La función vital de la exhalación se encarga de sacar de nuestro cuerpo el aire que ya no necesitamos y que si conserváramos adentro nos empezaríamos a intoxicar, pero exhalar no es sólo sacar el aire, porque hay muchas otras cosas que también debemos exhalar para no saturarnos ni intoxicarnos.

Por eso desde la tradición del yoga se dice que la función que rige la exhalación también rige todos los procesos de eliminación del cuerpo, como sudar, llorar, vomitar, cagar, parir, incluso gritar. Esta función llamada “APANA”, se entiende en el axioma “mejor afuera de adentro”, y coordina la sabiduría de permitir que todo lo que ya no es necesario, salga y deje espacio para recibir nuevas cosas.

Por ello es que es tan saludable utilizar el poder del “apana” para sacar todo aquello que ya no necesitamos llevar dentro, y de esto se desprende la sensación de alivio después de llorar, de gritar, de vomitar y demás, aunque puede que el proceso sea doloroso porque nos hemos ido acostumbrando a cargar un montón contenidos, a los que nos aferramos incluso si nos hacen daño, a tal punto que nos duele desprendernos de ellos.

Ojalá nos demos la posibilidad de exhalar todo aquello que ya no necesitamos llevar dentro, que exhalemos recuerdos que nos ahogan, sueños que nos frustran, vínculos que nos atosigan, proyectos que no parimos, emociones que nos contaminan, pensamientos que nos drenan, y estaría bien que ese proceso de exhalación también esté acompañado de las otras funciones de “apana” unas cuantas lágrimas, suspiros, gritos, incluso carcajadas, y para los contenidos que estén muy aferrados, que podamos sudarlos, vomitarlos, incluso cagarlos para aliviarnos de ellos.

Exhala desde adentro, desocúpate de todo lo que ya no necesitas, convierte tu exhalación en un soplo, convierte tu soplo en un silbido, convierte tu silbido en una canción, y convierte tu canción en una ofrenda que honre todo lo que haz aprendido de eso que estas sacando, y que abra espacio a todo lo que esta por llegar.