CAPÍTULO 7: YOGA DEL JÑANA Y EL VIJÑANA
“Ante todo debes saber que yo tengo dos aspectos, uno inferior y otro superior. Mi inferior es el reino de la naturaleza [prakriti] que, según la antigua sabiduría, se compone de ocho elementos básicos: la tierra, el agua, el aire, el fuego, el éter o espacio, la mente, el intelecto o mente superior [buddhi] y el ego”.
Ahora la conversación entre Arjuna y Krishna, que simbólicamente representan la alegoría del diálogo interno del ser humano, nos presentan los dos aspectos de la divinidad: Prakriti y Purusha o Jiva.
Prakriti, entendida como la manifestación de la naturaleza, está compuesta por los elementos y las gunas, que son sus estados.
“Toda la naturaleza, Arjuna, consta de tres cualidades [gunas]. La primera es la perfección [sattva], la segunda es la pasión activa [rajas], la tercera es la oscuridad, la indolencia, la inercia [tamas].
Estas tres gunas, pueden compararse con los tres colores primarios (amarillo, azul y rojo), que permiten crear diversas combinaciones o matices, así como es el ser en sí mismo: diverso.
En este sentido, todo en la naturaleza tiene una escala de los colores, todo lo que vemos es una combinación de cierta cantidad de estos. Ahora, todas estas mezclas y visiones se desprenden de una sola fuente: la luz blanca, que para esa analogía sería el Jiva.
Esta analogía funciona para aclarar y dar entendimiento a la distinción entre Prakriti y el Jiva, que es otro de los conceptos que se nos aclara en este relato.
En medio de esta gran variedad de colores, de formas en la naturaleza y diversidad en el ser humano, hay un algo que atestigua todo, y es el Jiva. Es el gran Ser, o el Atma. Es aquello que es inmutable, que está más allá de los elementos, la mente sensitiva, del sujeto o de la idea del que cree que percibe.
Hay algo que es autoconsciente, y este es el Jiva. Es otra manifestación más del absoluto, de lo infinito, y en su interior está la estructura finita, Prakriti.
Al comprender estas dos distinciones, logramos profundizar en otros conceptos que nos brindan los cimientos hacia el entendimiento del llegar a la consciencia: maya (ilusión) y la impermanencia.
“Quienes son incapaces de ver más allá del velo no pueden discriminar lo Real de lo no Real. Ajenos a la Realidad de su propia naturaleza superior, se sumergen en su naturaleza inferior y cometen malas acciones, las que los apartan de la Divinidad. Como no distinguen lo sagrado de lo que no lo es, no pueden ser devotos de Mí, de la Divinidad”
Vivimos bajo la ilusión de la naturaleza, por lo tanto, el llamado es a traspasar esa barrera y recordarnos lo que somos, el llamado al camino del retorno. Hay formas finitas de lo divino, la apuesta es volver a lo infinito. Las gunas, como el concepto que sustenta Prakriti, permiten la naturaleza del cambio, que nos hablan de la polaridad y su balanceo constante.
Maya puede entenderse como ilusión o como proyección (algo que se proyecta de). Esta proyección tiene un origen, es decir, se proyecta desde algo. Lo que nos permite ver que todo lo que hay en la naturaleza es una proyección del espíritu, es decir, todo lo que hay es una proyección de la misma naturaleza.
De esta forma, la impermanencia, entendida como todo lo que cambia y se transforma o que aparece y desaparece, nos habla de un proceso de transformación. La idea que tenemos de nosotros mismos, nuestras estructuras de pensamiento, nuestras células y tejidos, todo esto que está en nuestro interior, así como lo que vemos en el interior, cambia, se transmuta. Ahora, ¿qué es lo que aparece y no desaparece? Es Jiva, el ser.
Al llevar el entendimiento a la diferenciación entre estos dos aspectos: Prakriti y Purusha o Jiva, nos damos cuenta que todo está vivo, que lo Supremo está en todo.
“¿Por qué, te preguntarás, la gente no comprende esta verdad profunda? Porque desde que nace es llevada a creer que el mundo que la rodea es “real”. Olvida su unidad con lo Divino y cae en atracciones y rechazos que dan origen a toda suerte de deseos, apegos y aversiones. (…) En cambio, quienes purifican sus actos dedicándolos a la Divinidad, son cada vez menos influidos por su hábitos y deseos. Paso a paso, superan su ser inferior y me adoran a Mí, el Uno inseparable”
Sembrado por Alejandra Echavarría y Esteban Augusto (Encuentros Abril 2021)
0 comentarios