TRANSITAR ENTRE LO REAL Y LO NO REAL
YOGA VASISHTHA (20)
LIBRO VI: NIRVÁNA KHANDA (parte I)
Apartados:
Sobre la creación del cuerpo
Sobre la investigación del ser y el samádhi
Sobre ahamkára, el sentimiento del ego
Enseñanza de Shiva
Sobre la disolución y la creación
La adoración a Shiva Mahádeva
La materia como estado inconsciente de la conciencia
El funcionamiento de la mente, cuerpo sutil o puryashtaka
Sobre la cesación de la mente
Las fases de tranquilización de la mente
Otra exposición de la naturaleza de la mente
Sobre la energía o shakti
Formas de adorar al Señor.
Naturaleza del ser, Shiva
Substancialidad de los objetos
Parábola del fruto sagrado bilva
Parábola de la roca que aloja a la mente cósmica
El cuerpo percibido como una sustancia real, existe por la idea de cuerpo que prevalece en la mente y se alimenta del deseo del pensamiento que gira alrededor de esta idea. Luego esta idea de la verdad podríamos decir que es irreal o real, si existe una identificación con la idea de cuerpo.
El mundo ha nacido como una idea en la mente de Brahma. Entonces, el mundo y los seres que lo habitamos somos una apariencia del propio Brahma. Si reconocemos y aceptamos esto, esto lo volvemos real, pero por el contrario si esto es enigmático, lejano, más bien tiene un tono oscuro por la poca cercanía a ello, luego se puede percibir como irreal.
Entre más se amplíe el espectro del conocimiento, se ampliará el giro de lo desconocido como algo real. Para reconocer la apariencia se propone cultivar la investigación (Vichara) con la que poco a poco se va alcanzando y a la vez soltando capas del conocimiento permitiendo ver que el mundo es una reflexión de la conciencia y por lo tanto no es real, ni irreal.
Pensar que no se es nada o que se es el todo, libera del cebo objetivo del mundo y a la vez libera de la atracción o repulsión (rága-dvesha). Pero transitar entre lo que aceptamos o rechazamos percibir que nos identificamos, mantiene activa la rueda de la vida. Además, la idea de que este cuerpo es o no es una realidad aparece con el duende del ego o el sentimiento del ego, manteniendo activa la rueda de la vida. Quien se llena de temor de su presencia se aísla. Quien lo vence, vive sin temor en este vacío conocido como mundo.
Este cuerpo que habitamos es transitorio e impermanente, hay que despojarlo de las envolturas que lo hacen identificarse a él, ignorándolo y prestando atención sólo a la inteligencia despierta. A la vez hay que reconocer la energía que siempre está en vibración dando luz al cuerpo y la mente, y es la responsable de la agitación que produce la confusión del cuerpo y ser.
Podemos detener la rueda de la vida con la fuerza de voluntad permaneciendo en la naturaleza esencial. Hay que tener sabiduría y coraje para no vivir bajo la dirección del EGO. El llamado es a convertirnos en héroes espirituales por estar atentos para transitar entre lo real y lo irreal.
¿Qué vemos con los lentes de nuestra consciencia?
Es posible transitar por cualquier ruta. Una posibilidad es reconocer que el conocimiento más valioso, es tomar consciencia de la consciencia infinita y pura, de su capacidad de experienciar todo y de que es incondicionada. Quienes viven en esta convicción denominados devotos, alcanzan este conocimiento y lo describen como un vaso de néctar, un manantial de dicha que disipa los temores internos. Los devotos se inclinan ante él y ante quienes lo recuerdan. Los devotos lo mantienen presente de manera sincera y reverente. Los instrumentos que utilizan para conocerlo, son: Sabiduría, autocontrol y percepción del ser.
La consciencia omnipresente presente en estos devotos transita por los tres mundos: la vigilia, el sueño profundo y el sueño onírico.
La conciencia omnipresente existe en todo, tanto en la forma inmutable como en la cambiante. La conciencia percibe tener otra naturaleza cuando se identifica con lo proyectado y es cuando asume diferentes aspectos o funciones, sin dejar de ser ella misma se siente inconsciente o inerte, material, se transforma en ese objeto confundiéndose la mente, acumula deseos y expectativas. Siente experiencias favorables y adversas. En cualquiera de los estados, propicia rechazo o apego, pasando de la ignorancia a la más completa estupidez.
La consciencia desde el plano individual se denomina Jíva y es el ser prisionero en la rueda de la causa y el efecto. El ego, es su vehículo.
En el plano individual, en cada etapa de la vida el ser humano tiene un eje que invita a mantener el foco de su atención, en su interés. La materia tiene leyes que les son propias y propician una inercia, una tendencia. Comprender el poder de la inercia, la motivación de los deseos nos permite comprender que al olvidar su estado natural, se cae en trastornos y sufrimientos y experiencia un estado digno de compasión. ¿Cómo integrar sus realidades?
Desde la lupa de la mente el mundo creado por ella misma, es real. Pero si la mente como medio de la conciencia infinita, puede comprender que la mente perceptora es irreal y puede quedar claro que el mundo percibido también es irreal.
Vacío y no vacío, son solo conceptos, de una misma unidad de consciencia pura. La conciencia no puede sufrir modificaciones o impurezas. Con el recto esfuerzo se puede liberar de esa imagen que le parece real, incluso pueden soltar lo cree real de los tres mundos en los que transita.
La conciencia infinita, inmodificable, vacía de mente y no dual, no puede ser comprendida por la mente individual. Es pura, eterna, omnipresente y vacía de mente, inmodificable e inmaculada, la conciencia inmóvil que existe como el testigo de todo lo que hay, como la luz alumbra los objetos materiales sin realizar ninguna acción especial. En la materia es la energía que dinamiza lo inerte. Está en todas partes sin sufrir divisiones particulares en la pluralidad de las cosas.
Cuando la conciencia infinita se olvida de ella misma surge la noción de universo, que cesa de inmediato por el autoconocímiento.
La luz de sabiduría despeja el velo de las creencias.
El ego o ahamkara surge en el momento que la conciencia toma conciencia de sí misma en el interior.
El ego, el cuerpo y el prana juntos son el puente del mundo exterior y el interior. Un puente que transporta las imágenes que se perciben como reales por el observador y el discernir que de ello es real, y así depurar y actualizar el programa de vasanas, fijando nuevos anclajes de luz (conocimiento) para continuar el viaje.
Con el ego podemos vivir las experiencias externas. El prana, que es energía pura de la consciencia infinita, da vida a lo inerte. Es así como sucede el acto del tacto, olfato, vista, la escucha, el degustar. Todo es Dios vivo permitiendo el acto de experienciar. La experiencia de la representación, la sensación táctil, la conciencia del olor, la experiencia del sonido, todo es consciencia pura.
Cuando la mente se identifica con el propio movimiento del prana o la mente, pierde el conocimiento de sí misma y se convierte en un Jiva ilimitado y vulnerable. Actuando bajo el peso de la ignorancia es incapaz de darse cuenta el daño que se hace a sí mismo. A causa de su objetivación, se confunde y engaña a sí misma, las vasanas o condicionamientos mentales operan a su antojo; la conciencia olvida su naturaleza esencial. Pero, la consciencia puede recuperar el autoconocimiento. Cuando la mente pierde su soporte (el ego), permanece en el ser, alcanzando la quietud, la inmovilidad.
Cuando el loto del corazón se abre, la mente o puryashtaka se pone en funcionamiento. Cuando el cuerpo sutil o puryashtaka deja de funcionar, el cuerpo muere y la mente busca otra envoltura para llenarla de tendencias ocultas, que le permitan forjar nuevos eslabones que le permitan seguir olvidando su naturaleza de conciencia pura. Los cuerpos son abandonados y ocupados por el Jiva. Los hombres sabios no permiten ninguna acumulación de vásanás que faciliten esos cambios
Y en el texto Vashista pregunta a Rama: ¿Cómo puede cesar la falsa dualidad de la conciencia fortalecida por siglos de confirmación?
Desde la consciencia del Jiva se puede percibir la dualidad. Pero desde el Jiva como vehículo de la consciencia, se percibe la dualidad como una ilusión, pues la naturaleza de la consciencia pura está presente en todo, la causa y el efecto son una y la misma cosa, se comprende que todo es UNO sin segundo (La conciencia infinita se percibe diversa y plural como Brahman, la verdad; Shiva, el vacío, el ser supremo, el UNO y sin segundo).
La creencia, afirma y provoca la existencia, da origen a la diversidad. Cuando se conoce al ser no dual, se desvanece por encanto la dualidad. La creencia y el pensamiento conducen al dolor producto de asentar la diversidad, mientras que el no pensamiento y la ausencia de creencias es la pura felicidad.
Con la ayuda del fuego de la sabiduría, se evapora el agua de las creencias y se queda en paz al captar la conciencia una e infinita. Comprender la conciencia infinita se disipa las nubes de la ignorancia para siempre.
La objetivación de las percepciones provoca el olvido del Ser. Pero en el estado de diversidad la consciencia permanece libre e indivisa por que es el Brahman siempre inmovil, aparentemente manifestado como universo en virtud del instrumento de la mente y sus tres aspectos o modos: La vigilia, el sueño onírico y el sueño profundo.
La existencia del universo es real e irreal al mismo tiempo. El señor las trasciende y es ambas cosas a la vez. El universo es consciencia manifestada, pero en su forma inmanifestada también es conciencia.
El tránsito que va más allá de un mundo que no genera pensamientos.
Cuando la mente es destruida por la mente, el velo de la idea de un mundo objetivo y de Jiva individual desaparecen. Cuando la mente purificada abandona la costumbre de construir imágenes objetivas, se alcanza un estado llamado pashyanti. Es un estado de homogeneidad de conciencia, parecido al sueño profundo, que impide la aparición de nuevos pensamientos. Es el primer estado de tranquilización mental.
Turiya: El estado de la conciencia indivisa. La consciencia desprovista de mente es toda luz, libre de oscuridad, hermosa y pura como el espacio. La consciencia se libera a sí misma de las modificaciones y dualidades, permanece como en sueño profundo o como una figura no esculpida en el mármol.
Tutiyatíta: Más allá del cuarto y es el estado supremo. Permanecer en él es la verdadera adoración del Señor. Más allá de lo que es y no es, más allá de lo uno y de lo otro. Es una masa pura de consciencia más allá de lo eterno y de lo transitorio. En este estado no se plantea ninguna cuestión de diversidad. Es la paz y la felicidad más allá de toda expresión posible. El OM más puro, trascendente, supremo.
Dicen que el ser es la espada que corta por igual la paz y las preocupaciones.
Nada se consigue estando completamente inactivo. Este cuerpo se conserva vivo y activo por la energía vital o prana. Sin esa fuerza vital el cuerpo es completamente inerte. La inteligencia que experimenta todo esto es la conciencia sin forma. La conciencia más pura que el espacio, no perece en esa separación.
El prana que ha dejado de mover el cuerpo y aunque se sigue viendo, ya no refleja los objetos cuando estaba en contacto con el prana.
La conciencia, aunque es infinita y omnipresente, puede limitarse a tomar conciencia del cuerpo y de la mente. Cuando este defecto de objetivación es superado, brilla por sí misma como el ser supremo.
Las divinidades Brhama, Vishnu, Shiva son aspectos de la consciencia infinita que participan de su naturaleza esencial, porque ninguna ha sido creada por la conciencia infinita ni existe con independencia de ella. Son ideas. Hay ideas más densas e importantes que otras.
El ser supremo es el padre de Brahma, Vishnu y Shiva es un mero modo de hablar. Solo la consciencia infinita merece ser adorada y venerada. Es inutil rendirle adoración, ningún mantra sirve para eso. Ella es inmediata, es lo más próximo a uno mismo, nuestro propio yo. La mejor forma de adorarla es la profunda comprensión o realización de esta consciencia infinita.
Es la verdad primera y última, porque no es producto del juicio que define algo por comparación como verdadero o falso.
La consciencia puede aparecer teñida por el deseo o la atracción del placer sensible y se transforma en experiencia de ese placer, experiencia que es quien la vela, la proyecta como condicionada, limitada y dividida. De la conciencia infinita, se producen millones de espejismos conocidos como universos objetivos que se multiplican sin término.
La consciencia en un solo instante abarca la extensión de los siglos y más diminuta y sutil que la punta de un cabello, penetra el universo entero.
No hace nada, se limita a imaginar el universo y a eso lo llamamos creación. Manteniéndolo en su totalidad, tampoco hace nada. Aunque no es substancial, penetra y reside en todas las substancias. El universo es su cuerpo, pero no tiene cuerpo. Es el eterno, el ahora, pero también es el antes y el después. A menudo, sonidos carentes de significado alguno cobran significado cuando se transmiten de unos individuos a otros como artificios convencionales. Todas las ideas sobre el ser y el no ser están basadas en la lógica, pero la infinita conciencia está más allá de toda verdad lógica como hemos dicho antes: es, incluso, lo que no es.
Produce las flores que perfuman y la nariz que huele su fragancia. Es capaz de producir las substancias del universo y los órganos sensibles que las detectan. La energía (shakti) de esa conciencia es capaz de crear lodo el universo y luego, con la idea contraria, reducirlo al estado de vacío.
Esta aparente creación no es más que una reflexión de la conciencia, que parece haber tomado cuerpo a lo largo del tiempo. La "trimurti" (Brahmá, Vishnu y Shiva) es la manifestación del poder cósmico o energía que decide lo que debe ser y lo que no debe ser. Pero la conciencia no crea nada en absoluto, es como una lámpara que ilumina una habitación en la que están ocurriendonos hechos que no la afectan.
Entre lo real y no real, qué adorar.
El supremo ser no tiene forma, pero presenta cinco aspectos esenciales: Voluntad, espacio, tiempo, orden causal y naturaleza cósmica inmanifestada.
Tiene incalculables poderes o potencialidades que reciben el nombre de: Shakti o Maya.
Entre las que sobresalen: el conocimiento, las fuerzas dinámicas, la acción y la no acción.
En esta creación estas fuerzas de la consciencia danzan al ritmo del tiempo. La más importante de ellas es el orden causal que ordena la manifestación de los fenómenos. Se conoce como acción, voluntad o querer. Es la potencia que ordena las características específicas de cada cosa, desde la más humilde hoja de hierba hasta al creador Brahmá
Este orden natural no está regido por ninguna emoción, pero no está libre de limitaciones; protagoniza esta danza dramática que conocemos como mundo objetivo. El Señor es el testigo silencioso y alerta de esta danza cósmica. El mismo es el orden causal y los acontecimientos.
Si el orden causal es la voluntad y Brahma es esa voluntad, será a través de la meditación el entrenamiento para unificarla con la voluntad del Jiva.
El Señor que merece la adoración constante de los santos, es venerado por los sabios como Shiva, Vishnu, etc..
Para adorarlo, uno debe abandonar la idea de cuerpo. El verdadero culto es la meditación
- Debemos adorar constantemente al señor de los tres mundos por medio de la meditación
- El señor no debe ser adorado con objetos materiales sino con nuestra propia consciencia.
- Puede ser alcanzado sin el menor esfuerzo y sólo puede ser adorado por la profunda comprensión o realización del ser.
Mientras realizamos cualquier cosa, debemos comprender y realizar nuestra naturaleza esencial como ciencia pura.
Escalas de meditación externa: La meditación es la ofrenda; el autoconocimiento alcanzado por la meditación es la flor que debe servimos como nueva ofrenda. El ser será alcanzado por la meditación. Si somos capaces de meditar en cualquier escala de tiempo, cada logro tendrá su propia recompensa. Meditar fijando la atención en el Ser interior, disuelve toda ignorancia.
Escalas de meditación interna: Ahora voy a describirte la adoración interior del ser, que es la más grande entre las más puras y consume la ignorancia de modo absoluto. Tiene que ser constante.
Adorarlo en todo lo que sucede impremeditadamente. Las acciones opuestas como tocar lo que tiene que ser tocado, abandona lo que tiene que ser abandonado. Sentados desde la corriente de la vida y de sus experiencias purificadas con el baño del autoconocimiento.
Está en todo. Reside en el hidrayam y también fuera del cuerpo. Es la inteligencia del cuerpo. Las diversas funciones y facultades del cuerpo le sirven a esta inteligencia. La mente presenta el conocimiento de los 3 mundos. Las dos energías fundamentales, la del conocimiento "jñána shakti" y la de la acción o "kriyá shakti", son las esposas del Señor. Los distintos aspectos del conocimiento son sus ornamentos. Los órganos de la acción o "karmendriya " son las puertas a través de las cuales el Señor entra y sale del mundo exterior. Es el infinito ser indivisible, que permanece eterno e infinito en el cuerpo
El que contempla de este modo es la misma ecuanimidad, pues su conducta es ecuánime, guiada por una visión justa. Ha alcanzado el estado de bondad natural y pureza interna y es hermoso en todos los aspectos de su ser, porque adora al Señor que es inteligencia que penetra su cuerpo por entero y lo envuelve.
Práctica continua, día y noche. Establecido en la ecuanimidad y la rectitud del esfuerzo. Todo debe ser ofrecido a él, lo placentero, lo doloroso, agradable, indeseable, prohibido, permitido.
A quien buscamos adorar: Al que es definido y a la vez no tiene definición, porque es puro, infinito, omnipresente, indivisible.
Él que es la realidad de todas las cosas, no hay división en el entre el experienciador, la experiencia y lo experienciado; el adorador, la adoración y lo adorado
Abandonando las nociones de ser esto o aquello, sin desear o rechazar, sin exaltarnos o deprimirnos, por la idea de grande o insignificante, adorarlo sin deseos ocultos, ni bajo el velo de lo bueno o malo.
Adorar el ser en ese espíritu (que se manifiesta, se expresa desde o bajo formas de de diferentes inteligencias), contemplado desde una visión ecuánime, en todo momento desde las más nobles cualidades del corazón
Paso a paso se va alcanzando la ignorancia sátvica capaz de reconocerlo como el no ser que va más allá de las percepciones de la mente y de los sentidos. Esta es la antesala de una conjunción que danza por la existencia existencia de cada una de las partes revelando el ser mismo: el conocimiento de las escrituras, la enseñanza del preceptor y el esfuerzo disciplinado del discípulo.
Permitirse vivir su experiencia fuera del control de lo que la mente considera debe aceptarse o rechazarse. Incluso, de la impaciencia por alcanzar la liberación, pues este deseo está dotado de la ignorancia sátvica
Naturaleza del ser
El verdadero significado de las palabras Brahmán solo es la consciencia pura.
Cuando los sentidos han dejado de funcionar y todos los conceptos de placer y dolor se han desvanecido, es el ser, Shiva. Cuando la consciencia pura da lugar al concepto individual, da origen al sentimiento del ego.
Este sentimiento produce los conceptos de espacio y tiempo. Dotado con la energía prana, se transforma en el "jiva" o individuo que duerme en la más espesa ignorancia. Esta mente que surge del sentimiento del ego y de las diferentes formas de la energía psíquica, se conoce como el cuerpo linga sharira.
Substancialidad de los objetos
Hay creaciones que surgen de las modificaciones de la conciencia infinita, que parecen tener una realidad objetiva mientras la mente está en estado de vigilia. Cuando comprende la verdad, resplandece el Señor. La aparente sustancialidad la ha producido por el concepto de sustancialidad u objetividad que nosotros experimentamos al producirse la percepción. Al producir ella misma la sustancialidad la consciencia los reconoce.
Cuando se investiga la naturaleza del samsara o universo objetivo, la percepción de la diversidad desaparece en el mismo instante en que se produce el autoconocimiento, que es la realización de Shiva.
Las limitaciones o condicionamientos mentales son un ilusorio no ser. Cuando expulsamos este espejismo, el sufrimiento, el sentimiento del ego la creación desaparece.
Los maestros enseñan solamente al hombre dotado de sabiduría, no al insensato que sólo cree en la realidad de este mundo aparente.
Practicando el culto al ser infinito, indiviso, aunque ocupado en las tareas comunes, se vive libre del sufrimiento.
Permanecer vigilante en la adoración del ser y la mente estará vacía de apegos, rechazos, preguntas, dudas, deseos
Lo que realizó meramente con mis órganos activos y una mente libre de apegos, no puede considerarse una acción. El placer derivado de las experiencias sensibles es pasajero. El placer depende del deseo.
Si con el paso del tiempo, alcanzas la experiencia del ser, no la conserves en tu mente como un recuerdo que pretendas revivir nuevamente, porque eso sería alimentar el sentimiento del ego.
Permitir que las esperanzas mueran, que las emociones desaparezcan, Permitir que la mente no se esclavice por la ignorancia. Si se conoce al ser no se sufre ninguna esclavitud.
Permanecer vigilante del autoconocimiento (Cuando el conocedor, el acto de conocer y lo conocido se hunden en el ser, el puro experienciar no sufre ninguna división de este tipo.)
Permaneciendo firmes en la corriente de la vida, despreocuparse de las experiencias sensibles y de lo que acontezca inesperadamente, se alcanzará un estado de pureza y ecuanimidad.
Por la detención del prána y las tendencias latentes puedes conseguir una mente libre de pensamientos.
El samsára surge y cesa a tenor de los movimientos del prána; deben contener los movimientos del prána con una práctica tenaz y decidida.
La acción que se esclaviza a sí misma, surge y cesa al compás de la ignorancia; sométela con ayuda de la autodisciplina y las enseñanzas del maestro.
Este mundo ilusorio ha nacido a causa del movimiento de los pensamientos en la mente. Cuando los pensamientos o el prana cesan, la mente se transforma en no-mente. Este estado no debe ser llamado la mente del conocedor de la verdad, es no-mente, puro satva. Después de vivir durante algún tiempo con esa no-mente, se alcanza el estado de turíyátita, más allá de turiya.
Sembrado por Claudia Hernandez (Encuentros noviembre 2020)
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