Libro 3: Vibhuti Pada; sutras 45-56

by - abril 16, 2020

"El vivekajam jnanam es liberador porque trasciende simultáneamente al propósito de todos los objetos en todas las condiciones temporales" Libro 3: Sutra 55.

Perfeccionamiento corporal:


S45. “Por samyama sobre los elementos sutiles y los densos y sobre la naturaleza esencial, propósito y correlación, ganamos maestría sobre ellos” 
S46. “De ahí viene el lotro de ánima y otros siddhis, perfección corporal y la no obstrucción de las funciones corporales por la influencia de los elementos” 
S47. “Belleza, gracia, fuerza, rigor firme, constituyen la perfección del cuerpo” 

 Por samyama sobre los elementos se gana maestría sobre ellos y se desarrollan los ocho siddhis mayores: hacerse pequeño, hacerse grande, hacerse muy ligero, hacerse pesado, llegar a cualquier parte, conseguir todo lo deseado, habilidad para crear cualquier cosa y habilidad de dirigir y controlar todo. Desde el lado del tapas se propone un trabajo consciente, un esfuerzo que permita alcanzar este tipo de logros. 

 En estos sutras se propone un trabajo alrededor del cuerpo y los elementos que constituyen el cuerpo, que lo que busca es refinar la estructura corporal para desarrollar lo que se denomina como cuerpo de diamante, que es en lo que se centraría la estructura del Hatha yoga un milenio y medio después de que lo propusiera Patanjali. 

 De estos tres sutras (45, 46 y 47) en los que se habla de hacer samyama sobre los elementos para conocer la estructura de los componentes del cuerpo humano buscando refinarlo hasta que se convierta en una expresión de gracia y belleza y en el que todas las funciones estén en armonía nació el Hatha yoga con su trabajo de pranayamas, bhandas, mudras, asanas y satkarmas

 La búsqueda es refinar tanto la estructura corporal que se logre alcanzar un estado diamantino, tener un cuerpo radiante en el que sea más fácil establecer una conexión hacia el Ser, ya que en la medida en la que el cuerpo esté en buenas condiciones va a dejar de ser una carga o un obstáculo, lograr aligerarlo, hacerlo tan radiante que pueda manifestar la luz del espíritu refinando los elementos y por ende todas las estructuras de composición, logrando conocerlo a fondo. Lo que se busca es lograr que esos elementos que están presentes en nosotros se conviertan en una expresión del espíritu. Convertir al cuerpo en una herramienta y velar porque esa herramienta se mantenga en las mejores condiciones posibles. 

 Haciendo énfasis en el siddhi de hacerse pequeño, existen varias prácticas ancestrales que se relacionan con este poder. El conocimiento tradicional tibetano está muy enfocado en este logro y es usado desde sus prácticas de concentración, curación y canto de mantras, en ellas se propone que al repetir un mantra se visualicen las imágenes de las diferentes deidades como si fueras muchos muñequitos pequeñitos que están entrando al cuerpo y que cada una de las células del cuerpo recibe la presencia de cada deidad. Otra práctica que tiene que ver con nuestros ancestros, es que mediante la inducción a ciertos estados de conciencia invitan a la persona a hacerse tan pequeña que pueda entrar en su propio cuerpo, conocerlo por dentro y detenerse en los puntos en los que se tenga algún tipo de dolencia para conectar con la zona, la causa de la molestia y trabajar desde ese punto para liberarse de esa condición que llamamos enfermedad. 

 Estas prácticas que se proponen parten de la imaginación, de la visualización para luego convertirse en una experiencia en la que podamos entrar a una parte de nuestro cuerpo que no funciona adecuadamente y más adelante poder entrar en el cuerpo del otro. Esta es una forma de entender uno de estos poderes desde otras tradiciones. 

 S48. “Por samyama en el poder de percepción y sobre la naturaleza esencial, (correlación entre el sentido de ego y el propósito de los órganos sensoriales), se obtiene el dominio sobre ellos” 
S49. “De ahí, el cuerpo gana el poder de moverse tan rápido como la mente, la habilidad para funcionar sin la ayuda de los sentidos, y dominio completo sobre la causa primaria (prakriti)” 
S50. “ Por el reconocimiento de la diferencia entre sattva (la pura naturaleza reflexiva) y el Yo superior, supremacía sobre todos los estados y formas de existencia (omnipotencia) es ganada como lo es la omnisciencia” 

 La invitación es a centrarse, a hacer samyama entre el mundo (la naturaleza), el ser y los sentidos. Cuando logramos enfocarnos en el punto específico en el que el ser se pone en contacto con la naturaleza a través de los sentidos se logran comprender y dominar los sentidos y cuando se logran dominar los sentidos, se establece un camino directo desde el Ser a la naturaleza y la velocidad del Ser termina siendo la misma velocidad en la que nos manifestamos en la naturaleza. Con nuestra mente podemos viajar a donde queramos sin la limitante del tiempo. 

 Nos conectamos con nuestras fuerzas internas, con los elementos que conforman la naturaleza, los mahabhutas y cuando logramos conectarnos, observamos la conjunción entre nuestras facultades y las del mundo y permitimos a nuestras facultades expresarse al mundo y así moldear la naturaleza bajo nuestra propia intención. 

 Cuando observamos la distinción entre el que ve y la inteligencia, entre sattva y el observador podemos desarrollar conocimiento sobre todo. 

 Venimos de un proceso escalonado de trabajo con los sentidos que constituyen el cuerpo para pasar a un trabajo sobre la facultad de cognición, un trabajo sobre la conciencia que nos permita diferenciar todo lo demás. 

 Primero refinamos los pranas, luego nos ponemos en contacto con lo que existe en la naturaleza, conociendo la esencia de cada uno de los elementos, después refinamos la capacidad de percibir la naturaleza, comprendiendo que todo es parte de prakriti. La energía, los sentidos y los elementos son parte de prakriti pero cuando damos un paso más allá logramos diferenciar al que ve, al que está detrás de la facultad de observación y ahí es donde logramos entender la omnisciencia, la razón que hay detrás de las cosas. 

 Este trabajo está muy relacionado con la práctica de vipassana, que habla de dominar los sentidos desapegándose de las impresiones del ego y de los sentidos mismos. Cuando se practica vipassana, nos sentamos desapegándonos de la conexión de lo que se siente, de la percepción del que observa en el punto en que se origina la sensación y a través de esto se logra el dominio de los sentidos. Dominar los sentidos es justamente desarrollar ecuanimidad para que nada me perturbe. 


El desapego a los logros:


S51. "Por el desapego incluso a esto (todos estos siddhis), la semilla del apego es destruida y por consiguiente, el resultado es kaivalya (independencia)"  

Este sutra presenta otra advertencia que está relacionada con el desapego. En esta nos dicen que liberándonos de las semillas del cautiverio, aplicando vairagya sobre estas semillas, incluidos los siddhis, se logra el kaivalya

 Las semillas del cautiverio son las que Patanjali denomina como kleshas, de los cuales debemos desapegarnos, pero lo que sucede es el yogui con la práctica puede desarrollar ciertos efectos secundarios, los siddhis, que no son el propósito como tal de la práctica pero que a veces terminamos añorando ese logro. Muchas veces terminamos creando en esos siddhis causas del cautiverio, generando kleshas alrededor de ellos, kleshas sutiles que son identificaciones espirituales y que también deben ser soltadas. Soltar las identificacioens espirituales, desprenderse del ego espiritual implica destrabar el último de los nudos, el ruda granthi

Los granthis son nudos que impiden el movimiento fluido del prana a través de todo el circuito energético y existen tres nudos básicos que están relacionados con la trimurti del hinduismo. El Brahma granthi se encuentra fijado en la raíz y está relacionado con el apego a la materia, el Vishnu granthi está situado en el pecho y se relaciona con el apego a los vínculos y el Rudra granthi o Shiva Granthi está situado en el entrecejo y se relaciona con el apego a los logros o el apego espiritual, con la deseo de llegar a lo espiritual. Estos granthis tienen una relación directa con la kudalini porque para que la kundalini ascienda necesitamos desatar esos tres nudos, que a su vez se desatan por el impulso que provee la kundalini. 

 Soltar el rudra granthi implica soltar las ataduras de la identificación con lo espiritual, soltar el apego a los logros. Soltar esa semilla de cautiverio, desprendernos de esa sensación de logro, nos ayuda a desapegarnos de lo sutil. Muchas veces apegarnos a lo sutil, a lo satvico nos puede ser útil para desprendernos de lo más tamásico, pero hay un momento en el que necesitamos desprendernos también de eso sutil, de esos efectos secundarios que se van produciendo. Lo sutil también se puede convertir en semillas de cautiverio y esta es una de las más grandes trampas que a veces no logramos desenmascarar y terminamos identificándonos así con las aspiraciones sutiles. 

 S52 “El yogui no debería aceptar o sonreír con orgullo a la admiración incluso de los seres celestiales, al haber posibilidad de ser atrapado de nuevo en lo indeseable” 

 En este punto ya se ha realizado un trabajo, se ha purificado, se ha refinado y se ha llegado incluso a un punto en el que se genera desapego al deseo de querer llegar a algún lugar más allá. En este punto en la India se tiene la idea de que pueden aparecer ciertos seres para dar instrucción o para ponernos a prueba, lo que propone Patanjali con este tema, es que si llegan ciertas fuerza a acompañarnos en el proceso la idea es no idolatrarlas, no convertirlas en el centro de atención pero tampoco rechazarlas completamente. 

 Del mismo modo en que se trabaja el ciclo de avidez y aversión de las cosas densas hay que replicarlo para las cosas sutiles. En medio de las percepciones que se alcanzan se pueden comenzar a percibir cosas que llamamos inusuales y que pueden denominarse como entidades, tal es el caso de los rishis o los guías, el trabajo es replicar lo mismo que ya hicimos y no quedarnos alimentándolos pero tampoco huirles, la dinámica consiste en encontrar la ecuanimidad. 

 Cuando se cuenta la historia de Gautama, se dice que cuando se sentó a meditar se le aparecieron varios dioses que lo tentaron, algunos le decían que el no podría alcanzar nada y otros le decían que ya lo había alcanzado y que fuera con ellos. 

 Estas entidades pueden aparecer desde todos los ángulos posibles. A Jesús, por ejemplo, cuando estaba en sus cuarenta días de ayuno, también se le aparecieron entidades para tentarlo, diciéndole que no había ninguna razón para seguir haciendo lo que estaba haciendo. 

 El yogui aprende a refinarse tanto que puede comenzar a percibir otras realidades a las que se les ha puesto diferentes nombre desde diferentes tradiciones y que si bien podríamos aprender de ellas, también podríamos terminar siendo sus presas y esto va en función de que sin importar lo sabias que puedan ser no poseen un cuerpo material y necesitan uno para poder alimentarse, así que lo que hacen es ofrecer cierto poder, reavivar un poder o dar cierta información para convertirnos en servidores suyos. Muchas personas que caen en este tipo de trampas creen que esas entidades les están sirviendo cuando en realidad ellos se han convertido en servidores de estas entidades, en esclavos que les sirven de alimento y a los que les drenan la energía. 

 Muchas veces con la tentación de hacer un pacto interesante, por la idea de obtener poder y habilidades se termina abriendo la puerta a estas entidades y perdiéndose en el camino. Así que si se logra percibir a una de estas fuerzas hay que recordar que ya se ha hecho un trabajo de refinamiento lo suficientemente grande que permite poder sentir eso y no hay tampoco que asustarse pero tampoco hay que convertirlas en el foco de atención. Recordar además que estas entidades ponen precios muy altos por cualquier cosa que puedan ofrecer y ese precio son almas, personas, adeptos, seguidores, fieles, gente que le permita alimentarse a través de drenarles su energía. 


Viveka jñanam: La sabiduría intuitiva:



 S53.”Por samyama sobre momentos en secuencia de uno en uno, llega el conocimiento discriminativo” 

 Este verso y los siguientes hasta el final del libro tres, van en la misma línea, están en función del presente. Patanjali considera la posibilidad de estar en el presente como el resultado de un trabajo previo, a diferencia de otras tradiciones, como el vedanta, que lo consideran como una herramienta o como la puerta de entrada para un trabajo posterior. 

 En estos versos se retoma el término viveka, del cual se había hablado en el libro dos, con el concepto de viveka khyatir, que hace referencia al discernimiento discriminativo ininterrumpido, en este caso el término que se establece es viveka jñana, que se refiere a la facultad de obtener la sabiduría a través del discernimiento. 

 Haciendo un paralelo con la mitología, podemos decir que el discernimiento corresponde a la espada de los héroes que les permite separar una cosa de otra, discernir lo real de lo irreal. Al recorrer el camino que se propone es posible obtener esta espada y la posibilidad de su uso como fruto. 

Mediante el samyama nos es posible entrar en comunión con el momento presente y sobre la eternidad del presente, lo que nos permite desarrollar el conocimiento que discierne. Aquí retomamos el concepto de rtambhara prajna que se menciona en el libro I y es la facultad de saber independientemente de lo que se ha estudiado, del conocimiento adquirido o de lo que los textos o las personas puedan decirnos. Esta sabiduría es previa al nirbija y es simplemente tener claridad sobre lo que se sabe y sobre lo que se es, permitiendo dejar de lado todo lo que se sabía. 

 Al principio del camino comenzamos acumulando conocimiento, la mayoría intentan llevar el proceso desde el entendimiento, buscando respuestas, preguntas, combinando temas pero llega un momento en que el proceso de preguntar y responder cesa. Las preguntas y las respuestas son vrittis, así que llega un momento que incluso esos vrittis cesan y la persona se da cuenta de lo que sabe y que esa sabiduría que se despierta le permite saber sobre todo y este es el momento en que cesan también los juicios y por lo tanto deja de existir comparación entre el pasado y el futuro y cesan las identificaciones previas sobre lo que se desea entender. Esta forma de entendimiento que se despierta no surge desde la racionalización o la interpretación, este logro permite simplemente saber, de esa forma se reconoce la propia intuición, se puede saber lo que es sin necesidad de entenderlo con la mente. 


El presente y la intuición:



 Apenas a estas alturas del libro, invita Patanjali a enfocarse en el momento presente, lo hace después de proponer muchos trabajos previos que buscan la desidentificación. Al concentrarnos en el presente alcanzamos la sabiduría de la intuición; si obtenemos la intuición antes de refinar los demás elementos es posible que esta caiga presa de los marcajes, del ahamkara que puede terminar dirigiéndola y es por esa razón que se propone un camino previo que nos permita refinar lo suficiente para que al final al enfocarnos en el presente se pueda despertar el viveka jñana, desarrollando una intuición a la que no le será fácil sucumbir a los samskaras. Ese es el momento en el que sabemos independientemente de lo que hemos sabido, nos centramos en el presente, lo que implica haber neutralizado nuestros samskaras, vasanas y vrittis y a desidentificarnos de nuestros kleshas

 Esta forma de entender la relación con el presente y el proceso previo necesarios para conectarse verdaderamente con él es un punto diferenciador de la visión de Patanjali. Él expone que trabajamos sobre nuestras semillas de cautiverio, las que nos atan al mundo y que incluyen también a los siddhis, soltamos esos apegos, lo que nos permite llegar a la emancipación, a la absoluta libertad, al kaivalya y al centrarnos en el momento presente podemos además, desarrollar el conocimiento intuitivo y es este conocimiento el que nos permite entender la diferencia entre el observador y lo que es observado. 

 Sobre este último aspecto, sobre la diferencia entre observador y observado, Patanjali dice en el último sutra, según la traducción de Sri Swami Satchidananda: “Cuando la mente tranquila logra pureza en igualdad con esa del Yo, hay una experiencia de lo Absoluto”, lo que quiere decir que cuando la luz de la inteligencia se hace tan pura como la luz de la conciencia es cuando se llega al kaivalya. Trabajamos para liberarnos de las causas de las ataduras, de los apegos densos y sutiles, nos enfocamos en el presente dejando de lado la sucesión temporal entretejida, desarrollamos la sabiduría que nos permite dejar a la mente cumplir con su facultad de percibir los mundos internos además de los externos. El sattva se refina tanto que adquiere la facultad de percibir el Ser, lo que solo puede hacerse desde una única facultad de la mente que es el buddhi, para esto es necesario limpiarlo, purificarlo, desprenderlo de las aflicciones, de los samskaras, convertirlo así en una mirada pura que se pueda dirigir hacia adentro para diferenciar prakriti de purusha, diferenciar al que observa y a lo que es observado. 

Es muy importante tener presente que siempre van a existir experiencias previas, siempre va a haber contaminación, así que la magia reside en liberarse de eso previo que se tiene, que aunque sirve para indicar el camino que se ha transitado también se pueden convertir en ataduras que limitan lo que se puede llegar a ser. En parte la búsqueda es ser como niños, ser inocentes, desprovistos de intenciones, sin un marcaje previo que nos diga cómo deberían ser las cosas, libres de expectativas y de esta forma estaríamos saliéndonos del pasado y del futuro. Por ejemplo, si vamos de paseo a un pueblo y en ese pueblo solo hay un hotel, es nuestra decisión disfrutar o torturarnos con lo que encontremos y eso mismo es lo que pasa con el presente que es el único hotel en el que podemos estar en este momento, así que es nuestra decisión disfrutar con lo que tenemos o seguir comparándolo, haciéndole caso a los marcajes previos y vivir además proyectando lo que quisiéramos que fuera. 

 Por otro lado es muy importante tener en cuenta que todos estos no son más que frutos, así que hay que recordar que no somos responsables de los frutos sino de la siembra. Nuestro trabajo está en abonar unos samskaras y otros no, en escoger nuestras semillas, en purificar el cuerpo, las relaciones, en hacer conciencia sobre las sensaciones, eso es todo lo que podemos hacer y modificar o manipular, y recordar que no podemos modificar o manipular el fruto. Solo podemos encargarnos de nuestra parte que tiene que ver con conocernos, explorarnos, reconocernos a nosotros mismos y al avanzar en ese trabajo es posible que se desarrollen algunos siddhis, incluido el viveka jñana o no.

Sembrado por Elisa Ochoa y Esteban Augusto (Encuentros Abril 2020)

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