LA CONSCIENCIA DE RESPIRAR

by - marzo 09, 2022




La consciencia de la respiración es un acto que olvidamos tal vez porque muchas veces damos por sentado que, como sistema que es nuestro cuerpo, siempre está funcionando. Sin embargo, ¿cómo es ese respirar que tenemos en nuestra cotidianidad?, ¿logramos observar nuestra respiración en momentos donde nuestras emociones se encuentran alteradas por una situación externa a nosotros?, ¿nos percatamos de que en momentos de tensión o ausencia dejamos salir un suspiro para sacar nuestro estrés y liberar nuestro cuerpo?


Las preguntas planteadas son solo excusas para pensarnos y, aún más, para sentir la importancia de la respiración con la cual llegamos al mundo a través de una inhalación, y nos iremos de este entorno tangible con nuestro último aliento, que posiblemente sea a través de un suspiro profundo. El yogui Ramacharaka menciona que “La vida depende absolutamente de la respiración: El aliento es vida (…) Respirar es vivir, y sin aliento no hay vida”.


Ese primer aliento de vida que tenemos al nacer es nuestra primera adaptación al mundo de forma inmediata. Tal vez porque es durante ese proceso de parto donde vivimos nuestra primera situación de estrés para expulsar por la boca el líquido amniótico y tomar nuestra primera respiración en un ambiente diferente al experimentado en el vientre materno.


Este nivel de estrés que saboreamos en el nacimiento nos permite la liberación del cortisol, y con ello la posibilidad de responder ante situaciones desconocidas, y en este caso esta respuesta hormonal estimula la maduración de los pulmones. Por tanto, se podría decir que tenemos un afrontamiento positivo del estrés para restaurar nuestra homeostasis (equilibrio) y con el tiempo, desde nuestros cerebros (reptílico, límbico y neocortex), vamos activando esta hormona durante la vida ante situaciones que percibimos como amenaza para actuar, pero dependiendo de la situación que cada uno experimente puede generarse un estrés que nos impulse a responder ante situaciones específicas (estrés positivo) o un estrés de naturaleza crónica que nos bloquee (estrés negativo).


Ante situaciones que aumenten nuestro estrés de manera crónica, ya sea por ambientes conflictivos de aquellos entornos tangibles, como nuestro territorio, hogar o trabajo, y/o por situaciones emocionales que cargamos desde la infancia y arraigamos como creencias, esquemas y estructuras incorporadas en nuestro inconsciente, esa generación de energía extra para responder que proviene del estrés, termina siendo un desgaste innecesario, y debido a ese déficit de energía fruto de estrés crónico no logramos gestionar de manera adecuada el agotamiento, la tristeza y la ira, y demás respuestas emocionales que podrían conllevar a enfermedades físicas y psicológicas.


Muchas veces no sabemos cómo lidiar con dichas situaciones de estrés que nos conducen a actos dañinos. Sin embargo, es necesario sentir nuestras emociones, nuestro cuerpo y nuestros pensamientos, y no solo quedarnos en ello, sino que a través de ese caos que enfrentamos, y en el que a veces nos enfrascamos, podamos desarrollar la voluntad o Ichinen (determinación) para realizar actividades que nos permitan calmar y bajar esos niveles de cortisol que se producen en el cuerpo. Entre esas acciones se encuentran las técnicas de respiración y la meditación, que nos permiten transformar nuestro ser para recorrer del estado burdo a un estado Divino.


A medida que vamos creciendo y avanzando en nuestro proceso, podemos mover nuestro Prana, es decir nuestra energía vital o fuerza de vida, apoyándonos en nuestra respiración, para así cultivar de forma consciente nuestro despertar y nacer (Puraka-Inhalación), desarrollar la creatividad y homeostasis (Kumbhaka-Retención), y percibir nuestra calma y muerte (Rechaka-Exhalación).


Respirar es entonces un intercambio energético que obedece naturalmente a las fases de recibir, digerir, distribuir, expresar y eliminar, pero que también se puede entrenar de forma tal que podemos movilizar la energía de manera voluntaria. Por eso, entre más consciencia hagamos de nuestros actos, más lograremos que circule fluidamente esa función vital para no acumular basura interna, es decir, vrittis, que usualmente son el ruido mental generado por apegos a nuestras experiencias pasadas.


Durante el camino del cultivo y de la transformación de la energía vital, en el kriya yoga se señala que “La persona puede percibir que el cuerpo invisible es el verdadero regente del cuerpo visible. Las fuerzas psicológicas son la fuerza del alma el “yo” invisible real (Purusha) y las fuerzas fisiológicas son la fuerza del “yo” visible e irreal (Prakirtti)”.


De ahí la importancia de volver a nuestro primer aliento para renacer en cada Puraka, equilibrarnos en cada Kumbaka y limpiarnos en cada Rechaka. Considero que en esa transformación y decodificación que vamos haciendo de nuestros vrittis cuando nos sintonizamos con el fluir energético de nuestra respiración nos puede llevar a preguntarnos ¿Dónde estamos enfocando nuestro campo energético, en la supervivencia, en la emoción o en la creatividad? ¿Al tomar nuestras decisiones desde dónde estamos eligiendo sembrar las nuevas semillas kármicas? 


Aunque estemos moviéndonos desde los diferentes cerebros y aunque en momentos donde sintamos estrés o miedo queramos huir para no afrontar situaciones que nos puedan generar dolor, siempre podremos volver a nuestro respirar para actuar desde nuestro Ser Divino que, en últimas, es la esencia de todo ser humano.


Sembrado por Adriana Millan y Esteban Augusto (Fruto de curso de profundización en pranayamas, Diciembre 2021)

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