EL CAMINO DE LA RESPIRACIÓN
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| Caminata hacia chorro campana, marzo 2020 |
Cierto día alguien que había escuchado algo de mi historia me preguntó:
-¿Cuál es tu camino?
Con lo que haz recorrido, por cuál camino te has decidido.
- ¿Acaso has elegido el camino de los yoguis que se autotransforman mediante de la voluntad y el desapego?
- ¿Acaso has elegido el camino ancestral de los indigenas, sus cantos, sus plantas y sus medicinas de sanación?
- ¿Acaso has elegido el camino de los alquimistas de la energía que purifican y refinan la esencia para alcanzar la eternidad?
- ¿Acaso has elegido el camino de los meditadores que mediante la quietud logran sintonizar su movimiento interno con el movimiento del cosmos?
- ¿Acaso has elegido el camino de los derviches que danzan para vaciarse de sí mismo y llenarse de la divinidad?
- ¿Acaso has elegido el camino de los filósofos que mediante el lenguaje buscan desenmarañar la esencia de la bondad y belleza?
- ¿Acaso has elegido el camino de los que ayunan, en el que mediante la interiorización buscan reencontrarse con el Ser?
- ¿O acaso has elegido el camino de los místicos en el que fuiste criado desde tu infancia, en el cual las metáforas y los rituales son las formas de entender como lo Divino se manifiesta en la vida diaria?-
Y decidí responder que sólo sigo un camino...
EL CAMINO DE LA RESPIRACIÓN
Que es un camino personal que comienza con una inhalación al nacer y finaliza con una exhalación al morir, y no es un camino fijo y predeterminado sino que está en constante expansión y contracción tal y como lo está todo en el universo.
En él, cada exhalación es una invitación a vaciarme y trasnformarme, y cada inhalación es una oportunidad de crear todo de nuevo.
Porque el respirar es un camino del amor, que nos hace darnos cuenta de la conexión entre todo y la interrelación entre todos, ya que cada inhalación nos conduce hacia adentro, a lo profundo de lo profundo de nuestro corazón, donde reside lo que somos más allá de todas las mascaras, y cada exhalación con trae de vuelta al afuera, a estar en el mundo y a compartir desde el servir y el amar.
Sembrado por Esteban Augusto (Reflexiones anotadas en la estadía en la selva del Putumayo, sur de Colombia. Septiembre de 2020)
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