Hay una historia de un cazador que se encontró con un lobo. El cazador estaba intimidado por estar ante tan feroz criatura, pero se sorprendió al darse cuenta que el lobo estaba cojeando porque tenía una espina clavada en una de sus patas. Pero aun así el cazador se debatía, porque por un lado sentía compasión por la gran bestia y quería ayudarle extrayéndole la espina, pero le asustaba que el lobo a recuperar su salud se tornara en su competencia agotándole sus posibles presas, e incluso temía que el lobo le atacara.

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Ahora démosle otra mirada a este dilema, imagínate que te das cuenta que tienes una espina clavada en la mano izquierda, y la mano derecha se debate para ayudarle extrayéndole la espina, porque teme que la mano izquierda le quite su lugar, y además siente que ayudándole a la otra mano no se beneficiaría en nada.

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(Se ve más simple ahora).

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Cuando la mano derecha disuelve la barreras de su ilusorio sentido de separación, y se da cuenta que la mano izquierda no esta separada de ella, sino que ambas son parte del mismo ser, comprende que contribuir a la mejoría de la otra mano es contribuir a la mejoría de ella misma.

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La historia del cazador, cuando la escuché, finalizaba con que el cazador optó por ayudar al lobo, el cual en compensación y afecto decidió vivir junto al cazador, y ambos se apoyaron en sus labores, venciendo el temor que tenían el uno del otro.

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Cuando nos creemos separados y alimentamos esa ilusión de separación, solemos ver a los otros como competencia, y nos debatimos entre ellos o nosotros, pero cuando nos damos cuenta que somos el mismo ser, simplemente hacemos todo aquello que pueda aliviar el sufrimiento, porque comprendemos que el sufrimiento ajeno también es propio, y por ende el bienestar ajeno, también es el bienestar de todos.

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Y esto aplica tanto para diferentes partes de nuestro propio cuerpo, para nuestros congéneres humanos, para nuestra relación con todos los seres sintientes y con todas las formas de vida, porque Todos somos el mismo Ser, y en la medida que nos reconozcamos de esa forma, y disolvamos la ilusión de la separación, defenderemos lo sagrado que hay en cada vida.