DESPERTAR DEL SUEÑO DE MAYA
YOGA VASISHTHA
LIBRO VI: NIRVÁNA KHANDA (parte I)
Apartados:
Unidad y diversidad de Brahmán
Sobre la naturaleza del cambio
Nueva explicación del órgano interno o antah karana
Sobre la percepción
Historia de Arjuna
Esencia de la Gitá
El mundo y la mente
Sobre la imaginaría creación y el sentimiento del ego
Historia de Jlvata
Reflexión iluminada de Rudra
La búsqueda del mendigo
Sobre el silencio, muna
La cesación del prana y la mente
Historia de Vítala, el vampiro
“Este es el destino del mendigo y de todos los seres vivientes: el ser que olvida su inseparabilidad del ser supremo, imagina que sus ideas son independientes de la conciencia y completamente reales y substanciales en sí mismas. Va de un sueño a otro hasta que abandona esta falsa idea de ser un cuerpo” (P. 392)
Vasishtha nos sigue hablando y recordando. Retoma ideas, nos las pone ahí como palabras y ejemplos diferentes, pero en su esencia, siguen deshilándose de la misma idea: cuando la mente se purifica, se contempla la verdad. Cuando percibimos la maya, lo irreal y nos situamos en lo real, nos adentramos al sendero de nuestra propia liberación.
Retomando algunas de sus palabras: “Como la obscuridad se despeja al amanecer, este mundo ilusorio se despeja cuando el sol de la conciencia infinita surge en el interior del corazón” (P. 173)
Sí, nos repite, nos lo muestra a lo largo de sus conversaciones, quizás con el deseo de que no se nos olviden, que se nos instalen en el ser, para incorporarlas en este hacer, en este movimiento que nos adentra el mundo de la conciencia. ¡Nos llama a despertar del sueño de la maya, y a vivir en un estado de completa observación y autoconocimiento, que nos orientan a la liberación!
Es así como nos invita a escucharlo. En el capítulo Sobre la naturaleza del cambio, nos hace énfasis sobre la impermanencia del Brahmán (de la conciencia) y lo mutable del sujeto/objeto, diferenciación que nos permite adentrarnos al despertar de la verdad. “En este Brahmán no hay un sujeto o un objeto de conciencia. Las cosas son lo que son al principio y vuelven a ser lo mismo al final. Aunque en el punto medio parecen ser algo diferente, eso se considera irreal” (p. 376)
Del diálogo surgió la siguiente reflexión: “Pensé lo que nos pasa a nosotros mismos, que creemos que vivimos una infancia, luego la adolescencia y la adultez, pero seguro siempre está en nosotros la inquietud por la vida, porque somos el mismo ser siempre”.
Idea que Vasishta retoma con mayor claridad en el capítulo Nueva explicación del órgano interno o antah karana, cuando nos habla sobre la devoción a la verdad para alcanzar el autoconocimiento: “La eterna e infinita conciencia está libre de modificaciones, pero cuando brota en ella la la noción del “yo soy”, ese pensamiento es conocido como jiva, que es el que vive en el cuerpo y lo mueve”. (p. 377)
Durante la conversación sobre estos capítulos, se nombró la película Matrix, para relacionar a lo que Vasishtha se refiere sobre la percepción, en la que habla sobre la matriz. “Todo lo que jiva concibe mientras está en la matriz, lo ve luego como existente”, y es ahí cuando recaemos en el ver el sueño (lo irreal) como nuestra propia realidad o verdad, ¡y seguimos en el viaje por el sámsara!
Vasishtha nos hace una analogía muy simple y reveladora, utilizando un objeto como una pulsera de oro:
“En una pulsera de oro hay dos cosas: la realidad que es el oro y la apariencia que es la forma de la pulsera. Igualmente, en el ser hay dos cosas: la conciencia y la noción de una sustancia material u objeto” (P. 378)
De esto resulta fundamental entender que lo que experimentamos, es un juego de la mente, y normalmente nos quedamos ahí, pero para ir más allá de esto habrá que preguntarnos cosas como ¿Qué es real y qué no es real? ¿Cómo un jiva en meditación empieza a crear diferentes estados de conciencia y vida? ¿Cómo se crea un mundo completo a partir de eso?
Para verlo con claridad, y encontrar las raíces de esta percepción alterada, Vasishtha nos trae la historia de Arjuna y Krishna en el capítulo Esencia del Guíita, y nos hace énfasis en el reconocimiento y la liberación de los vásánas que sea crean en nuestra mente y se expresan a partir del sentimiento del ego: “Deambulando sin cesar por el espacio, el jíva cuya naturaleza es el prána o fuerza vital, ve aquellas formas que imagina a partir de las vásanás o impresiones previas. Esas vásanás sólo pueden ser destruidas por un intenso esfuerzo de voluntad. No debemos abandonar este esfuerzo personal aunque las montañas se pulvericen en la disolución final. El cielo y el infierno no son más que la proyección de estas vásanás o impresiones latentes” (P. 383)
Ideas, prejuicios, historias y demás que permean nuestro ser y no lo dejan ser, con las que catalogamos y separamos el mundo, y desdibujamos la realidad. llevando a que el diálogo girara en torno a reflexiones como: “Por esas ideas y por esas tendencias mentales es que te creas las ideas de lo bueno y lo malo”, y “Entendemos que es un juego de la mente que nos lo está proyectando de una forma diferente. Si lo vemos así desde la realidad, tanto lo que nos gusta como lo que no (como los bichos o las personas con las que no sentimos tanta afinidad) nos liberaría de la angustia de muchas cosas de las que finalmente no tengo el control”
Ese despertar de la ilusión mental nos la aclara en la Historia de Jivata, en el que un mendigo se transforma en otros seres (Jívata, brahmána, rey, aveja, cisne y muchos más) hasta regresar a su esencia, a su verdadero ser: “Pero yo soy Rudra (Shiva) y eso he sido en los últimos cien ciclos de la creación, vagando por este mundo que no es más que una ilusión mental. En uno de estos ciclos raí Jívata, en otro brahmána, en otro rey, en otro un cisne. No dejo de dar vueltas en esta rueda de la mente encadenada al cuerpo” (P. 389)
Una historia que nos motivó a compartirnos esta reflexión: “Finalmente, después de todo el recorrido llega a la esencia misma. ¿Por qué no recordamos todas esas vivencias, que no haya un conocimiento pleno de lo que está viviendo? Estamos tan seducidos por esta forma de vida que no nos damos cuenta”.
Ahora, ¿cómo logró convertirse en todos ese seres que luego lo llevaron a su verdadera esencia que, finalmente, contenía a todo los demás? Vasishtha lo nombró como concentración unidireccional: “Por medio de una concentración unidireccional e intensa sobre una idea se puede alcanzar el fruto de esa idea y se puede llegar a ser un hombre ignorante o un hombre de conocimiento” (P. 391)
Idea que profundiza en el apartado Sobre el silencio, muña, en el que nos permite ver tanto el riguroso asceta (con el que no resuena con sus formas) y el sabio liberado: “El sabio liberado, en cambio, comprende que lo real es real y lo irreal es irreal, y haciendo uso del autoconocimiento, se comporta en este mundo como una persona ordinaria” (P. 395)
Sobre esta visión del sabio liberado, se nos hizo una invitación de verlo de la siguiente forma: “Es ir desenvolviéndose a la magia del ser, hasta llegar a la esencia inicial. Lo que entendemos es que uno ve y atrae lo que tiene adentro, entonces, de qué manera nuestra vida se va transformando en lo que somos adentro, en lo que somos”.
Así toda esa conversación con Vasishtha es una reafirmación del verdadero sentido de la liberación, entendiendo su trasfondo y también el camino que se nos abre para alcanzarla: “La liberación puede alcanzarse por mi práctica sincera e insistente, por la detención del movimiento del prána, o por la cesación de los pensamientos. Esa es la esencia de todas las escrituras que hablan de la liberación” (P. 396)
Sembrado por Alejandra Echavarría (Encuentros Noviembre 2020)
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