LA MENTE COMO CRISTAL
Nuestra mente es como un gran cristal, a través de ella podemos ver todo lo que sucede, tanto interna como externamente.
Ese cristal de la mente cuenta con dos propiedades fundamentales, una de ellas es la que nos permite enfocarnos para ver la profundidad de las cosas, ahí es cuando el cristal se vuelve lupa que nos permite inteligir y discernir. Usualmente empleamos la lupa para centrarnos en los detalles de todo lo que nos sucede en el mundo del afuera, pero pocas veces empleamos ese potencial para observar nuestros mundos internos.
La otra propiedad es cuando el cristal nos permite asumir las características de lo que nos rodea, y ahí es cuando el cristal se vuelve espejo por su capacidad de reflejar y con ello podemos analizar a fondo todo aquello con lo que nos relacionamos. Lo que pasa es que cada vez que nos encontramos con otro ser, ambas propiedades reflectivas se conjugan, y a veces no estamos muy a gusto con lo que vemos, desconociendo que eso que vemos no es más que un reflejo de lo que nosotros mismos llevamos adentro.
Si queremos desarrollar un verdadero autoconocimiento toca emplear ambas propiedades, por un lado agudizar la lupa, mediante la meditación, para desarrollar la capacidad de aprender de lo más profundo de nuestros mundos internos, y por el otro lado es aclarar el espejo, para estar muy atentos a aprender de todo lo que vemos en todos los vínculos que creamos.
Pero ese cristal también tiene la propiedad de distorsionar lo que vemos, y esas distorsiones son fruto de la condensación de nuestras propias creencias e ideologías que nos llevan a mirar las cosas como queremos que sean, y no propiamente de la forma tal cual son.
Así que aquel que se dedica cultivar su propia humanidad, debe emprender la labor de pulir ese gran cristal, para despojarlo de todo aquello que distorsiona la visión, y utiliza la meditación como una gran lupa, y cada relación como un gran espejo para pulir el cristal y permitir que a través de él se pueda recibir la gran luz de la sabiduría de la Vida.
Sembrado por Esteban Augusto (Agosto 2021)
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