse quieto, cerrar los ojos, danzar, orar, reflexionar son cosas que no son naturales para nosotros, pero que tienen el poder de llevarnos a nuestro estado natural. Si nuestra ordinariedad se volvió muy artificial, la forma de salir de ese artificio es creando otro; creando una artificialidad que nos recuerde el camino al estado natural.  

Volviendo a los términos centrales de estos sutras: Dharana, Dhyana y Samadhi, es importante recordar algo que ya tratamos en sutras anteriores y que nos permite diferenciar mejor estos conceptos: Cuando hay concentración (Dharana) hay esfuerzo, cuando hay meditación (Dhyana) hay una vuelta a la unidad, un proceso de autoconocimiento y cuando hay Samadhi lo que hay es una rendición ante algo más grande que uno mismo, con lo que podemos entender la similitud entre esta propuesta del samyama con la del kriya yoga

 Se comienza en un punto donde hay un esfuerzo que luego se abandona y solo queda el que está esforzándose y luego el que se está esforzando se abandona también, tal y como pasa con tapas, svadhyaya e Isvara pranidhana, se entra utilizando como punto de enganche del esfuerzo, este esfuerzo rompe lo ordinario, nos invita a salir del ritmo caótico en el que estamos, a salir de la letargia, a soltar los patrones de dispersión en los que nos encontramos. Hay que comenzar por un esfuerzo porque sino la inercia de lo artificial termina devorándonos pero no podemos quedarnos ahí, siempre que haya alguien intentando meditar no hay meditación porque hay una dirección, hay una intención que divide entre quien está y lo que quiere hacer y el objetivo es precisamente disolver esto. El trabajo nace desde el esfuerzo de la concentración que me permite unificar pero la idea es soltar ese esfuerzo y soltar al que se unificó.  

Esa posibilidad de llegar o no está determinada por el número de marcajes previos que tengamos, ya que entre más marcajes se tenga, más dispersión habrá. Por esta razón es de suma importancia recorrer el camino constante de la purificación de todos los contenidos internos. Adicionalmente, lo que nos lleva a la meditación es el proceso de unificación, cuando trascendemos el velo de la separación es posible experimentar todo lo que somos, la meditación por lo tanto es una experiencia más que en una técnica. Todas las técnicas que invitan a la meditación, son realmente, técnicas de concentración, que llevan a lados distintos según la forma en que se abordan y que no son más que la preparación para la unificación, una experiencia donde nos integramos con todo lo que somos. Lo que se hace es afinar o cambiar la dirección de la conciencia para romper con los patrones habituales y afinarnos a nosotros mismos para ser más perceptivos con los que sucede. 

 En primera instancia lo que ocurre es que dejamos de ser muchos, de ser fracciones o parte de algo, cuando refinamos esto lo suficiente dejamos incluso de ser uno para convertirnos en cero. Todo esto no es más que la forma práctica de entender el Kriya Yoga que es: tapas, svadhyaya e Isvara pranidhana. Somos parte de todo y lograr percibir eso implica inicialmente, un esfuerzo (tapas) para vencer el ritmo natural; luego la práctica de svadyaya, nos lleva a conocernos, a integrarnos, a unificarnos y finalmente, Iswara Pranidhana nos lleva a rendirnos ante lo supremo, a percibir que la misma célula de la que está hecha el árbol estamos hechos todos. 

 Cuando estamos en la multiplicidad de cosas, cuando estamos separados, simplemente vivimos la vida de forma ordinaria, cuando comenzamos a meditar nos integramos y de cierto modo sentimos que todo lo que nos rodea se convierte en un obstáculo, en una trampa, creemos que todo nos genera más marcajes, pero cuando damos un paso más allá percibimos que todo lo que nos rodea también es parte de nosotros. Es importante reconocer que esos momentos de separación nos permiten tener un rango de visión, que la separación es parte del proceso, pero también entender que el punto no es quedarnos en nuestro propio recogimiento, en nuestra montaña de aislamiento e iluminación, sino que el objetivo es volver y servir a otros con lo aprendido. 

El iluminado:

 El “iluminado” (Aquel que ha experiementado Samadhi) se da cuenta que su iluminación sólo es importante en la medida que pueda ser parte de algo más grande que sí mismo, que su trabajo no es empujar a la gente a seguir el camino que él recorrió, sino estar ahí, disponible para aquellos en quienes la semilla de las trascendencia está a punto de germinar, para aquellos que comienzan cuestionar la artificialidad en la que se encuentran inmersos en su vida ordinaria. 

 Un iluminado parece una persona normal a simple vista, la única diferencia es que no está esperando nada y no está peleando con lo que está pasando. Esta persona no se deja afectar por el mundo, pero tampoco se esfuerza por afectarlo. 

La experiencia más allá de la teoría:


 La gran magia de este proceso, más allá de la teoría, es vivir la experiencia, y la forma de vivirlo y de entenderlo en muchos casos ha estado sesgada por los ideales que otros nos han vendido, por las sensaciones que nos cuentan que se experimentan, por el tiempo en el que debería suceder, estas ideas y prejuicios, nos generan un sentido de logro que puede inspirarnos o llevarnos a desistir pero que en cualquiera de los dos casos nos imponen un velo de expectativas que nos desconectan de lo que sucede en el instante. 

 La búsqueda que se propone, es volver al estado natural, que podría verse como un estado libre de traumas, lo que quiere decir a un estado en el que no estamos condicionados por los patrones previos, donde estos patrones se han desbloqueado. Cada una de las experiencias que hemos vivido han generado un marcaje, la persona que se ha iluminado lo que hace es liberarse de todas esas marcas y sellos que se han generado en el tiempo. 

 Meditar en sí, no debería ser una tarea difícil, lo que la dificulta son todas las cargas que tenemos por lo que hemos vivido, por lo que ya pasó, por lo que queríamos que fuera distinto, por todos los patrones que tenemos instalados, todas las experiencias previas rigen nuestro nivel de dispersión. Para poder experimentar un estado de mayor claridad, el trabajo debe estar dirigido a romper esos viejos patrones. Una parte del trabajo, es una etapa de purificación, en la que se busca barrer los samskaras, darle una dirección diferente a nuestros vrittis y cortar los impulsos de los vasanas, este es un trabajo que no termina, constantemente debemos estar limpiando las marcas del pasado, aprendiendo a no reaccionar con los marcajes que están sucediendo y a no pelear con el contenido que va pasando. 

 Así como sucede en el Dharana, Dhyana y Samadhi así sucede con la práctica, cuando uno se unifica mediante la práctica, luego se da cuenta que esa práctica, esa unidad, es en sí misma es el sentido de la humanidad que late en lo profundo de la Vida que somos, y en ese punto dejamos de ver las diferencias para encontrar y centrarnos en todo lo que nos une. 

 “Antes de comenzar a meditar la montaña era una montaña y el río era un río, luego de que comencé a meditar me di cuenta que la montaña no era una montaña y el río no era un río, pero luego de  el despertar, la montaña volvió a ser montaña y el río volvió a ser río” 

 La propuesta es salir de lo ordinario haciendo un artificio, que nos crea también un sentido de separación, pero que aprendiendo del simbolismo de esa artificialidad, podemos volver al mundo y verlo tal como es.

Sembrado por Elisa Ochoa y Esteban Augusto (Encuentros Febrero de 2020)

You May Also Like

1 comentarios

  1. Hermoso, claro. Mil gracias a los dos por propiciar y recoger y por no dejar apagar la llama.

    ResponderEliminar