Hay quienes ven una flor y ahí mismo detallan su tipología para encontrar a que especie, orden y familia pertenece; otros ven en ella una expresión de la divinidad y alzan un altar en torno a ella; otros al verla la comparan con todas las flores que han visto para calificarla y ordenarla respecto a las demás; otros se sienten dueños de ella y deciden cortarla para guardarla; otros la conservan en una foto que enmarcan para contemplar en la posteridad; algunos por su belleza se inspiran a escribir poemas para que su belleza pueda llegar a quienes no alcanzan a verla; pero otros deciden simplemente deleitarase con su presencia.
Así pasa con la vida, algunos se dedican a teorizarla, otros a ritualizarla, algunos otros viven comparándola con el pasando o buscando formas de conservarla para el futuro, pero sólo aquellos que trascienden de las teorías, los rituales y los ideas de perpetuidad son los que logran deleitarse con el mero hecho de estar vivos, alimentándose del nectar de la presencia que siempre nos colma de plenitud.
Sembrado por Esteban Augusto (Julio 2020)
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