Libro 3: Vibhuti Pada; sutras 16-22

by - abril 04, 2020

“Practicando Samyama en los tres niveles de evolución llega conocimiento pasado y futuro” Libro 3: Sutra 16


Los siddhis y los vibhutis:


En los próximos sutras Patanjali se dedica es explorar los vibhutis o siddhis que se adquieren por la práctica del samyamas sobre diferentes objetos. La palabra vibhuti significa ceniza, la ceniza es el fruto del fuego, del proceso, del trabajo. Después del fuego viene el vibhuti, es por esta razón que la palabra vibhuti se usa para referirse a los poderes, porque son lo que llega después de la transformación. La palabra siddhi, por su parte, significa perfeccionamiento, son el fruto del proceso del sadhaka, del que practica. Las palabras siddhi, sadhana y sadaka tienen la misma raíz y tienen que ver con el perfeccionamiento constante. 

 El listado que se presenta hace referencia a algunos de los perfeccionamientos que pueden existir. Los siddhis se derivan de la práctica del samyama, por lo tanto la puerta de entrada para el perfeccionamiento es la concentración, así el foco de concentración que usamos, se convierte en el foco de meditación y más adelante en el foco de claridad (samadhi) y lo que suele pasar es que se absorben las cualidades de eso que ocupa el foco de concentración, y nos unificamos con esas cualidades, lo que nos permite desarrollar o experimentar ese tipo de habilidades, poderes o logros. Todos los siddhis se pueden clasificar en tres niveles básicos: 
  • Los que tienen que ver con el control del cuerpo y la mente. 
  • Los que tienen que ver con facultades relacionadas a la clarividencia. 
  • Los que se refieren a interacciones de la mente y la materia.  

Al final del capítulo se establece el concepto de viveka jñanam, el conocimiento discriminativo o sabiduría intuitiva, que es el último siddhi propuesto. En la mitad se presenta, además, una advertencia sobre los logros que pueden obtenerse. 

 La interpretación alrededor de los sidhis puede tomar muchos caminos, uno de ellos nos conduciría a ver las cosas textuales, y desde esta interpretación podría caerse en una idealización de habilidades suprahumanas, pero desde el punto de vista como presentaremos cada uno de los diferentes sidhis en los siguientes apartados tomamos su sentido simbólico y nos enfocamos en como estas habilidades están presentes en nuestra vida diaria. Para presentar cada uno de los vibhutis se va a hacer referencia al texto tal cual aparece en la traducción de Sri Swami Satchitananda. 


Conocimiento sobre el tiempo:


 S.16: “Practicando Samyama en los tres niveles de evolución llega conocimiento pasado y futuro”

 Los tres niveles de evolución a los que se hace mención son nirodhah, samadhi y ekagra. El proceso al que nos llevan estos tres niveles de evolución es a la unificación de la conciencia que sucede cuando no hay dispersión. La dispersión natural de la mente es temporal, está asociada al pasado y al futuro, el proceso de unificación nos conduce liberarnos de esa dispersión temporal y centrarnos en lo que está sucediendo en el momento, centrándonos en el presente. Cuando nos fundimos con el presente podemos entender el ciclo de interrelación y comprender que el presente no es más que el fruto del pasado y que con el presente estoy generando el futuro y de ahí viene el conocimiento que se menciona. 

 Cuando estamos tan conectados con el presente llega el conocimiento del pasado y el futuro porque es posible entender la raíz de todo lo que está pasando y comprender que todo lo que hacemos en el presente se convierte en la raíz del futuro. El enfocarnos en estos tres niveles, en estos tres estados en los que la conciencia se unifica es lo que nos permite entender como el presente se convierte en pasado y como el pasado se convierte en futuro, entender que el futuro es otro presente que se convierte en pasado. 

 Cuando se está conectado profundamente con el presente se comprende la raíz de las acciones y se entiende de dónde viene todo cuanto sucede. La forma de comprenderlo está además, ligada a la idea del karma; cuando estoy en el presente es posible entender de dónde viene cada situación, qué acción del pasado la detona y en qué se va convertir en el futuro. El ejercicio al que nos invita es a estar en el presente, que nos permite entender la interrelación entre pasado y futuro y poder ver que estos dos tiempos que parecen separados, que parecen distintos no son más que emanaciones del presente. 

 Al concentrarnos profundamente logramos disolvernos para luego alcanzar la unificación de la conciencia y finalmente entender que el presente está interrelacionado con el pasado y con el futuro. 

S.17: “Una palabra, su significado y la idea que hay detrás de esta son normalmente confundidas por la súper imposición de una sobre la otra. Por samyama en la palabra (o sonido) producida por cualquier ser sintiente, se obtiene el conocimiento de su significado” 

 La forma de encontrar la esencia de las palabras y dejar de enredarnos entre significados y traducciones es fundirnos con la palabra misma, con el sonido. Por ejemplo, al hacer samyama en el mantra OM, nos concentramos en el sonido abandonando todas las ideas que tenemos sobre el OM, todo lo que nos han dicho sobre este sonido, los significados que le hemos atribuido y dejamos que sea el mismo mantra el que nos enseñe y ahí es donde nos conectamos con el significado mismo y lo comprendemos más allá de la racionalidad. 

 El siddhi que se desarrolla al hacer samyama sobre un sonido, sobre una palabra es poder entender el significado que subyace a cada una de las palabras y sonidos.El objetivo es hacerlo con todo lo que escuchamos, con todo lo que nos dice cada persona, silenciando el proceso de interpretación para sintonizarnos verdaderamente con lo que el otro quiere decir más allá de la palabra. Para lograr interpretar más allá del significado se requiere de un samyama porque de lo contrario estaríamos llenándonos de juicios y comparaciones. El samyama en la palabra nos lleva a que sea el propio sonido el que exprese que quiere decir. 

Este siddhi está muy relacionado con lenguajes arcaicos, que a su vez son los menos artificiales, con el paso del tiempo los sonidos que emitimos para comunicarnos se han ido cubriendo con una capa de artificialidad y todo el tiempo estamos haciendo combinaciones e interpretaciones desde la racionalidad, la búsqueda debe ir dirigida a develar lo que hay detrás de esta capas de interpretación que hemos ido construyendo sobre el lenguaje para lograr encontrar lo que subyace en el sonido, fundirse en las palabras para captar la esencia misma de ellas. 


Los nacimientos previos:


 S.18: “Por percepción directa, a través de samyama, de las impresiones mentales, obtenemos conocimiento de nacimientos pasados”

 Cuando tenemos una emoción, por ejemplo la rabia, si logramos concentrarnos en esa emoción hasta desarrollar el samyama y somos lo suficientemente afinados en esa técnica es posible entender de dónde viene ese marcaje emocional (samskara) y percibir incluso la fuente misma de la emoción. Al realizar ese trabajo es posible encontrar que algunas de las emociones y los impulsos que están presentes en nuestra vida son realmente nuestros pero que muchos otros no lo son, algunos son heredados o pertenecen a vidas pasadas. 

 Cuando hablamos de vidas pasadas, no quisiera que nos quedáramos en la intepretación textual de la teoría de la reencarnación, sino que implica entender que las vidas pasadas son toda la vida que sustenta lo que somos hoy, y esto implica que si analizamos bien, todo lo que somos hoy es la sumatoria de la herencias de nuestro pasado, por un lado es lo que heredamos de nuestras propias acciones del pasado, pero también tenemos una herencia ancestral, ya que nuestros ancestros sustentan desde nuestro ADN hasta muchos de nuestros patrones de conducta, y adicionalmente también nos sustentamos en una herencia que hemos recibido como especie viva, y todo el aprendizaje que hemos recibido en este amplio camino de millones de años de evolución hasta ser lo que somos hoy en día. 

 Como especie humana evolucionamos desde organismos unicelulares a lo que somos hoy en día, pasando por muchos estadíos intermedios, y una huella de todo ese recorrido está en nuestro cerebro, ya que este cuenta con una fracción reptílica encargada de la supervivencia, otra límbica o mamífera encargada de todo el proceso emocional y relacional y una fracción propiamente humana, el neocortex, encargado de diferentes procesos de pensamiento complejo como la capacidad de crear pero también la de preguntarnos a nosotros mismos. De esta forma en nuestra estructura cerebral, y en el comportamiento que de ella se desprende, cargamos la herencia de todas esas vidas pasadas de cuando fuimos reptiles, mamíferos y demás. 

 Este mismo proceso de evolución, de muchas vidas en millones de años, lo replicamos también desde el momento de la concepción, en unos cuantos meses, recorremos todo el ciclo evolutivo hasta formarnos como seres humanos: Al inicio somos solo una célula, luego somos muchas células no diferenciadas, luego esas células comienzan a adquirir características según su función y en un momento dado se comienza a generar la columna vertebral para luego convertirnos en una especie de pequeños renacuajos, de los cuales luego se van desarrollando diferentes sentidos, se desprenden extremidades... atravesando así por todos los estadíos, recorriendo todo el proceso evolutivo hasta formarnos como seres humanos con toda la carga genética y también con todos los impulsos y los patrones colectivos que hacen parte de nuestro linaje humano. 

 Cuando se entiende un samskara es posible darse cuenta que puede hacer parte no solo de esta vida como individuo, aunque claramente de esta vida específica tenemos muchos, sino que existen también muchos marcajes que hemos desarrollado para lograr evolucionar a lo que hoy somos, como por ejemplo el miedo o la cólera, que en momentos de nuestro pasado nos han ayudado para protegernos y sobrevivir como especie. 

 Sumergirnos en el samskara nos permite entender que puede tener una raíz muy profunda y poder entenderla, entender que ese patrón puede no ser propio permite la conexión con la vida pasada, esa vida que sustenta nuestra vida presente. 

 Teniendo en cuenta que muchos de nuestros samskaras están tan enraizados a nosotros, que no vienen exclusivamente de nosotros como individuos sino que algunos los compartimos con todos los humanos, otros con todos los animales y otros incluso con todas las formas de vida existentes, nos es posible entender que al primer intento, no vamos a ganarle a esos patrones que han sido alimentados por muchísimos. Lo que debemos hacer es comenzar a trabajar nuestra voluntad y dejar de alimentar esos patrones, dejar de entregarles nuestra atención; cuando un patrón comienza a ser el foco de atención absorbe toda la energía, en la medida en que dejamos de alimentar un patrón se debilita y en ese momento nuestra voluntad medianamente trabajada puede hacerle frente a ese comportamiento y lograr ir podándolo hasta lograr sacarlo de raíz. 


Sumergirse en otros cuerpos:


 S.19 “Por samyama en las características distintivas de los cuerpos de los otros, se obtiene conocimiento de sus imágenes mentales” 

 En la medida en que nuestra vida nos ha forjado, ha forjado también nuestra estructura física, así que cada que experimentamos una emoción determinada nuestro cuerpo adopta una postura específica, lo que sucede es que normalmente estamos muy dispersos y no prestamos la suficiente atención, pero si lográramos entender la estructura del otro nos sería posible tener información para leer su historia, su marcaje, sus pensamientos. Solo con eso sería posible entender la mente de cada quien. La invitación además de comprender al otro es desarrollar la receptividad, que usualmente está nublada por la palabra, para que no sólo nos permita observar el cuerpo del otro sino para que también nos posibilite el ponernos en función de lo que ese otro necesita. 

 Las personas que desarrollan este siddhi son aquellas que te ven y solo te tocan un punto de tu cuerpo, o te dicen una simple frase, y con eso son son capaces de desbloquear algo justo en el lugar en que la otra persona lo necesita. 

 Este desarrollo de la receptividad posibilita que al ver al otro sea posible ver su proceso, comprenderlo más allá de lo que se dice con la palabra. Los animales por ejemplo están más cerca de esa sabiduría, son más receptivos al otro, se permiten ver más allá de lo ordinario, no tienen miedo de verlo. 

Entender la inteligencia personal viene de esa receptividad, si uno se funde logra entender al otro desde un punto de vista más profundo de lo que puede percibirse a simple vista. Es por esta razón que la gente con trabajos profundos de yoga se vuelve tan trapeútica, ya que adquieren una sabiduría en aspectos que van más allá de lo tangible y pueden lograr con un toque o con una palabra sencilla llevarte a reflexionar sobre algo que te ha tenido atado por largo tiempo y que puede estar causando un dolor físico o emocional. 

 Así como cuando entendemos nuestros samskaras nos es posible entender el pasado y el futuro, cuando entendemos los samskaras de la otra persona nos es posible comprender su presente, como su presente está marcado por sus samskaras y como ese presente se relaciona con el pasado y con el futuro; es posible así como se vió el propio proceso ver el proceso de los demás. 

 Cuando la enseñanza se daba de maestro a discípulo, el maestro conocía todo de su discípulo y podía hacer algo por él, podía hacer samyama sobre él y conocer a fondo el proceso de cada uno, sus necesidades y por eso a cada uno se le enseñaban cosas distintas y de formas distintas. El maestro entendía el ciclo de cada persona y con esa información desarrollaba un proceso pedagógico que permitiera al estudiante liberarse de lo que realmente necesitaba liberarse. Los procesos de enseñanza actual, estandarizados, no permiten este tipo de procesos y en ellos se le debe enseñar lo mismo y de la misma manera a muchas personas, lo que no permite interpretar y trabajar en las necesidades individuales de las personas. Todas las personas necesitan liberarse de distintas cosas, evolucionar de distinta manera y los procesos actuales de enseñanza no lo permiten. 

 Todo el trabajo de yoga que se ha propuesto está en función de entender la estructura mental; al conocer cómo funciona la propia estructura mental es posible trasladar ese conocimiento a los demás y vislumbrar la estructura mental del otro y cómo esa estructura mental está ligada a un proceso temporal, como está ligada a sus marcajes y este conocimiento hace que sea más fácil guiar o direccionar a las personas que están alrededor y que desean ser guiadas. 

 S.21 “Por samyama en la forma del cuerpo (y por) comprobando el poder de percepción interceptando la luz de los ojos del observador, el cuerpo se hace invisible” 

 En este caso el foco de atención se centra en las características del cuerpo y en la relación del cuerpo con el observador. Lo que pasa, no es que nuestro cuerpo como tal se desmaterialice sino que se logra regular la facultad del otro de dirigir su atención sobre nosotros. Una forma de verlo es la gente que es muy tímida y que por esta razón no quiere ser vista, por lo tanto asume una actitud de recogimiento tal que los demás no pueden verla. Esta relación con el otro no invisibiliza nuestras células sino que es capaz de alguna u otra manera de lograr que la otra persona no direccione su atención hacia nosotros y por esa razón no somos vistos. 

 S.22 “De la misma manera, la desaparición del sonido (tacto, gusto, olfato, etc.) es explicado”

De la misma forma en que puede afectarse la forma en que el otro nos percibe a través de la vista es posible afectar la forma en que nos percibe a través de los otros sentidos. En el siddhi anterior buscaba centrarse en la luz que emanamos y que el otro percibe y como el otro puede vernos, de esa misma forma se puede proyectar este siddhi para que el otro no pueda percibir nuestra presencia desde otros sentidos. Estos dos logros se refieren a la forma en que el otro nos percibe y no a la suspensión de las funciones vitales en nosotros. La suspensión de la vida por un momento tiene que ver con la suspensión de las facultades vitales al mínimo posible y no a la forma en que los otros nos perciben a través de sus sentidos que es a lo que hace referencia este siddhi.

Sembrado por Elisa Ocha y Esteban Augusto (Encuentros marzo 2020)

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