Libro 3: Vibhuti Pada; sutras 36-44

by - abril 15, 2020

"Soltándose de las causas de las ataduras, y con le conocimiento de chitta se puede entrar en otro cuerpo" Libro 3: Sutra 39
"Había una vez un monje que se sentaba a meditar, todos los días se quedaba en silencio y en medio de su práctica fue comenzando a experimentar sensaciones, en algunos momentos sentía que su cuerpo se expandía, en otros que la gravedad no lo afectaba o que su cuerpo se disolvía y comenzó a contarle a un monje más joven lo que experimentaba en la práctica. El monje más joven en lugar de sentarse a meditar abierto a lo que sucediera quiso sentir lo que al otro monje le pasaba y comenzó a inducir esa sensación en su propio cuerpo". 

Esta pequeña historia nos lleva a entender que hay dos formas de experimentar los poderes, una es practicar y por la práctica misma se alcanza un estado específico y otra es buscarlo y querer inducirlo. 

Es bastante diferente cuando el cuerpo se expande de forma natural a cuando lo quiero expandir y estoy buscando cultivar esa sensación. Cuando hago la práctica sin intención de alcanzar un poder o cuando me siento con la intención de que pase algo específico. Sí yo me siento buscando calmarme es posible que no lo logre. 

El camino que se propone es practicar y en la medida en que se cultive la práctica puede llegar o no una sensación o un poder en un orden que no nos es posible controlar. Nuestra forma de entender el mundo desde Occidente es muy cartesiana, siempre miramos las cosas de forma lineal y queremos darle a cada cosa un resultado específico y siempre lograble, pero la vida no es así; cuando estamos esperando un resultado específico estamos limitando las posibilidades. El ejercicio que se propone es practicar y si algún poder llega aceptarlo simplemente y sino seguir con la práctica sin esperar nada. La propuesta no es practicar vibhutis, es entender que son efectos secundarios de la práctica. 


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Así como en los apartados anteriores, para presentar cada uno de los vibhutis se va a hacer referencia al texto tal cual aparece en la traducción de Sri Swami Satchitananda. 


El conocimiento sobre el Ser:


 S36. “El intelecto y Purusha (o Atman) son totalmente distintos, el intelecto existe por el interés de Purusha, mientras que Purusha existe por interés de sí mismo. No distinguir entre uno y otro es la causa de toda la experiencia; y por samyama en la distinción se obtiene conocimiento de Purusha”

 Meditando en la distinción entre intelecto y Purusha se alcanza el conocimiento de Purusha. Atman es la forma que se tiene en la tradición vedanta de llamar al Ser y Purusha es la forma dentro de la tradición Samkya de llamarlo. Parte de la propuesta de los versos siguientes es establecer la diferencia entre el ser (entendido como Purusha o Atman) y la facultad de percepción intelectiva (Budhi). En este punto es importante tener en cuenta que por más pura que se encuentre la mente, no es el alma y que por más pura que esté la conciencia, ella en sí no es el Ser. 

 Parte del trabajo que se propone es afinar la capacidad de diferenciar lo uno y lo otro. Cuando logramos diferenciar qué es el intelecto y qué no es el intelecto, qué es el alma y qué no es el alma, qué es Purusha y qué no es Purusha, logramos el conocimiento de todo. Cuando comprendemos hasta dónde llega cada cosa es posible entender la omnisciencia que se propone. 

 Casi toda nuestra vida no funciona desde buddhi sino desde el ahamkara, desde el sentido del yo, desde todos los marcajes y todas las impresiones que tenemos guardadas, funciona desde la identidad que hemos construido a lo largo de la vida. Por esta razón parte del trabajo es desempoderar al ahamkara, quitarle peso para que buddhi, que tiene la capacidad de discernir entre las cosas pueda ver un poco más allá y cuando el budhi logra ver más allá, puede aclararse lo suficiente, afinarse hasta percibir que él no es el protagonista y en ese momento es capaz de ver quién es el verdadero protagonista y adquiere la facultad de percibir el atma, el Purusha

 El ahamkara, por su parte, no tiene esa facultad, el ahamkara cree que es todo cuanto existe. La propuesta es refinar el trabajo sicológico, pulir el ahamkara para que deje de creerse tan importante, afinar el buddhi como esa facultad de percepción, discernimiento para poder hacernos conscientes. 

Cuando vivimos desde el intelecto, desde nuestra propia mente todavía hay algo que nos falta, todavía debemos conectarnos con lo que realmente somos. El asunto es poder determinar qué tan limpio está el intelecto de sus propias impresiones, en la medida en que el intelecto esté lo suficientemente limpio será capaz de manifestar la luz de Purusha, que es el propósito. La idea no es desconectarnos del intelecto, es usarlo para su verdadera función que es percibir el mundo interno más allá de los pensamientos, más allá del observador.


Sentidos aumentados:


 S37. “Por consiguiente, a través de la intuición espontánea que surge de este conocimiento se obtienen sentidos suprafísicos, oído, tacto, vista, gusto y olfato” 

 Cuando se logra conocer qué es Purusha, se alcanza una inteligencia más allá de lo que usualmente consideramos como inteligencia y que nos permite percibir a Purusha, esa inteligencia suele denominarse intuición. 

 La intuición es la que nos habla a través de una sensibilidad aumentada que en realidad se manifiesta de formas muy sencillas si estamos lo suficientemente atentos. Esos sentidos aumentados son los que nos permiten escuchar el corazón de otra persona cuando se agita al acercarse a nosotros, son los que nos permiten percibir el temor de los demás, poder escuchar los pájaros en la mañana o ver los árboles en nuestro camino cuando antes no lo hacíamos. 

 Lo que se propone no es el desarrollo de poderes extraños al entender a Purusha. El proceso de desidentificación con la mente nos permite entender la facultad de percibir más allá de ella y esto es lo que faculta la intuición, la cual se expresa a través de los sentidos en una forma aumentada que nos permite conectarnos con esas otras realidades que también están sucediendo pero que usualmente no estamos conscientes ni estamos facultados para percibirlas. 

 Por esta aspirando a súper poderes nos perdemos lo que pasa a nuestro alrededor, no alcanzamos a ver, por ejemplo, la forma en que nuestras plantas crecen día a día, creemos que todo el tiempo están iguales, así el lograr ver la hojita nueva que comenzó a salir hoy es ya un un poder. Si no logramos ver lo pequeño no nos será posible ver lo grande y apreciarlo. El refinamiento está en la cosas simples que nos permiten tantear y disfrutar la realidad. 


La advertencia sobre estos logros:



 S38. “Estos (sentidos suprafísicos) son obstáculos para (nirbija) el samadhi pero son siddhis (poderes logrados) en la búsqueda de bienes mundanos” 

 La advertencia que se presenta en este sutra es perderse en el camino por estos poderes, identificarse con ellos. 

 Parte del trabajo que se propuso previamente se basa en la idea de borrar marcajes e identificaciones que están ahí y que nos dificultan el desarrollo de la capacidad para percibir lo interno que mora en nosotros más allá del intelecto. La advertencia se da porque este tipo de poderes pueden generar más marcajes. Por ejemplo, una persona que pueda levitar y que todo en su vida comience a girar en torno a el marcaje de ser la persona que levita y que con ese marcaje termine creyendo que este poder es su marca personal, es su forma de interactuar con el mundo, está generando un obstáculo mucho más difícil de superar. Puede decirse que ya estamos los suficientemente enredados con los marcajes normales de la vida para agregar un marcaje más, el marcaje de creernos espiritualmente superiores al resto simplemente por el hecho de tener un habilidad adicional. 

 Esta advertencia puede verse también en el sentido inverso, puede considerarse que todo el libro tres es la advertencia. Venimos de una estructura humana, social y cultural que ha hecho que ciertas cosas sean vistas como raras, como malditas, como inadecuadas. Se ha creado toda una concepción de lo que es normal y lo que no lo es. Hemos creído que si a la mayoría de las personas no tienen una capacidad o no les pasa algo es simplemente porque no es normal y por lo tanto no debería suceder. Es por esta razón que Patanjali se dedica incluso en esa época e incluso en ese lugar a proponer una advertencia tan grande que ocupa un capítulo completo. 

 Así lo queramos o no, la práctica cuando hay sadhana, lleva al vibhuti que no son poderes místicos sino cosas muy sencillas, tan sencillas como hacernos conscientes de las impresiones del pasado para así poder saber cómo será el futuro o cómo reconocer los pensamientos del otro a través de su lenguaje corporal, lo que implica estar muy receptivo a lo que pasa a mi alrededor, estar completamente presente cuando hablo con cada persona. Estos poderes no tienen magia, son simplemente el desarrollo del verdadero potencial que tenemos como seres humanos. Así que la advertencia es que cuando alcancen uno de estos logros que se proponen no crean que es anormal, ni que es algo está mal en ustedes. 

 Cuando perciban sus cuerpos girando en espirales, cuando puedan sentir la intención con la que se acercan los demás, no se confundan y entiendan que es parte del trabajo. En algún momento es posible percibir cosas que ya percibíamos antes pero que por el virus de la civilización y de la normalización en el que estamos inmersos nos hemos acostumbrado a no sentir, a pensar que no está bien, a bloquearlo en nosotros. 

 Cuando nos sumergimos en la práctica es posible reconocer nuevamente algo que experimentamos cuando éramos niños o algo que hemos escuchado que le pasaba a alguien de nuestra familia y eso nos ayuda a reconfigurar nuestros propios patrones. Nuestro potencial humano es bastante mayor de lo que creemos, nuestra capacidad perceptiva es superior a lo que creemos que podemos percibir o a lo que nos hemos acostumbrado a percibir. Esta capacidad de percibir más allá de lo que se ve está presente en los animales, los perros por ejemplo, pueden percibir la intención con la que alguien se le acerca, un gato es capaz de saber dónde tenemos dolor y masajearnos justo en ese lugar, las aves se acercan según como estemos. Si esas capacidades aumentadas están presentes en otros seres de la naturaleza es sensato reconocer que también están presentes en nosotros y que no son poderes mágicos sino por el contrario posibilidades que están ahí a la espera de que volvamos a conectar con nuestro verdadero potencial humano. 

 Todos los vibhutis por más lejanos y raros que parezcan no son más que la expresión del poder que habita en nosotros, así que la advertencia que se propone es de doble vía, por un lado no identificarnos con ellos para evitar que se conviertan en un obstáculo en la búsqueda de la disolución y por otro lado a entender que son parte normal del proceso y que sí aparecen debemos estar atentos para darle un bueno uso. 

 Los vibhutis, como ya se ha dicho, son frutos de la práctica, al trabajar en nosotros mismos vamos desbloqueando nuestro potencial humano. El que sean frutos de la práctica significa que para obtenerlos se debe tener un trabajo previo que nos permita refinar y purificar lo que somos, reconocer el ahamkara e irle quitando fuerza, todo ese trabajo nos permite entender que esos poderes no son para uso personal sino para ponerlos al servicio de otros. 

Cuando esos poderes no se alcanzan a través de la práctica pueden generar confusión en quien los obtiene, llevándolo a sentirse extraño con esas posibilidades pero también pueden llevar a que se usen de forma inadecuada, ya que no hay un trabajo previo que permita refinar el proceso y entender la responsabilidad que implican, en esos casos no se tiene un sentido del yo lo suficientemente refinado por lo que ese poder termina cayendo en manos del ego y usado para satisfacer intereses personales. ¿Para qué tener todos los poderes posibles si en el camino de obtenerlos nos perdemos a nosotros mismos? 

 Muchas veces la trampa en la que se suele caer, es trabajar para lograr esos poderes, dejarnos deslumbrar por lo interesantes que suenan y dedicar todo nuestro esfuerzo en su consecución pero nuestro trabajo no debe estar impulsado por la consecución de los vidhutis sino en el trabajo en el samyama. Por el samyama estos poderes pueden llegar o no, pero sí llegan el llamado es a estar preparados. Todo el trabajo previo nos lleva a refinar lo que somos, a trabajar en los yamas y los niyamas, por lo que al momento de conseguir un poder a través del sadhana podemos tener más herramientas para decidir cómo y cuándo usarlos sin identificarnos con ellos y sin darle demasiada importancia. 

 La idea con los vibhutis no es satanizarlos ni verlos como obstáculos pero tampoco es tener avidez para querer lograrlos. Es simplemente, entender que son parte del proceso, son efectos secundarios de la práctica del yoga, Patanjali nos dice que sí practicamos vamos a vivir más serenos, que es probable que aprendamos a escuchar nuestro propia intuición, a conectar con ella, que es posible que nuestro apetito se regule pero que nada de esto es la razón de la práctica y que no debemos identificarnos con nada de esto pero que sí alguno de estos eventos se presentan no vamos a luchar con ellos y los vamos a entender como parte del proceso. 

 S39. “Separando la causa (del vínculo de la mente con el cuerpo) y con el conocimiento de cómo es el procedimiento del funcionamiento del material mental, se logra entrar en el cuerpo de otro” 

 Otras traducciones se refieren a que al hacer samyama sobre las causas del cautiverio se logra entrar en el cuerpo de otras personas. Cuando se habla de las causas del cautiverio se refiere a los kleshas, cuando somos capaces de percibir nuestros propios kleshas, de sumergirnos en ellos, se es capaz de percibir los kleshas de las otras personas. El poder que se desprende de esto es la posibilidad de entrar en el cuerpo del otro. Cuando conocemos la causa por la que estamos en este cuerpo y esa causa son los miedos, las propias causas de avidez y aversión, la ignorancia y el egoísmo, nos es posible entender la causa del otro y comprender porque actúa de cierto modo y de esta forma entrar en su cuerpo. 

 Sumergirnos en los kleshas nos permite entender nuestra relación con el cuerpo y aprender a ser conscientes de la relación de otros con sus kleshas entrando en el cuerpo del otro para entender de dónde nace su sufrimiento, entender que ese sufrimiento se debe a la avidez o a la aversión hacia algo específico, o que se debe a la falta de conocimiento de algo o a la identificación excesiva con algo. Al entrar en el cuerpo de otra persona podemos entender lo que siente, entender la causa de sus miedo y sus ansiedades y esto lo podemos lograr en la medida en que hayamos trabajado en la facultad de estar presentes en nuestros propios kleshas, eso es lo que nos permite sentirlos y entenderlos en otro. 


Sí siento y entiendo a la otra persona puedo entrar en su cuerpo y sí puedo entrar en su cuerpo puedo convertirme en un sanador para el otro, puedo ver exactamente el punto que le genera aflicción, entender qué le genera identificación o tristeza. Parte del trabajo es tratar de aligerar las cargas de la otra persona. 

 Nadie que haya conocido sus propios kleshas y que tenga la facultad de ver los kleshas en el otro, de ver su sufrimiento va a estar hablándole sobre eso a los demás. Nadie que haya conocido la luz va a imponer su visión de la luz sobre los otros. Esa persona simplemente está ahí para el que lo necesite. 


Logros sobre los vayus:


S40. “Por el dominio de la corriente nerviosa de udana (aire vital ascendente), se logra el poder de levitar sobre el agua, pantanos, espinos, etc. y podemos dejar el cuerpo a voluntad” 

 Existen cinco vayus que tienen que ver con cinco energías básicas de funcionamiento, cinco estructuras que tiene el pranamaya kosha y que se relacionan con cinco funciones orgánicas distintas, esa cinco energías son: 

  • Prana vayu: Rige la facultad de recibir y se asocia con la respiración. 
  • Samana vayu: Rige la facultad de absorber y se asocia con la digestión. 
  • Apana vayu: Rige la facultad de soltar, de entregar, de eliminar y se asocia con la excreción. 
  • Vyana vayu: Rige la facultad de distribución y tiene que ver con el funcionamiento circulatorio. 
  • Udana vayu: Rige la capacidad de expresión, se relaciona con la voz y con el proceso de manos y pies para moverse y realizar actividades. 

 Las células en su estructura misma funcionan según estos vayus que incluyen la respiración, la digestión, la excreción, la circulación y la expresión, estas son las cinco capacidades básicas que tiene el cuerpo humano desde el punto de vista funcional. Lo que se propone es que al enfocarnos en alguno de estos vayus se produce un proceso específico. 

 El circuito de la energía es el siguiente: absorbemos desde la respiración, luego en samana vayu digerimos, separando lo que nos sirve de lo que no, lo que sirve es puesto en circulación por el vyana vayu y eso que circula es expresado, por otro lado, lo que no sirve es el residuo de la excreción y es eliminado. Absorbemos, separamos, usamos, expresamos y eliminamos. 

 El enfocarnos en el proceso de digestión hasta la expresión, en el proceso ascendente de udana vayu, nos genera el poder de hacernos ligeros e incluso de dejar el cuerpo a voluntad, todo esto como parte del circuito ascendente que nos permite conectarnos con la expresión que viene ascendiendo hasta hacernos presentes en el trabajo de vencer la gravedad. Se desarrolla de esta forma la facultad de ascender. 

 Algunas veces cuando meditamos podemos experimentar una sensación como si nos jalaran hacia arriba, ese es el circuito ascendente de udana vayu que tiene la función de ir hacia arriba, si nos asentamos en ese circuito puede terminar venciéndose la inercia de la gravedad. Cuando por ejemplo, estamos en una asana como el paro de cabeza, lo que estamos haciendo es invirtiendo el flujo del udana vayu para enraizarnos desde un punto distinto al habitual. Cuando estamos erguidos utilizamos la conciencia del circuito ascendente para vencer la gravedad, de esa forma ya estamos usando esa energía. 

 Cuando logramos darle más magnetismo a esa energía podemos llegar al punto de sentirnos más ligeros. Por ejemplo, existen personas que caminan pisando muy fuerte, personas que de alguna manera está muy conectada a la tierra y que le falta capacidad para flotar, en cambio, existen personas a las que es casi imposible escucharles los pasos sin importar qué zapatos lleven, esas personas están muy conectadas con su energía ascendente, con su posibilidad de flotar. 

 La función del udana vayu es vencer la gravedad, ascender, porque cuando este circuito en realidad asciende y no se elimina es cuando se logra conectar con la facultad humana por excelencia, que es la facultad de expresión, la posibilidad de comunicar, de crear, de contar. 

 Este poder se puede entender desde un lado físico como la posibilidad de flotar o de caminar más sutilmente puede también entenderse desde un lado más simbólico, si logramos caminar más sutilmente, lo que estamos haciendo es aprender a caminar sin dejar huellas, sin generar marcajes donde pisamos. 

 Este concepto de pisar sin hacer daño está relacionado con una práctica que se tenía en los entrenamientos de artes marciales en los templos chinos, en los cuales los practicantes debían caminar por papel de arroz, el cual es sumamente delicado, y solamente podían salir del templo cuando lograran pasar sin dañar el papel, lo que significaba que habían aprendido a caminar sin dejar huella. Todo esto con el fin de garantizar que cuando salieran al mundo no estuvieran hiriendo ni dejando marcajes al caminar. 

 El trabajo tiene que ver con no dejar marcas, heridas o improntas, levitamos para evitar herir a los otros. Caminar sin herir el suelo, sin herir las relaciones con los otros, sin dañar los vínculos que creamos. 

 S41. “Por el dominio sobre la corriente nerviosa de samana (el aire vital equilibrador) el cuerpo se rodea de un resplandor” 

 Samana vayu es el punto de la fabricación, donde los elementos que recibimos son transformados en energía para poderla distribuir a través del cuerpo. Cuando nos concentramos en samana vayu estamos dándole más capacidad a esa fábrica de energía y al tener más atención y más capacidad de procesar genera más resplandor, más energía, más vitalidad. El aura brilla porque la fábrica de energía está trabajando a la máxima potencia, está produciendo energía suficiente y la está enviando a todos los rincones del cuerpo y ese es el poder de irradiar y se desprende de tener en funcionamiento óptimo nuestra producción de energía. 


Logros sobre los elementos:


 S42. “Por samyama sobre la relación entre oído y éter, se hace posible escuchar lo paranormal (el más allá)” 

 Por samyama en el espacio y el sonido uno aprende a escuchar sonidos distantes. Parte del trabajo es concentrarse en el sonido y en la relación de la vibración con el cuerpo, esto nos permite aprender a percibir sonidos más allá de lo que creíamos posible percibir. 

 S43. “Por samyama sobre la relación entre el cuerpo y lo etéreo, se logra ligereza de fibra de algodón, y por tanto viajar a través del éter se hace posible”

 Si nos enfocamos en el sentido de vibración del cuerpo aprendemos a aligerar su propia vibración y este es el efecto de obtener la ligereza del algodón. Lo que se adquiere es la posibilidad de cultivar la sensación de hacerse más ligero. 

 S44. “Por samyama sobre ondas de pensamiento sin identificar y externas al cuerpo (maha-videna o el gran cuerpo sin forma), el velo que oculta la luz del yo es destruido” 

 La propuesta del maha-videna tiene que ver con el cuerpo interno, con aprender a habitar más allá del propio cuerpo, lo que tiene que ver con morir conscientemente; dejar el cuerpo voluntariamente para habitar desde un cuerpo distinto, un cuerpo más allá del que uno cree que habita.

Sembrado por Elisa Ochoa y Esteban Augusto (Encuentros Marzo 2020).

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