CAPÍTULO 8: LA SENDA AL ABSOLUTO IMPERECEDERO
En este capítulo, las preguntas de Arjuna van hacia lo místico: ¿Qué es eso que llaman el absoluto? ¿Qué es lo divino, lo supremo? Lo que está más allá. ¿Qué pasa cuando el yogui muere? ¿Cómo retornar hacia el absoluto?
Krishna, resuelve sus inquietudes explicando a Arjuna cuál es la técnica para acercarse al absoluto y la importancia de practicarla durante la vida, para que al momento de la muerte sea un proceso por defecto. Le explica cuál es el sendero de la liberación y el sendero del renacimiento.
El capítulo invita a tener sentido en todos los momentos de la vida, a vivir pequeñas y grandes muertes con la conciencia de lo Supremo, enfocado en Él, confiando en que la vida premia el esfuerzo personal, la disciplina y la voluntad. Nos invita a tener la decisión constante de conectarnos con las sutilezas y con todo como divino en la vida: devoción a las personas, la divinidad representada en todo lo que nos rodea.
Empieza definiendo las 3 dimensiones del cosmos:
Adybutha: butha = denso, lo físico
Adydayva: dayva = lo divino, la divinidad. Lo astral, fundamento de lo divino, Tiene el germen de lo supremo
Adyyajna: yajna= Lo causal, el origen de las cosas. Sacrificio, el fuego ceremonial. La causa central, es un sacrificio como la posibilidad de ofrendar algo, de salir de algo para aspirar a algo.
Todo origen parte de una acción y toda acción es sacrificio, es un karma. La muerte es la causa que permite el origen de la vida.
La experiencia del Yogui en el momento de la muerte:
“Alcanza al Supremo Señor resplandeciente, ¡oh Partha (Arjuna), aquel cuya mente, estabilizada por el yoga permanece inamovible con el pensamiento fijo en Él”
¿Quién alcanza el Supremo?
¿Quién las desarrolla?
¿Qué implica prepararse para morir para que la muerte sea realmente un camino para la liberación?
Enfrentarnos al momento de la muerte sin esa preparación, sucumbimos al YO, dejamos este plano en la lucha, lo que marcará nuestra siguiente existencia. Esa marcación sucede también en las pequeñas muertes, donde asumimos las consecuencias de nuestras reacciones, de actuar desde la falta de amor y de perder el enfoque y la posibilidad de haber mantenido la ecuanimidad asumiendo esa muerte sin resistirnos a ella.
Krishna le explica a Arjuna el proceso:
1. Cerrar las 9 puertas, los sentidos y los órganos de la acción.
Son puertas que nos permiten movernos en el mundo. Los sentidos abren el camino a la calificación, a la comparación y al juicio. Nuestros sentidos son puertas que se abren solas, es su función. Aprender a ser conscientes y no reaccionar, es tener la llave y usarlas cuando se necesita, no dejarlas que se abran a voluntad, lo que evidencia el mecanismo de la inercia de la vida.
2. Confinar la mente en el corazón.
Todas las tradiciones buscan la sintonía de los procesos neuronales de los diferentes órganos y sintonizarlas en el corazón. Eso recibe el nombre Coherencia Cardiaca. Confinar la mente en el corazón, es la facultad de desarrollar la concentración, en esas regiones, hay ciertos puntos que pueden considerarse místicos, pero que tienen una explicación desde lo orgánico que permiten que la conciencia se estabilice.
3. Fijar la fuerza vital en el trikuti, en el centro de la frente.
Tiene que ver con el proceso de direccionar la fuerza vital, al punto de conjunción, donde se unen los dos canales, así se cierran las puertas de los sentidos, propiciando el ascenso de la energía en el cuerpo, ese punto es el tercer ojo.
4. Establecerse en el OM.
En la resonancia del OM, en el vacío, en el silencio que está presente en el corazón.
Estos cutro elementos son a los que nos lleva toda la práctica de Yoga, de la Meditación Yóguica.
Todas las técnicas apuntan a esos cuatro elementos. Prácticas como la visualización, mantras, pranayamas, etc. son técnicas nos permiten acercarnos a este proceso.
¿Qué pasa con quienes no tienen esa preparación, que pasa al momento de morir?
¿No se liberan los que no meditan? ¿Los que no cantan mantras? ¿No se liberan los que no hacen ciertas prácticas?
Los ciclos de la creación cósmica
“Una y otra vez, ¡Oh, hijo de Pritha (Arjuna)! la misma multitud de hombres renace irremediablemente. Su serie de encarnaciones concluye con el advenimiento de la Noche y comienza con el nuevo amanecer del Día”.
Las yugas o eras, como las constelaciones en el universo, están regidas por los movimientos elípticos, en estos ciclos (Yugas), hay momentos en que la distancia del centro es mayor, más distantes de la luz, hay yugas en que estamos más cerca del sol central, hay más sensibilidad al espíritu, más posibilidad de despertar.
Los procesos en el cosmos en su ciclo constante de girar (expansión y contracción, “Día” y “Noche”) vuelven al origen, la evolución de la consciencia vuelve también al absoluto, vuelve conscientemente cuando el Ser ha desarrollado las cualidades ya descritas, ese proceso de camino a lo sutil, es el proceso de renacer para transitar por los reinos.
Es un circuito que está sucediendo siempre. Cada inhalación tiene una dimensión física que es hacia abajo y una dimensión energética que es hacia arriba, y cada exhalación tiene una dimensión física que es hacia arriba y una energética que es hacia abajo, está en función de los chacras de los nadhis.
Así como en las constelaciones, el cielo se divide en 12, el ser humano está dividido en 12: los 6 centros energéticos desde el ajna hacia abajo, el circuito energético se realiza en movimiento descendente en los 6 chacras por un lado y en movimiento ascendente por los 6 chacras por el otro.
Estos ciclos se repiten en el microcosmos y en lo macrocosmos, así como en el ser humano, una respiración es un ciclo ascendente y descendente, un año es un ciclo ascendente y descendente, una vida humana va en camino descendente cuando está en función de la materia o subiendo cuando va en camino al espíritu. Son 2 caminos el de la luz y las tinieblas, los que forman parte del ciclo.
¿Quién renace?
¿Quién se libera?
¿Qué implica desarrollar estos cuatro elementos?
Sembrado por Claudia Lopez y Esteban Augusto (Encuentros abril 2021)
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